El verdugo
1963 

8,2
42.718
Comedia
José Luis, el empleado de una funeraria, proyecta emigrar a Alemania para convertirse en un buen mecánico. Su novia es hija de Amadeo, un verdugo profesional. Cuando éste los sorprende en la intimidad, los obliga a casarse. Ante la acuciante falta de medios económicos de los recién casados, Amadeo, que está a punto de jubilarse, trata de persuadir a José Luis para que solicite la plaza que él va a dejar vacante, lo que le daría derecho ... [+]
8 de abril de 2016
8 de abril de 2016
16 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arranque es potente, no podemos por menos que acomodarnos en el asiento, todo apunta a que veremos algo grande hoy. Pero una vez se cierran las puertas de la cárcel, el tono cae en picado y no remonta en todo el metraje, lo que parecía iba a ser un drama de altura, queda reducido a comedieta mediocre, costumbrista y plana. Y peor que otras tantas de la época, porque los personajes ni siquiera resultan agradables, (¿por qué se gritan malhumorados todo el tiempo?), aunque los actores logran sacar de ellos lo que no hay, y resuelven la papeleta aportando luz y carisma. Al final, la escena en la que atraviesan el patio quiere recuperar el tono, pero sabe a poco y es ya tarde, el poder de esa imagen clavada en el patio, el sombrero caído, la puerta que se cierra, no basta para remontar lo que ya es un fiasco consumado. A buenas horas, mangas verdes.
Aquí no hay ni alegato contra la pena de muerte, ni crítica al régimen franquista, ni salto sobre la censura, ni humor negro ni ácido, ni mordiente dulce, salá, ni nada de nada. Que una cosa es lo que queremos ver, o lo que nos cuentan que vemos, y otra bien distinta lo que realmente vemos. Es una comedia de enredos con los típicos personajes del cine español de los sesenta, lo mismo le podrían haber hecho verdugo a José Luis que pescador en alta mar, y de igual modo habría reaccionado, y la misma reflexión y el mismo fondo tendría la película: osea, ninguno. Es más, yo que soy firmemente contraria a la pena de muerte, y como diría Victor Hugo, es si acaso una de las pocas convicciones que he mantenido siempre, veo en “El verdugo” una banalización de la misma, que si bien no me ha resultado ofensiva, sí me ha incomodado en algunos momentos.
Las pajas mentales del personal con Berlanga, su verdugo, y este pretendido ejercicio de análisis social y político, sólo se pueden explicar desde la histeria colectiva antifranquista de nuestros días (y creciendo, como sigan así, terminarán ganando la guerra en 2039), y por la obsesión por los señores censores de la dictadura reunidos en oscuros sótanos con el lápiz rojo. Es lógico que la fina y sutil censura de hoy, alimente el recuerdo de aquella burda, paleta e inepta del pasado. Mientras levitamos admirando aquella supuesta valentía y aquellos supuestos elevados alegatos, no los buscamos en el presente, no sea que, como entonces, no los encontremos y nos dé por pensar.
Aquí no hay ni alegato contra la pena de muerte, ni crítica al régimen franquista, ni salto sobre la censura, ni humor negro ni ácido, ni mordiente dulce, salá, ni nada de nada. Que una cosa es lo que queremos ver, o lo que nos cuentan que vemos, y otra bien distinta lo que realmente vemos. Es una comedia de enredos con los típicos personajes del cine español de los sesenta, lo mismo le podrían haber hecho verdugo a José Luis que pescador en alta mar, y de igual modo habría reaccionado, y la misma reflexión y el mismo fondo tendría la película: osea, ninguno. Es más, yo que soy firmemente contraria a la pena de muerte, y como diría Victor Hugo, es si acaso una de las pocas convicciones que he mantenido siempre, veo en “El verdugo” una banalización de la misma, que si bien no me ha resultado ofensiva, sí me ha incomodado en algunos momentos.
Las pajas mentales del personal con Berlanga, su verdugo, y este pretendido ejercicio de análisis social y político, sólo se pueden explicar desde la histeria colectiva antifranquista de nuestros días (y creciendo, como sigan así, terminarán ganando la guerra en 2039), y por la obsesión por los señores censores de la dictadura reunidos en oscuros sótanos con el lápiz rojo. Es lógico que la fina y sutil censura de hoy, alimente el recuerdo de aquella burda, paleta e inepta del pasado. Mientras levitamos admirando aquella supuesta valentía y aquellos supuestos elevados alegatos, no los buscamos en el presente, no sea que, como entonces, no los encontremos y nos dé por pensar.
13 de mayo de 2013
13 de mayo de 2013
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Visto otro de esos para muchos grandes clásicos e incluso catalogada como una de las mejores películas españolas de todos los tiempos, pese a sonar impopular, no me queda otra que decir que he visionado un film correcto, ameno y fácil de digerir pero poco más. Me pasa como con otras películas de la época del franquismo, alabadas por su ingenio a la hora de esquivar la censura (cualidad que le reconozco aunque los censuradores sin saber exactamente por qué parámetros se regían, debían ser bastante tontos), reflejo satírico de una época de nuestro país pero que no le encuentro mayores cualidades para que esté en el pedestal que todos la sitúan.
Aparte de la anterior cualidad mencionada, se le reconoce el arte de tratar un tema tan serio y complicado en el tono que lo hace y más en aquel entonces. Pero de nuevo nos ha tocado hablar en pasado para decir algo positivo. No se si es mi falta de entusiasmo por no haber vivido aquella época, porque se queda muy light en la era de que lo políticamente correcto desapareció y el humor es negrísimo en muchas ocasiones sin despeinarse o por qué. Aparte siendo una presunta comedia no hace reir y en las situaciones más dramáticas no convence porque lleva toda la película con un tono distendido que te aparta de lo serio que es realmente el tema. Tampoco veo todos esos matices, reflexiones y crítica profunda de la que presumen películas como esta, quedándose de nuevo en un tono bastante light.
Aún (reitero) entendiendo el enmarque temporal, no va más allá de una obra curiosa de la época aunque no descarto que igual no haya captado toda su profundidad que la convierte en obra maestra para muchos, aunque leyendo constantes comentarios que más que diseccionar sus virtudes se limitan con tono nostálgico a alabar a su director, protagonista y que todo lo que hacían era para besarles los pies antes siquiera de haber visto la cinta, me reafirma en mis sensaciones.
Pese a lo anteriormente dicho, eso no quiere decir que no valore tanto la dirección de Berlanga como la actuación de José Isbert entre otros, en un reparto repleto de caras conocidas de nuestro cine, de las que por desgracia pocas o ningunas deben quedar ya vivas.
Nota: 5'6
Aparte de la anterior cualidad mencionada, se le reconoce el arte de tratar un tema tan serio y complicado en el tono que lo hace y más en aquel entonces. Pero de nuevo nos ha tocado hablar en pasado para decir algo positivo. No se si es mi falta de entusiasmo por no haber vivido aquella época, porque se queda muy light en la era de que lo políticamente correcto desapareció y el humor es negrísimo en muchas ocasiones sin despeinarse o por qué. Aparte siendo una presunta comedia no hace reir y en las situaciones más dramáticas no convence porque lleva toda la película con un tono distendido que te aparta de lo serio que es realmente el tema. Tampoco veo todos esos matices, reflexiones y crítica profunda de la que presumen películas como esta, quedándose de nuevo en un tono bastante light.
Aún (reitero) entendiendo el enmarque temporal, no va más allá de una obra curiosa de la época aunque no descarto que igual no haya captado toda su profundidad que la convierte en obra maestra para muchos, aunque leyendo constantes comentarios que más que diseccionar sus virtudes se limitan con tono nostálgico a alabar a su director, protagonista y que todo lo que hacían era para besarles los pies antes siquiera de haber visto la cinta, me reafirma en mis sensaciones.
Pese a lo anteriormente dicho, eso no quiere decir que no valore tanto la dirección de Berlanga como la actuación de José Isbert entre otros, en un reparto repleto de caras conocidas de nuestro cine, de las que por desgracia pocas o ningunas deben quedar ya vivas.
Nota: 5'6
3 de septiembre de 2008
3 de septiembre de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Berlanga sigue con sus trece. No da tregua. Un funerario (trabajo ya de por sí, triste) acepta heredar de su suegro la labor de verdugo aunque no acabará muy convencido de ello. Se casa, consigue piso y, tal vez, algo más de sueldo, pero la Muerte sigue allí presente adonde va. Ácida y aguda crítica contra el franquismo y a la vez muestra un retrato del país diferente a este. A fin de subrayar el contraste entre lo decrépito que puede resultar a ser llevar una ejecución como irse de vacaciones a Palma, rodeado de turistas alemanes.
Elaborada con rigor y sátira, muy propio de su director. Siempre dispuesto a dar con la diana en un momento aparentemente apacible en el país y con la Democracia todavía muy lejos. Berlanga se ensaña una vez más. Y Rafael Azcona colaboró en el guión para acabar de rematar lo que ya es un clásico.
Elaborada con rigor y sátira, muy propio de su director. Siempre dispuesto a dar con la diana en un momento aparentemente apacible en el país y con la Democracia todavía muy lejos. Berlanga se ensaña una vez más. Y Rafael Azcona colaboró en el guión para acabar de rematar lo que ya es un clásico.
21 de abril de 2009
21 de abril de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No paro de recomendarla, así que la gente de mi alrededor debe estar un poco harta de oírme hablar de "El verdugo".
Pero es que creo que es una película necesaria, el mejor reflejo de esa sociedad oscura, esperpéntica y absurda que fue la España de los años 60.
Además, estamos hablando de un guión sublime, y de dos maestros como Berlanga y Azcona. Debería ser una película de obligado visionado para cualquiera, porque el modo de tratar el tema de la pena de muerte, de miserabilizarla, es tan brillante, que cuando termina la película uno tiene la sensación de que algo ha cambiado ahí dentro.
Pero es que creo que es una película necesaria, el mejor reflejo de esa sociedad oscura, esperpéntica y absurda que fue la España de los años 60.
Además, estamos hablando de un guión sublime, y de dos maestros como Berlanga y Azcona. Debería ser una película de obligado visionado para cualquiera, porque el modo de tratar el tema de la pena de muerte, de miserabilizarla, es tan brillante, que cuando termina la película uno tiene la sensación de que algo ha cambiado ahí dentro.
14 de octubre de 2010
14 de octubre de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El verdugo es un plato de buen gusto relleno de excelentes interpretaciones, diálogos inteligentes y mordazes, y una técnica acorde con lo demás.
La visión de Berlanga(director y guionista) como de Rafael Azcona(guionista) sobre la pena de muerte es fantástica. Revestida de continuos gags y frases ingeniosas, sobre todo por parte de los dos protagonistas absolutos Nino Manfredi y José Isbert.
Considero "El Verdugo" una excelente parodia. Una patética obra maestra que se atreve a satirizar sobre uno de los temas más polémicos desde que el mundo es mundo.
La visión de Berlanga(director y guionista) como de Rafael Azcona(guionista) sobre la pena de muerte es fantástica. Revestida de continuos gags y frases ingeniosas, sobre todo por parte de los dos protagonistas absolutos Nino Manfredi y José Isbert.
Considero "El Verdugo" una excelente parodia. Una patética obra maestra que se atreve a satirizar sobre uno de los temas más polémicos desde que el mundo es mundo.
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