El último tango en París
1972 

6,8
17.537
Drama. Romance
Una mañana de invierno un maduro norteamericano y una joven muchacha parisina se encuentran casualmente mientras visitan un piso de alquiler en París. La pasión se apodera de ellos y mantienen relaciones sexuales en el piso vacío. Cuando abandonan el edificio, ambos se ponen de acuerdo para volver a encontrarse allí, en soledad, sin preguntarse ni siquiera sus nombres. (FILMAFFINITY)
30 de agosto de 2020
30 de agosto de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como yo entiendo El último tango en París en palabras de millenial.
La búsqueda eterna del amor.... se dice que hoy en día nadie se esfuerza en conocerse, nos quejamos todo el rato y echamos la culpa a la superficialidad de las aplicaciones, un sistema primitivo para conocer a alguien pero que la mayoría usamos con esperanza, siempre con esperanza de enamorarnos.... al fin y al cabo Disney hizo su magia hace años y queremos vivir felices y comer perdices.
La búsqueda eterna del amor.... se dice que hoy en día nadie se esfuerza en conocerse, nos quejamos todo el rato y echamos la culpa a la superficialidad de las aplicaciones, un sistema primitivo para conocer a alguien pero que la mayoría usamos con esperanza, siempre con esperanza de enamorarnos.... al fin y al cabo Disney hizo su magia hace años y queremos vivir felices y comer perdices.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un apartamento, cutre, vacío, mediocre, dos extraños que no se permiten conocerse, Marlon Brando porque considera que su vida es demasiado tortuosa como para hacerlo, y María Scheneider, que cree que todo es un juego romántico e intrigante del que escapar de una vida de rutina llena de convencionalismos como: chica conoce a chico, se enamoran, se casan y tienen hijos. Es extraño como se siente atraída por la personalidad oscura de este hombre, que en ningún momento le muestra ningún interés más que plenamente sexual, con escenas grotescas consideradas incluso, como violación , y sin embargo, ella regresa una y otra vez,” me asustas” dice, y sin embargo ella espera algo de esto, espera que este misterioso hombre le cuente algo real de su vida, como su nombre.
Pero.... que pasa cuando de repente salimos de este apartamento?
Que nos ofrece la vida real? la vida real en la que hay que actuar con convencionalismos, según las normas establecidas... Aquí ya no hay hueco para las locuras que tanta ilusión hacían antes, aquí no hay cavidad para un hombre mayor, viejo, viudo, sin dinero, que ahora ya tiene identidad, el está enamorado si.... pero eso que importa aquí?
“No lo conocía de nada, me siguió hasta casa, era un violador, un pervertido, no lo conocía de nada, quería hacerme daño, era un violador...”
Pero.... que pasa cuando de repente salimos de este apartamento?
Que nos ofrece la vida real? la vida real en la que hay que actuar con convencionalismos, según las normas establecidas... Aquí ya no hay hueco para las locuras que tanta ilusión hacían antes, aquí no hay cavidad para un hombre mayor, viejo, viudo, sin dinero, que ahora ya tiene identidad, el está enamorado si.... pero eso que importa aquí?
“No lo conocía de nada, me siguió hasta casa, era un violador, un pervertido, no lo conocía de nada, quería hacerme daño, era un violador...”
22 de junio de 2017
22 de junio de 2017
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que vi esta pelicula fue cuando se estrenó en España tras la muerte de Franco. Y la verdad me pareció un tostón sin paliativos. Pesada, con un ritmo inaguantable, con unas escenas de sexo en las que no se veia casi nada (y reconozco que en aquellos años muchos ibamos al cine a ver "eso"), con un Marlon Brando insoportable (como casi siempre)...
40 años después he vuelto a verla, pensando que quizás aquellos recuerdos que tenía habrían cambiado con el tiempo... Pero no, al contrario, sigo sin ver donde esta la "gracia" de esta película. Una situacion rocambolesca, una interpretacion sobreactuada, la de Brando porque "la Schneider" ni actua. Un ritmo casino que hace que te den ganas de dormir...
Me reafirmo: UN TOSTÓN
40 años después he vuelto a verla, pensando que quizás aquellos recuerdos que tenía habrían cambiado con el tiempo... Pero no, al contrario, sigo sin ver donde esta la "gracia" de esta película. Una situacion rocambolesca, una interpretacion sobreactuada, la de Brando porque "la Schneider" ni actua. Un ritmo casino que hace que te den ganas de dormir...
Me reafirmo: UN TOSTÓN
22 de febrero de 2009
22 de febrero de 2009
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto esta película 25 años después de su estreno, sin el peso de la dictadura y de los tabúes, y claro, no me ha sorprendido nada de lo que he visto. He de destacar con gran admiración, el diálogo de Marlon Brando con su esposa, escena, para mi, memorable y admirable.
23 de septiembre de 2013
23 de septiembre de 2013
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el mejor actor de todos los tiempos. Y en este film la rompe, actuando de un modo extraordinario, casi a la par de su papel en El Padrino. Es notable la naturalidad y espontaneidad con la que Marlon se desenvuelve en el film, caracterizando a Paul. La actuación de María Schneider está bien, pero lógicamente a la película se la devora Marlon. Su presencia solamente es fundamento más que suficiente para garantizar una muy buena obra. Y esta no es la excepción.
La escena donde Brando le habla a su difunta esposa es colosal, digna sólo de su magistral talento.
Realmente es un film nostálgico, es cierto, con un tinte de tristeza y melancolía, pero el genial Brando la lleva a un plano de grandeza pura. Grande Brando. El último gran papel en la vida del más grande de la historia.
La escena donde Brando le habla a su difunta esposa es colosal, digna sólo de su magistral talento.
Realmente es un film nostálgico, es cierto, con un tinte de tristeza y melancolía, pero el genial Brando la lleva a un plano de grandeza pura. Grande Brando. El último gran papel en la vida del más grande de la historia.
24 de julio de 2015
24 de julio de 2015
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que puede verse en “EL ÚLTIMO TANGO EN PARÍS”, es de esa suerte de historias que me producen absoluto desconcierto. Lo de menos en ella, es el escándalo que levantó esa hipócrita iglesia en la que, decenas de curas de parroquia “encerraban” a los pequeños acólitos en las sacristías para desfogar su libido… A los alumnos en los seminarios, quienes hacían de instructores, les cambiaban a Dios por Baco… Y otro tanto ligaba con las “buenas” vecinas y con las monjas en los conventos, para probarles que, ellos, eran muy hombres. ¡Toda una orgía en nombre de Dios y del celibato!
Creo que, para directores como Godard, Malle, Fellini… y Bertolucci, “escandalizar”, era sobre todo una disposición a confrontar la hipocresía de los detentores del poder, cuya moral era de puertas pa’fuera, mientras que entre las cuatro paredes a diario ejercían como verdaderos demonios. Si se mira objetivamente las escenas “eróticas” de “EL ÚLTIMO TANGO EN PARÍS”, no se ve más que sugerencias a las que cada espectador debe añadir su propio nivel de morbo. Pero, aún con sus atractivos pechos, Maria Schneider es lo menos parecido a una mujer sensual, y el gran Marlon Brando, se mofa de los moralistas simulando acciones “pecaminosas” que deben de haberle resultado la mar de aburridas.
Lo que interesa también aquí, ya que el filme fue realizado por un director de gran cultura y con un amplio bagaje artístico, son las relaciones humanas entre dos seres antagónicos que, llevados por su soledad y sus vacíos afectivos, el acceso a un espacio impune, los lleva a desfogar su libido para calmar, Paul, su rabia contra sí mismo y su frustración tras el suicidio de su esposa quien tenía un amante, y Jeanne, la vacuidad existencial, no obstante que tiene un novio que juega a cineasta con lo autobiográfico y la improvisación de La Nouvelle Vague. Éste, un claro juego sarcástico que sin duda apunta a Truffaut, al usar como intérprete a Jean-Pierre Léaud.
A diferencia, el filme de Bertolucci luce cuidado en cada imagen; la atmósfera intimista y sórdida está perfectamente lograda; los encuadres transmiten eficaces sensaciones de turbamiento, angustia y soledad; y Brando se conecta con su personaje hasta lograr transmitirnos su desesperación y su desencanto con la vida. Pero, al preservarse esta situación como eje de la historia y sin esperanza alguna, lleva a que dicha conexión no dure lo suficiente y las improcedencias de Paul, terminen por resultarnos molestas y abominables… Así, el desenlace termina por parecernos más que ajustado a los requerimientos de la vida, aunque haya algo que nos dice que no debía ser así.
En fin, que se sale con el alma en el piso de esta película, pero Bertolucci ha logrado que percibamos la enorme complejidad que posee cada ser humano... y esto tiene su significado. A propósito, tiene alguien una clara idea de ¿por qué se suicidó Rosa?
Mención de aplauso para la notable banda sonora de Gato Barbieri, con cuya música en general, y una copa de vino, he pasado de maravilla unas cuantas noches.
Creo que, para directores como Godard, Malle, Fellini… y Bertolucci, “escandalizar”, era sobre todo una disposición a confrontar la hipocresía de los detentores del poder, cuya moral era de puertas pa’fuera, mientras que entre las cuatro paredes a diario ejercían como verdaderos demonios. Si se mira objetivamente las escenas “eróticas” de “EL ÚLTIMO TANGO EN PARÍS”, no se ve más que sugerencias a las que cada espectador debe añadir su propio nivel de morbo. Pero, aún con sus atractivos pechos, Maria Schneider es lo menos parecido a una mujer sensual, y el gran Marlon Brando, se mofa de los moralistas simulando acciones “pecaminosas” que deben de haberle resultado la mar de aburridas.
Lo que interesa también aquí, ya que el filme fue realizado por un director de gran cultura y con un amplio bagaje artístico, son las relaciones humanas entre dos seres antagónicos que, llevados por su soledad y sus vacíos afectivos, el acceso a un espacio impune, los lleva a desfogar su libido para calmar, Paul, su rabia contra sí mismo y su frustración tras el suicidio de su esposa quien tenía un amante, y Jeanne, la vacuidad existencial, no obstante que tiene un novio que juega a cineasta con lo autobiográfico y la improvisación de La Nouvelle Vague. Éste, un claro juego sarcástico que sin duda apunta a Truffaut, al usar como intérprete a Jean-Pierre Léaud.
A diferencia, el filme de Bertolucci luce cuidado en cada imagen; la atmósfera intimista y sórdida está perfectamente lograda; los encuadres transmiten eficaces sensaciones de turbamiento, angustia y soledad; y Brando se conecta con su personaje hasta lograr transmitirnos su desesperación y su desencanto con la vida. Pero, al preservarse esta situación como eje de la historia y sin esperanza alguna, lleva a que dicha conexión no dure lo suficiente y las improcedencias de Paul, terminen por resultarnos molestas y abominables… Así, el desenlace termina por parecernos más que ajustado a los requerimientos de la vida, aunque haya algo que nos dice que no debía ser así.
En fin, que se sale con el alma en el piso de esta película, pero Bertolucci ha logrado que percibamos la enorme complejidad que posee cada ser humano... y esto tiene su significado. A propósito, tiene alguien una clara idea de ¿por qué se suicidó Rosa?
Mención de aplauso para la notable banda sonora de Gato Barbieri, con cuya música en general, y una copa de vino, he pasado de maravilla unas cuantas noches.
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