Pacto siniestro
1951 

7,8
22.488
Intriga. Thriller. Cine negro
Inspirada en la novela homónima de Patricia Higsmith. Durante un viaje en tren, Guy, un joven campeón de tenis (Farley Granger), es abordado por Bruno (Walker), un joven que conoce su vida y milagros a través de la prensa y que, inesperadamente, le propone un doble asesinato, pero intercambiando las víctimas con el fin de garantizarse recíprocamente la impunidad. Así podrían resolver sus respectivos problemas: él suprimiría a la mujer ... [+]
12 de julio de 2012
12 de julio de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra maestra del suspense dirigida por el maestro Alfred Hitchcock. Adaptación de la novela de Patricia Highmith, que cuenta con el savoir faire de los guionistas Raymond Chandler y Czenzi Ormonde. El magnífico guión mantiene la intriga durante toda la historia, narrada con un ritmo constante que no decae nunca. El suspense está bien servido gracias a la prodigiosa dirección del maestro, que cuenta con un gran énfasis en los pequeños detalles, que atrapan e ilustran al espectador en la trama contemplada en escenas inolvidables.
A destacar la extraordinaria fotografía en blanco y negro de Robert Burks y la impresionante secuencia de la feria, que incluye tanto el asesinato como el tenso y emocionante final, y en la que no se me ocurre otra expresión que no sea sencillamente magistral. Una vez más Alfred Hitchcock toca dos temas: el estudio de la parte maligna del ciudadano modelo y la figura del falso culpable. Unas espléndidas interpretaciones de Farley Granger, Ruth Roman y Robert Walker, cuyo personaje posee claras connotaciones homosexuales. Magnífica.
A destacar la extraordinaria fotografía en blanco y negro de Robert Burks y la impresionante secuencia de la feria, que incluye tanto el asesinato como el tenso y emocionante final, y en la que no se me ocurre otra expresión que no sea sencillamente magistral. Una vez más Alfred Hitchcock toca dos temas: el estudio de la parte maligna del ciudadano modelo y la figura del falso culpable. Unas espléndidas interpretaciones de Farley Granger, Ruth Roman y Robert Walker, cuyo personaje posee claras connotaciones homosexuales. Magnífica.
15 de septiembre de 2013
15 de septiembre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de las películas de Hitchcock es hablar de la historia del cine. Por gran cantidad de largometrajes que hayamos visto del director anglosajón, siempre habrá algún gran título de su amplia filmografia pendiente de visionar. Este es mi caso, y tras haber perdido la fe en su etapa inglesa, decidí recordar por que es tan grande y alargada su figura dentro del cine. Fe perdida tras ver el El hombre que sabía demasiado (1934), y que espero recuperar sobre su etapa inglesa en cuanto tenga la oportunidad, con títulos como Treinta y nueve escalones (1935) y Sabotaje (1936). Habría que ser mentecato para no confiar en el maestro del suspense, un hombre que hasta la fecha es insuperable en su género, y el culpable de que en la actualidad las películas de esta categoría sean vapuleadas y despedazadas por las lenguas viperinas de la muchas veces injusta crítica especializada. Y es que la tensión e imprevisibilidad que rebosante en el cine de Hitchcock no ha podido ser simulada por ningún otro director ni con tanta intensidad, ni con tanta asiduidad. Por ejemplo, en la recta final, esperaba como viene siendo ley y norma en los guionistas actuales, el empeoramiento de la situación, del que el protagonista saldría indemne gracias al hallazgo de un pequeño detalle que le exculpase, iluso de mi. Me explico. El desenlace iba conducido a que una vez depositado el mechero, Guy sería encontrado por la policía en el momento en que lo recogiese, siendo el dueño de la atracción el que lo exculpase al divisar a Bruno. Sin embargo Hitchcock nos regala ese momento antes, tras lo que, quien iba a imaginarse se desarrolla una espectacular y vertiginosa lucha en un tiovivo fuera de control.
Pues bien, partiendo de esta premisa, con unas espectativas bastante altas, me dispongo a ver Extraños en un tren, cuyo argumento no puede empezar de manera más brillante. Dos extraños conociendose en un tren, y un crimen conjunto perfecto planeado por la retorcida mente de uno de ellos. El desarrollo de la historia es fortalezido por la claridad y la profundidad con la que Hitchcock (experto en el manejo de los actores/actrices) es capaz de presentar y evolucionar el caracter de los personajes de la historia. Farley Granger y Robert Walker, ni mucho menos los actores predilectos del director, son los encargados de subir el listón a la historia. Si bien hay que decir que existe una parte en la que decae el ritmo del film, la magnitud de situaciones que encierra el guión, sumado a las buenas interpretaciones y la magistral dirección de hitchcock, hace que el relato se sitúe al nivel de sus mejores obras.
Como decía, uno de los puntales que engrosa la historia, es el toque de Hitchcock tras las cámaras, su majestuosidad y su modo de crear e intensificar la tensión y el suspense en la escena. Sin duda la persecución en el parque, con la escena en el tunel de amor, donde la sombra de la barcaza de Bruno se abalanza sobre la proyectada por los tres jovenes, ya hace presumir la oscuridad del personaje y lo que acontecerá más tarde. Otra escena a mencionar es la famosa escena de la muerte reflejada por las gafas de la victima, recurso que se sigue utilizando en muchas películas del género de terror. Por último, también quería resaltar, la escena donde el perro guarda en una escalera la entrada del piso superior de la mansión del padre de Bruno. Las famosas escenas de Hitchcock rodadas en escaleras son cuantiosas, convirtiéndose al igual que sus cameos en parte de su sello de identidad cinematográfico. El cubismo en la escena de las escaleras del campanario en Vértigo: De entre los muertos (1958), la caida del inspector tras el ataque en la mansión de Psicosis (1960) y sobretodo el magnífico final de Encadenados (1946) son ejemplo de ello.
Si habría que ponerle algún 'pero' al film, sin duda sería el odioso fondo de imagen pregrabada que utiliza para no rodar en exteriores en ocasiones. Casualidad o no, coincide el bajón de ritmo a mitad de película con las escenas rodadas mediante esa fórmula. Por otro lado tampoco creo que esté a la altura la banda sonora, que eximiendo su final, se me antoja vacua e insustancial.
En definitiva, una de las joyas del director, imprescindible para los amantes del suspense, como la mayoría de su filmografía.
Pues bien, partiendo de esta premisa, con unas espectativas bastante altas, me dispongo a ver Extraños en un tren, cuyo argumento no puede empezar de manera más brillante. Dos extraños conociendose en un tren, y un crimen conjunto perfecto planeado por la retorcida mente de uno de ellos. El desarrollo de la historia es fortalezido por la claridad y la profundidad con la que Hitchcock (experto en el manejo de los actores/actrices) es capaz de presentar y evolucionar el caracter de los personajes de la historia. Farley Granger y Robert Walker, ni mucho menos los actores predilectos del director, son los encargados de subir el listón a la historia. Si bien hay que decir que existe una parte en la que decae el ritmo del film, la magnitud de situaciones que encierra el guión, sumado a las buenas interpretaciones y la magistral dirección de hitchcock, hace que el relato se sitúe al nivel de sus mejores obras.
Como decía, uno de los puntales que engrosa la historia, es el toque de Hitchcock tras las cámaras, su majestuosidad y su modo de crear e intensificar la tensión y el suspense en la escena. Sin duda la persecución en el parque, con la escena en el tunel de amor, donde la sombra de la barcaza de Bruno se abalanza sobre la proyectada por los tres jovenes, ya hace presumir la oscuridad del personaje y lo que acontecerá más tarde. Otra escena a mencionar es la famosa escena de la muerte reflejada por las gafas de la victima, recurso que se sigue utilizando en muchas películas del género de terror. Por último, también quería resaltar, la escena donde el perro guarda en una escalera la entrada del piso superior de la mansión del padre de Bruno. Las famosas escenas de Hitchcock rodadas en escaleras son cuantiosas, convirtiéndose al igual que sus cameos en parte de su sello de identidad cinematográfico. El cubismo en la escena de las escaleras del campanario en Vértigo: De entre los muertos (1958), la caida del inspector tras el ataque en la mansión de Psicosis (1960) y sobretodo el magnífico final de Encadenados (1946) son ejemplo de ello.
Si habría que ponerle algún 'pero' al film, sin duda sería el odioso fondo de imagen pregrabada que utiliza para no rodar en exteriores en ocasiones. Casualidad o no, coincide el bajón de ritmo a mitad de película con las escenas rodadas mediante esa fórmula. Por otro lado tampoco creo que esté a la altura la banda sonora, que eximiendo su final, se me antoja vacua e insustancial.
En definitiva, una de las joyas del director, imprescindible para los amantes del suspense, como la mayoría de su filmografía.
4 de abril de 2015
4 de abril de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que destaca en 'Extraños en un tren' es su magnífico guión, soberbio, muy bien construido y que plantea muchas situaciones interesantes e inesperadas.
También los perturbados personajes que aparecen en la película, como Bruno o su madre que está tan loca como él (más adelante con 'Psicosis' Hitchcock tendría la oportunidad de centrar su exploración sobre este tema).
La fantástica interpretación de Robert Walker, como Bruno, es el mejor papel de la carrera de este actor que falleció poco tiempo después de esta película, una pena. Curiosamente Robert Walker tiene bastantes puntos en común con Bruno, ya que sufrió toda su vida por sus desequilibrios mentales y terminó muriendo durante un tratamiento. Como siempre cuando un actor comprende a su personaje se termina viendo en la película, como es el caso. Aquí realmente da miedo ver a Bruno como alguien tan desequilibrado y al que todo le parece un juego, atormentando a Guy en todo momento.
El ritmo de la película se sostiene a la perfección de principio a fin, en ningún momento pierdes el interés por lo que estás viendo, y esta parece la primera película de Hitchcock (exceptuando 'La sombra de una duda') en la que él tiene algo que ver en esto y no sólo es cosa del gran guión.
También los perturbados personajes que aparecen en la película, como Bruno o su madre que está tan loca como él (más adelante con 'Psicosis' Hitchcock tendría la oportunidad de centrar su exploración sobre este tema).
La fantástica interpretación de Robert Walker, como Bruno, es el mejor papel de la carrera de este actor que falleció poco tiempo después de esta película, una pena. Curiosamente Robert Walker tiene bastantes puntos en común con Bruno, ya que sufrió toda su vida por sus desequilibrios mentales y terminó muriendo durante un tratamiento. Como siempre cuando un actor comprende a su personaje se termina viendo en la película, como es el caso. Aquí realmente da miedo ver a Bruno como alguien tan desequilibrado y al que todo le parece un juego, atormentando a Guy en todo momento.
El ritmo de la película se sostiene a la perfección de principio a fin, en ningún momento pierdes el interés por lo que estás viendo, y esta parece la primera película de Hitchcock (exceptuando 'La sombra de una duda') en la que él tiene algo que ver en esto y no sólo es cosa del gran guión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sus trucos visuales y su puesta en escena dan un gran salto cualitativo con numerosas escenas para el recuerdo, como por ejemplo el plano del estrangulamiento reflejado en las gafas de la mujer o las secuencias en el parque de atracciones, en especial la del tío-vivo.
De lo mejor de Hitchcock, una grandísima película.
De lo mejor de Hitchcock, una grandísima película.
17 de marzo de 2018
17 de marzo de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hitchcock vuelve a explorar los límites de una mente enferma, pero inteligente, y, de alguna manera, anticipa en 'Strangers on a Train' a su villano más carismático y que nos regalaría nueve años más tarde: Norman Bates. La adaptación de la novela de Patricia Highsmith no dista mucho, por cierto, de 'Psycho' y es, a su manera, una continuación de 'Rope'. Encontramos aquí otro estudio psicológico, el del antagonista, enmarcado en un thriller trepidante y, ante todo, muy visual. Vuelven a ser recurrentes los objetos cotidianos –el mechero con las iniciales 'G' y 'A' o las llaves– convertidos en símbolos –quien posea el encendedor, también poseerá a la pareja protagonista– e inocentes prófugos a la carrera.
Vuelvo a hacer referencia a 'Psycho' porque en la cinta que nos ocupa aparece, también, una madre algo controladora, un enemigo sin escrúpulos –incluso, con los niños–, pero, sobre todo, una estilización poco antes vista en el británico, si acaso en 'Notorious'. El director vuelve a contarle cosas a su público mediante la imagen –la presentación de los dos protagonistas, la escena en la casa, a oscuras, con el perro, o la del tiovivo son ejemplares–, relegando el diálogo a un segundo plano. El manejo del suspense, además, es, otra vez, de genio.
Es el equilibrio entre forma y fondo que consigue Hitch en 'Strangers on a Train, al fin y al cabo, lo que eleva la cinta a la categoría de sus mejores trabajos. Al menos, de los que preceden a su etapa más destacada –si es que esta no la inaugura– junto con 'Rebecca' y la ya citada 'Notorious'. Un filme ágil, profundo, cómico y, desde luego, inolvidable.
Vuelvo a hacer referencia a 'Psycho' porque en la cinta que nos ocupa aparece, también, una madre algo controladora, un enemigo sin escrúpulos –incluso, con los niños–, pero, sobre todo, una estilización poco antes vista en el británico, si acaso en 'Notorious'. El director vuelve a contarle cosas a su público mediante la imagen –la presentación de los dos protagonistas, la escena en la casa, a oscuras, con el perro, o la del tiovivo son ejemplares–, relegando el diálogo a un segundo plano. El manejo del suspense, además, es, otra vez, de genio.
Es el equilibrio entre forma y fondo que consigue Hitch en 'Strangers on a Train, al fin y al cabo, lo que eleva la cinta a la categoría de sus mejores trabajos. Al menos, de los que preceden a su etapa más destacada –si es que esta no la inaugura– junto con 'Rebecca' y la ya citada 'Notorious'. Un filme ágil, profundo, cómico y, desde luego, inolvidable.
30 de abril de 2018
30 de abril de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás no es una de las cintas más alabadas o recordadas de Hitchcock, pero es fabulosa.
Escenas como la del asesinato de la mujer de Guy, o el recordadísimo final en el tiovivo, o cada una de las apariciones muy tensas de Bruno es una joya del cine de misterio.
Notable tensión y excepcional lección de dirección de Hitchcock.
Escenas como la del asesinato de la mujer de Guy, o el recordadísimo final en el tiovivo, o cada una de las apariciones muy tensas de Bruno es una joya del cine de misterio.
Notable tensión y excepcional lección de dirección de Hitchcock.
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