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Nunca me abandones

Drama. Ciencia ficción. Romance Adaptación de una novela de Kazuo Ishiguro, el autor de "Lo que queda del día", que también fue llevada al cine (James Ivory, 1993). Kathy, Tommy y Ruth pasan su infancia en Hailsham, un internado inglés aparentemente idílico, donde descubren un tenebroso e inquietante secreto sobre su futuro. Cuando abandonan el colegio y se acercan al destino que les aguarda, el amor, los celos y la traición amenazan con separarlos. (FILMAFFINITY)
Críticas 170
Críticas ordenadas por utilidad
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5
29 de julio de 2011
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fuerte y entrelazada historia de amor y amistad de tres amigos, que pronto descubrirán el lado menos humano de la vida, y el por qué de su existencia.Historia muy dramática la verdad, a veces puede llegar a ser agobiante, con lo que yo recomiendo verla siempre y cuando estés alto de moral.Prohibido verla si tienes depresiones y quieres entretenerte viendo cine,porque te ahogarás aún más.Lo mejor, la trama.
4
10 de julio de 2012
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La isla" para gafapatas finolis mezclada con "El cento de la doncella". Ni más ni menos, Esto es lo que tenemos aquí. Que si tempo lento de peli british, que si emociones contenidas que acaban saliendo a la luz, que si pathos trágico revoloteando sobre los poetas en plan espada de Damócles...

Pues genial. Pero no aporta gran cosa tras terminar de verse, amén de estar afectada de una gelidez bastante notable. Romanek, genio del videoclip moderno, quiere que le tomen en serio. Y desaprovecha su potencial queriendo ser otro cineasta de qualité, cuando su poderío visual le haría ideal para levantar impactantes blockbusters. Ójala rodara uno, caray. Mientras tanto...

En fin.

Ah: y la parte final da bajón.

Una película finalmente deprimente y morosamente lenta.
8
15 de marzo de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es fácil encontrar películas hoy en día que consigan dejar con un nudo en la garganta sin ser pretendidamente lacrimógenas. Las últimas que lo consiguieron conmigo fueron films como Once, La última noche (25th Hour), Tu vida en 65', My Sister's Keeper, El efecto mariposa, (500) Days Of Summer, My Blueberry Nights o la argentina No sos vos, soy yo. Todas ellas tienen en común un mínimo halo de esperanza, un ligero reconforte o tal vez ambas cosas. Aquí nada de eso ocurre, Nunca me abandones deja un poso de amargura devastador, quizás solamente equiparable al que dejó en mí Réquiem por un sueño.

No entramos a valorar la moralidad o la validez ética de los actos y acciones que se llevan a cabo. Se trata de un pasado-futuro, una realidad alternativa, de cómo se hubieran desarrollado los acontecimientos en este ámbito si se hubieran aceptado ciertos ideales y pautas tras la revolución médica sucedida durante los años 50 y que gracias a los primeros niños creados en los años 60 hizo posible una esperanza de vida desmesuradamente elevada. Una hipotética distopía demasiado cruel.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Niños que desde temprana edad conocen su destino, su misión en la vida y, en última instancia, su muerte. A los que a su vez se les inculca una serie de valores que hacen posible un devenir más sosegado hasta el momento en el que "finalicen". Tal vez hacerles saber que no llegarán a los 30 años sea como para cualquiera de nosotros saber que no llegará a los 80 o a los 90, tal vez sólo sea cuestión de perspectiva, aunque no consigo autoconvencerme.

Con todo esto, el interés, más que en quién acabará con quién, recae en empatizar con los personajes desde el punto de vista de cómo vivir una vida sabiendo lo que sabes y lo que te aguarda más bien pronto que tarde. Es aquí cuando verdaderamente sientes la angustia silenciosa de Kathy, Tommy y Ruth, y hasta llegas a entender y perdonar los celos y el egoísmo. Cómo seguir adelante como si nada, no tener un plan vital (y lo que es peor, no poder permitirse siquiera tenerlo) que poder llevar a cabo, algo que visto desde nuestra realidad acabaría pudriéndonos.

Y finalmente llega la paradoja y lo más demoledor desde mi punto de vista. Cuando el ser la persona más longeva es un castigo que te destroza por dentro. Cuando sólo te queda esperar a morir y no te queda nada ni nadie a quien aferrarte. Cuando has perdido al amor de tu vida y únicamente vives de recuerdos pasados o incluso de recuerdos que jamás llegaron a producirse. Cuando la verdadera suerte es no llegar a una tercera donación.
9
9 de septiembre de 2011
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los seres humanos viven con la seguridad del que se cree inmortal, sin reparar ni un sólo instante en su propio destino, sin detenerse a pensar en la muerte, en la caducidad de sus acciones, en la finitud de sus sensaciones, en la extinción, en definitiva, de su propia existencia.
Vegetan inconscientes de la brevedad de sus días, viven abúlicos y paralizados por la rutina de una vida en absoluto elegida, que, ignaros, les consume día a día; absortos en estériles matices, embolicados en abrevar en el cenagal de sus pequeñas vidas, ignorantes de la inutilidad de sus sufrimientos más mundanos.
Los seres humanos vagan anhelando placeres instantáneos, supuesto clímax de una dicha que nunca llega a puerto; deambulan sin rumbo, errando sin alma, ni acierto, en busca de un mínimo consuelo.
Los seres humanos no son capaces de sobrevivir con la certidumbre de su caducidad, no aciertan a asumir la evidencia de su propia extinción; cierran los ojos a la realidad, no saben ver que todo lo que conocen algún día desaparecerá, de que todos sus seres más amados, tarde o temprano, morirán.
Y de esa forma sobreviven, olvidando sus propios recuerdos, burlándose de su memoria, renegando de su destino, vagabundeando por la quietud de la ignorancia; prefiriendo navegar por plácidos mares en calma, y así, poder aletargar sus almas; con la impostada seguridad del que se satisface auto engañándose.
Y eligen la dulce derrota antes de haber luchado, desdeñando la posibilidad de sobrevivir con la valentía del que sabe que no tiene nada que perder, ya que de lo contrario el miedo los paralizaría e impediría soportar el presente, lastrando, por tanto, su futuro; imaginando un edulcorado mundo que no existe más allá de lo que sus propios ojos les permiten ver.
Y por ello, por no reflexionar, por no afrontar la realidad de un mundo que pronto expira, se enfrascan en detalles, pierden un tiempo precioso embarrados en el barrizal del día a día, hozando en vertederos de ilusiones, merodeando por un sucedáneo de auténtica felicidad, anestesiándose para olvidar, para no sufrir, para no menguar por el pánico a reconocer la verdad, conformándose con los despojos de la realidad.
Y precisamente, por eso, por ese motivo, es imprescindible ver esta película: por la magnífica lección que aprendemos de Kathy, por su heladora reflexión moral, para que nos demos cuenta, para que tomemos consciencia, para que nos detengamos a pensar que la que vida no es más que un instante, un breve suspiro, un parpadeo de apenas milésimas de segundo; que merece ser vivida en todo su esplendor.
9
10 de octubre de 2011 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película adaptada de la aclamada novela de Kazuo Ishiguro.
Se nos presenta como una historia con tres amigos desde la infancia como protagonistas (Mulligan, Knightley y Garfield) que pasan su infancia en un tétrico y misterioso internado inglés llamado Hailsham. En su seno, el internado esconde un terrorífico y desgarrador secreto que será el principal conductor de la vida de nuestros protagonistas.
Historias de amor, lucha, pasión y sentimientos contrariados nos darán la clave para seguir viendo esta película reflexiva y cuanto menos, brillante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Desde un comienzo, se nos presenta una trama muy simple, un internado inglés (Hailsham) con niños perfectamente educados y cuidados. Conforme transcurre la película se nos enseñará que la ciencia ha ido más allá y que Tommy (Garfield), Ruth (Knightley) y Kathy (Mulligan) son unos simples clones traidos al mundo para donar sus órganos. No son los únicos ya que todos los compañeros tanto de la infancia como de la adolescencia también han sido creados con tal fin.
Pese al desgarrador fin que se sabe que tendrán los protagonistas en algún punto de sus vidas, no se contempla la posibilidad del hecho más moral y humano, enamorarse. El amor es uno de los sentimientos que mueve la película e incluso hace tambalear la relación amistosa de nuestros tres actores ingleses.
En cuanto al papel de Mulligan resplandeciente, al igual que Knightley que consigue llevar al límite las expresiones de dolor que le causan "cumplir" con cada donación.
Y a todo esto, Nunca me abandones se nos presenta como una historia de ciencia ficción pero, ¿realmente lo es?.
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