Dead or alive I

La película de forma general está bastante bien, en lo que se refiere a historia, personajes, desarrollo y planteamiento, todo sigue una línea, en busca del entretenimiento y el disfrute audio-visual por parte del espectador, creando un thriller digno de su director, ya que se ven sus aportes, pero… ¡Miike se la carga!

Pues es eso, el final, que no lo puedo contar, da la sensación de que Miike, se le ha ido la cabeza y pierde el norte durante esos minutos finales, creando una escena final, aunque de su estilo, algo inverosímil e inapropiada, y aunque muchos de sus fans lo crean algo meritorio y digno de él, es una bajeza al mismo tiempo que hace que se infravalore el trabajo de los 100 minutos anteriores.

Diría que todo perfecto, hasta esos 5 minutos finales, que te hacen polvo.

Esta película es una película de acción, pero que desde primer momento intenta impresionar, llevarnos a los límites de una película de acción, con escenas grotescas o simplemente absurdas.
Y así la película nos lleva por los mismos caminos de siempre, poli bueno y el maloso no tan malo, y todos esperamos el grán enfretamiento. Y este llega, pero cuando todos esperamos lo de siempre duelo al sol, arma contra arma. Nuevamente el creador de este film, da un reves al espectador, y nos muestra un final que ningún fan esperariamos, pero para saberlo tendras que verlo.

La cosa empieza con un videoclip-tráiler de 10 minutos donde se nos explica que es lo que vamos a encontrar: yakuzas, sangre, drogas, tiros, sexo y, sobre todo, mucho delirio. Tras este comienzo se nos cuenta toda la historia del policía contra el yakuza y la pareja buddie-moviesca de detectives, todo ello con excesos (la mujer asfixiada en su mierda es un buen ejemplo). Y por último llega ese apocalíptico y delirante final, fuertemente influenciado por la ciencia ficción y el manga, que no voy a desvelar. Una obra cumbre de ese loco nipón llamado Takashi Miike.

Cargada de acción y violencia desde el principio hasta al final. Pero hay que dejarlo claro, estamos tratando con Takashi Miike, que quiere decir que podríamos encontrarnos con cualquier cosa, delante de nuestros ojos. Como dato véanse sus tramas, llenas de sencillez y complejidad al mismo tiempo.
Con Miike lo que pasa es que lo mismo te encuentras con un western con Tarantino pasando por ahí. Uno que se mete un palillo para atravesarse los oídos, mientras amputan a alguna dama una extremidad. La historia de un yakuza medio loco o la vida de una "peculiar" familia.
Ese es Miike, ese es el y sus finales, que suelen impactar. En ocasiones por inesperados, en otras por su morbosidad y perversidad y en raras excepción, por su gran belleza y que realmente están cargados de emociones.
Takashi Miike es un provocador, pero no por el simple hecho de provocar, sino de hacer de la provocación un arte que no resulte incómodo, por muy grotesco que pueda parecer a primera vista.
Su cine es como todo, va por gustos.
Destacar a los dos protagonistas principales; Sho Aikawa y Riki Takeuchi. Formidables al estilo Miike.
El personaje de Takeuchi, representa al perfil Eastwoodiano; Duro y expresiones las justas.
El personaje de Aikawa ofrece un personaje más familiar, más del día a día con los problemas de un policía, un dinero que se necesita, vemos el sufrimiento en el ámbito familiar y le acompañamos en la investigacion.
Finalmente destacar la participación como secundario de lujo de Susumu Terajima, y alguno dirá y con razón, ¿quién es ese?. Pues el leal amigo y compañero de andanzas de Kitano en Brother.
Algunos verán en Dead Or Alive, y se quedarán en el brutal comienzo, y ni siquiera llegarán al "hiperbólico" final. Otros en cambio, no solo llegarán a ese final, sino que querrán ver y conocer un poco más la filmografía de este director, que por otra parte es tan extensa como irregular.

Sin ninguna duda, la característica más significativa de este filme es la exuberancia con la que se rodea cada una de las situaciones planteadas. Si, a parte, se le suma el amor por lo grotesco de Miike, el producto final será plato imprescindible para cualquier amante del cine de acción “made in Asia”.

Con una introducción espectacular, exprimiendo toda la fuerza del metal de la banda sonora, tendremos un buen ejemplo de lo que Miike nos va a ofrecer a lo largo de la hora y media.

Grotesca y exagerada por momentos, realista y sincera en otros. Mucho más que una película de acción. Debe y es una película de culto, apta para los buscadores de emociones, de situaciones que rompan con la monotonía general que Hollywood nos ha marcado.

Eso sí, al final, al Takashi Miike se le va la cabeza muchísimo, poniendo a prueba a todo el conjunto del filme, pero en homenaje a la película casi acabada.