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Manuela

Drama Manuela, hija de un cazador furtivo, se casa con el criado del rico Don Ramón, quien está enamorado de ella. Su belleza natural y su sensualidad a flor de piel encienden pasiones que desencadenan toda clase de conflictos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
17 de agosto de 2012
46 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Presiento que la nostalgia me va a jugar una mala pasada y no voy a ser muy objetivo en mi
análisis de ésta película (por lo que veo desconocida para "el gran público"), a la que el tiempo puede haber pasado factura y de la que tengo un buen recuerdo.

Yo llegué a Sevilla en 1977, en plena explosión del fenómeno "rock progresivo andaluz" con gente tan importante como Triana, Lole y Manuel, Gualberto, Alameda, Medina Azahara y muchos más. Eran tiempos de reivindicación del pueblo andaluz sobre sus raíces y su cultura, tras la muerte del dictador, vividos con gran pasión popular.

En el Imperial de la calle Sierpes estrenaban Manuela, dirigida por García Pelayo (curiosamente era el productor musical que descubrió a Triana, entre otros más). Me fuí a verla.

La película estaba impregnada del ambiente reivindicativo citado y su guión reflejaba la situación real en Andalucía, con los caciques y el clero controlando todos los poderes y con los obreros del campo sometidos a su voluntad (casi como ahora, curioso).

De toda la película, en mi opinión, merece una mención especial una escena de una intensidad y plasticidad genial: En el entierro del asesino de su padre, la venganza de la hija vestida de rojo y bailando un zapateado sobre la tumba de su emenigo muerto, mientras de fondo suena un tema impresionante de Triana. Magnífica secuencia difícil de olvidar.

Un gran reparto encabezado por Charo López, que está tremendamente guapa y sensual y nos regala una Manuela andaluza que nos enamora, llena de fuerza y dignidad. El resto de actores cumplen muy bién con sus personajes, destacando Mario Pardo y Fernando Rey en su papel de cacique andaluz.

Manuela tal vez sea una de esas películas malditas, yo la he buscado en todo tipo de soporte y no la encuentro. Tengo un DVD casero que me fabriqué utilizando la captura en vídeo de una proyección que hizo Canal Sur TV de la película hace varios años, algo es algo.

Mención especial para su extraordinaria banda sonora, merecedora de varios Goyas (pero en esos años aún no existían). Ha pasado mucho tiempo para todos, aunque para el tema de la película parece que no tantos.

Bueno Manuela, ya tienes tu primera crítica. Creo que te la merecías. Otras pelis mucho peores que tú están por ahí llenas de elogios excesivos. De nada
eneas49
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18 de marzo de 2016
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gonzalo Garciapelayo es un artista polifacético con múltiples inquietudes culturales que durante la transición democrática del siglo pasado jugó un papel fundamental en el desarrollo de la cultura andaluza, director de cine, productor musical de Triana, Lole y Manuel, además de otros cantautores, que forman parte de la historia de la música española, presentador de radio y televisión y que, finalmente, abandonó todo ello para dedicarse al mundo del juego en los casinos de todo el mundo, tras estudiar las probabilidades de los números en la ruleta y amasando una gran fortuna junto a sus hijos.

“Manuela”, fue su primera película, de un estilo heterodoxo como él mismo afirmaba, es una pequeña joya de esa época de la transición a la democracia, así me lo ha parecido, que reivindicaba en cierto modo las tradiciones y las injusticias para con el pueblo andaluz, tantas veces olvidado y ofendido. Un fresco andaluz basado en la novela homónima del académico Manuel Halcón, publicada en 1970. Un melodrama donde el folclore y las raíces andaluzas son parte fundamental de la trama, pasiones desatadas, opresión caciquil, latifundios de secano, patios andaluces engalanados de plantas y flores, amores inconfesados, mezquindad, odios, rencillas y la muerte siempre merodeando alrededor.

El personaje de Manuela (una fascinante Charo López en el mejor momento de su carrera), encarna a la mujer andaluza fuerte y redentora, capaz de enfrentarse a las adversidades de la pobreza. Todo ello ilustrado con el cante y el baile flamenco, además de una extraordinaria banda sonora que incluye a la mayoría de los grupos y artistas con los que el cineasta guardaba una relación profesional y que he apuntado anteriormente. Muy destacable la labor de Máximo Valverde y Fernando Rey, uno como gran amor de Manuela y el otro como cacique, aunque en esta ocasión tratado con una cierta benevolencia, dentro de una fascinante descripción de la iconografía andaluza.
Antonio Morales
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31 de enero de 2013
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda crítica de esta película mítica para los andaluces de más de 45 años. Yo la pude ver en un cine del extrarradio de Barcelona allá por 1977 y, como se dice en la anterior crítica, nunca he olvidado la escena del baile de la hija del asesinado sobre la lápida de la tumba del asesino que está esperando para ser enterrado. Tampoco el cuerpazo de Carmen Platero. En la época hicimos un chiste: "Platero y yo (con la minga en la mano)". ¡Qué tiempos!
En fín, una película reivindicable del llamado "Nuevo cine andaluz" que todos los que estéis interesados en el cine español de aquella época debéis ver. Las actuaciones en general están muy bien, moelsta un tanto el tema de los acentos: Charo López no habla en andaluz y a Máximo Valverde lo doblan, cuando tiene acento andaluz... Aparte de eso, creo que merece la pena que os toméis la molestia de verla. La acabo de ver colgada en Youtube. Saludos.
Bayoneta66
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16 de abril de 2021
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encantaría hablar bien de “Manuela”, por lo que significa y por todo lo que tiene detrás y conlleva, pero me resulta cinematográficamente imposible. Lo que simboliza y la importancia que tuvo en su momento no justifica que haya envejecido francamente mal. Queda como testimonio antropológico de una Andalucía que fue (y a ratos sigue siendo) pero poco más, vista con la perspectiva cinéfila actual. Significa mucho más de lo que es.

En 1975 explotaba definitivamente el andalucismo en todos y cada uno de los aspectos sociales, culturales, políticos y antropológicos en esta vieja nación al sur del sur. Una ola de reivindicación y orgullo de todos nuestros rasgos culturales se extendía por cada rincón de Andalucía. En mitad de dicha efervescencia andalucista (tristemente aletargada en la actualidad), Gonzalo García Pelayo fue un nombre capital: desde Sevilla, como productor musical de Triana o Lole y Manuel provocó un giro de tuerca definitivo para la creación de rock andaluz y, por extensión, de toda una amalgama cultural andaluza y andalucista antes de dedicarse a reventar casinos mediante métodos matemáticos (sobre el periplo vital de su familia al respecto es impagable la película “The Pelayos” de Eduard Cortés).

“Manuela” fue un intento (no del todo frustrado) de llevar toda esa imaginería andalucista al terreno del cine. Para ello, Gonzalo García Pelayo recurrió a la novela homónima de Manuel Halcón publicada pocos años antes y decidió rodarla en Sevilla, Carmona y Lebrija en el otoño de 1975.

Todo ello para contar la vida de Manuela, una mujer de una belleza arrebatadora, hija de un cazador furtivo, que ya apuntaba maneras de niña cuando decidió marcarse un zapateado sobre la tumba en la que enterraban en ese momento al amigo del terrateniente y del cura que asesinó a su padre, en una escena ciertamente antológica, la mejor de la cinta con diferencia, porque a partir de ahí todo es descender.

Todo lo que era (y a ratos quizás siga siendo) la Andalucía latifundista y beata está plasmado en la cinta, como lo está el hecho incontestable de que la belleza de Manuela era demasiado refulgente para no trastornar toda la campiña sevillana y desde el cacique (impagable como siempre en esas caracterizaciones Fernando Rey) hasta el último siervo del pueblo estaban enamorados de ella, mágica Charo López. Pero ella elige para casarse a un don nadie que pasa por el pueblo con un hijo pequeño en sus brazos, interpretado por Máximo Valverde.

El drama está servido y sobre su descripción parece mejor de lo que acaba siendo finalmente, sobre todo por la torpeza de la traslación de la novela a guión cinematográfico por parte de Pancho Bautista, que aturulla la narración y hace perder el sentido de muchas escenas que parecieren amputadas. Por no hablar de los muy molestos acentos castellanos de todo su elenco actoral, con algunos laísmos incluidos, que cercenan toda credibilidad andaluza a la cinta.

La ambientación musical, estando de por medio García Pelayo, lógicamente es descomunal, desde Triana a Lole y Manuel pasando por Hilario Camacho, pero… demasiadas mimbres para tan poco cesto. El tiempo ha pasado de forma despiadada por el film y de ser pieza fundamental del cine andaluz ha acabado pareciendo más bien pieza de museo prehistórico.
Sergio Berbel
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30 de mayo de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película muy digna, realizada con honestidad y buenas maneras por Gonzalo García Pelayo, debutante con esta cinta en la dirección cinematográfica, que venía del mundo del disco.

El argumento lo proporcionó la novela homónima de Manuel Halcón: un cazador furtivo, que mantiene a su paupérrima familia con el producto de sus incursiones, es muerto a tiros por el cacique del pueblo. Cuando éste muere, en el cementerio del pueblo, la hija mayor del asesinado, Manuela, apenas una mujer, baila una danza de furia y venganza sobre la tumba del felón en una imagen escalofriante, un momento único en la historia.

El melodrama funciona bien bajo una dirección funcional, y la cinta tiene un tono genuinamente andaluz, sin tópico ni pandereta, al que no es ajena la música y las extraordinarias canciones de Lole y Manuel. Para esta primera experiencia del cine andaluz se quiso jugar sobre seguro y se utilizaron actores conocidos, como Charo López, de una belleza esplendorosa, en la flor de su vida, o del prestigio de Fernando Rey, o que aunaban su palmito con su andalucería, como Máximo Valverde.

Se incluyeron también algunas escenas de destape, inevitables en cualquier producción de aquellos años si se quería darle un empujón en taquilla. Una película bastante interesante. Un 6,5.
Mag61
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