Gatica, el mono

Mucho ha tenido que madurar Leonardo Favio, aquel muchachito que fue actor con buena fortuna y que, aún muy joven, se lanzó a dirigir. Mucho ha tenido que sufrir y gozar en lo sentimental y en lo ideológico-político para llegar a esta capacidad de síntesis poético-visual, a esta dimensión poética en la que se expresan cuestiones esenciales de una persona en una encrucijada y en un ambiente social determinado.

El fenómeno mágico del peronismo queda patente en la escena del hospital. El fenómeno de las obsesiones neuróticas de los argentinos queda patente en la neurosis obsesiva de este hombre-símbolo de un perfil determinado, mayoritario, masivo de quien busca alguna clase de éxito en suma de placeres imposibles y una y otra vez se da de bruces con una realidad implacable.

Gatica, el mono o "El mono, las pelotas", frase recurrente en un mar de recurrencias, es un retrato social que va más allá del costumbrismo, va más allá, transgrede zonas muy profundas con notable talento, con pobres medios económicos (que se notan), pero, eso sí, mucha energia, mucho esfuerzo casi siempre con buenos resultados.

Aún recuerdo a aquel Leonardo Favio que ganó bastante dinero como cantante; una vez se presentó en televisión junto a una gran osquesta. Antes de empezar agradeció "a los profesores" de la orquesta la paciencia "de aguantar a un cantante tan malo como yo". A continuación ofreció sus hits, realmente más hablados que cantados, canciones de amor que a las chicas de la América hispana enamoraban...

Aún recuerdo el escándalo tremendo cuando la llegada de Perón en el 74, la matanza de la pobre gente, el enfrentamiento entre peronistas de izquierda y de derecha... el pobre Favio acusado de pertenecer al sector más fascista del peronismo, y su cara compungida dando explicaciones por TV, desmarcándose del horrible tinglado, más patético que otra cosa.

Recuerdo muchas cosas, todas vivamente interesantes por parte de un hombre inquieto, diferente, que en otro contexto podría haber desarrollado una carrera con mayor plenitud expresiva.

Esta película es un emocionado homenaje a Gatica, y en él a millones de personas sojuzgadas, abriéndose camino a ciegas, pero, eso sí, siempre con capacidad de reacción, de defensa, de infinita rabia. Esta obra tan notable recibió el Goya a la mejor hispanoamericana, pero nunca se estrenó en cines comerciales. Yo la he visto dos veces, separados varios años, en la Filmoteca Nacional.

Este film de Favio evoca la carrera de un boxeador argentino de los tiempos del apogeo de Perón, con el apellido del epígrafe. La película tiene buenas imágenes, algunas muy logradas y recuerda con acierto la época. En ese sentido es representativa y logra un retrato verosímil del campeón, un hombre bastante vulgar -de un origen social muy modesto-, simpático, fanfarrón. No se espere, con estos condimentos, una vida muy interesante, muy edificante o heroica. Es un hombre simple que un buen día ganó la fama, y en estos términos, la película no hace concesiones, es auténtica la recreación de la psicología del protagonista. Muchas escenas revelan el espíritu juerguista del "mono", siempre buscando chicas para relacionarse y no mucho más que eso. No estamos ante un héroe, un constructor, un santo o un gran intelectual. Sí un hombre con su carisma (es famosa la anécdota de cuando se encontró con Perón -la película la recuerda- y le espetó: "Dos potencias se saludan"). Si se pretende recordar cierta época y se tiene paciencia para ver por un buen rato esta vida sencilla, es una película que tiene su interés.

Película biográfica que se centra en la figura del boxeador argentino de primera mitad del siglo XX José María Gatica (Edgardo Nieva), enfocándose en su época de gloria, sus fracasos, sus constantes amoríos y desmanes en sociedad.

Además muestra en varios momentos la relación que tuvo con el general Perón y su esposa, fiel a estos ideales compartidos por la gran concientización social que expresaba Leonardo Favio a lo largo de su filmografía.

Gatica fue una gran figura mediática en su país, es por esto que el film se enfoca en gran medida en mostrar estos distintos aspectos de fama y reconocimiento, y es que observando la película uno de verdad se da cuenta de lo realmente importante que fue en su momento.

Sin duda alguna esta es una enorme producción argentina, dirigida con buen pulso por Favio, pero que sin embargo, en su desarrollo se vuelve algo repetitiva y es por esto que sobre el final se siente que se alarga de más.

Es claro que hay una gran producción detrás del film, no tanto en lo económico pero si en las ganas de hacer lo mejor posible esta película, de hecho se denota la escases de recursos, pero sinceramente no le restan méritos en absoluto, por el contrario, es artesanal y hermosa.

Se hace mucho énfasis en utilizar planos generales, donde la cámara se mueve alrededor de los escenarios, el uso del maquillaje es tremendo, realmente una labor esplendida y realista, además la actuación de Nieva es imprescindible.

En síntesis una agradable película sobre boxeo, pero que además explora la parte humana de su protagonista (no hay que olvidar que es biográfica), que se extiende quizá más de lo debido, pero que cumple a cabalidad e incluso sobre el final logra cierto impacto emocional.

Esta película es una emocionante y emocionada biografía del boxeador José María Gatica (1925-1963), también conocido como "El mono" y "El tigre". Gatica era ,en su momento, un boxeador famoso, agresivo, y el film, producido por Choila, la productora de Favio, se centra en su vida personal, sin olvidar su vida como boxeador, que es resumida a través de los datos de los combates que ganó (la mayoría) o perdió. Su auge durante los dos primeros mandatos de Perón y el ostracismo al que fue condenado tras el golpe de estado que derrocó a Perón, en 1955, así como una relación de amistad con el propio Perón -un poco fantaseada, tal vez, por ejemplo en la parte correspondiente a la enfermedad y muerte de Evita, en 1952- son los ejes sobre los que Favio, cineasta de larga militancia peronista, convierte al boxeador, bien interpretado por Edgardo Nieva, en un héroe peronista. La escena en la que Edgardo Nieva alza los puños sobre el ring, triunfante, sobre un fondo de banderas argentinas, y que luego se repite al final, es un ejemplo de que Favio, en su recreación de un héroe peronista, no olvida la poesía que tanto caracteriza su cine.

A Leonardo Favio le interesa reconstruir una época, por un lado, y explorar lo que en el mito y el héroe hay de popular. Popular no en el sentido del consumo de masas, sino más bien en el sentido de lo que es del pueblo, en este caso del pueblo argentino. En el cine de Favio es muy importante lo popular, en el sentido de lo que constituyen los signos de identidad de un pueblo, y la fulgurante carrera de este boxeador, surgido de la pobreza, catapultado al éxito y la fama por sus propios méritos, y devuelto a la pobreza de sus orígenes, por una serie de desgracias, sirve al director para hacer un cine popular que explora lo popular, y sus mitos.

Por otro lado, es fácil adivinar, en esta biografía que trata el boxeo, a veces, como una liturgia, y como una metáfora de la vida, un aliento autobiográfico -me atrevería a decir que la infancia de Leonardo Favio fue casi tan dura como la de Gatica- no muy alejado del aspecto autobiográfico presente en "Crónica de un niño solo" (1965), el primer largometraje de Favio.

Las películas de boxeadores suelen parecerse.

Tal vez sea un estilo de vida el de los boxeadores, o un estilo cinematográfico, pero se puede saber perfectamente cómo va ser el recorrido de la historia de Gatica. Triste, dura, huracanada.

La película es demasiado larga y se hace un poco pesada en ocasiones, redundando en momentos lúdicos y en impactantes combates, sin embargo, la fuerza del protagonista lo suple con creces y agrada verla hasta el final. Es un gran acierto ir mostrando el paso del tiempo, sus éxitos y fracasos vinculados al momento histórico de Argentina.

Me ha gustado conocer al Señor Gatica, con todas sus virtudes y sus defectos.