Todavía estamos aquí

Eso fué lo que me pregunté cuando acabé de ver la película. No sabía como era posible que aún no me hubiera ido sin acabar de verla. Me sorprende las buenas críticas que tiene, pero esta claro que para gustos colores. Y el cine es un buen ejemplo.
La película, lejos de crear un ambiente terrorífico, deja todo en manos del horror visual. Una buena dosis de casquería, tampoco sin llegar a ser gore del todo, dentro de unas actuaciones que rayan lo ridículo. La película tiene un ritmo irregular, a trompicones. La historia está completamente desenhebrada, deshilachada, no tiene ningún tipo de coherencia, todo ello provocado porque los personajes no tienen un perfil psicológico definido.
Me aburrí soberanamente y ni siquiera las supuestas sorpresas me hicieron salir del sopor.

Sigo con la crítica con spoiler

De alguna manera, el terror está en un momento sano, o por lo menos en un momento mucho mejor que el que tenía hace unos cinco o seis años. Tras el pelotazo de The Conjuring han salido películas de terror bastante interesante de todo tipo de subgéneros.Babadook, It Follows o esta We Are Still Here son ejemplos de películas de terror que realmente merecen la pena, y que de alguna manera están reinando en el segundo nivel de terror ya que no acaban de presentarse como buques insignia del género.

We Are Still Here empieza bastante bien. Me recordó por cuestiones superficiales a The People Under the Stairs de Wes Craven, aunque poco tiene que ver con ella. Luego la cosa se vuelve demasiado facilona y va más ahcia lo gore y lo visual que hacia lo ambiental, pero el resultado final es bastante disfrutable. Quizá no es una película que pueda poblar tus pesadillas, pero tampoco hará que resoples como el 70 % de lo que hemos visto últimamente.

Además, We Are Still Here, como alguna otra mencionada con anterioridad, reina con la característica de no tener un presupuesto demasiado extenso. Un par de efectos bien traídos y un maquillaje decente es suficiente como para vencer a todos esos trucos digitales que te incitan más a la risa que al terror. Es un terror palpable y más "real".

Así que puede que sea simplemente porque hay demasiada basura en el género, pero merece la pena.

La verdad que hoy en día es complicado para un género como el terror, ofrecer algo nuevo, y esta película por lo menos lo intenta, no en el planteamiento, ya que en un tema tan quemado como las casas embrujadas hay poco que se pueda agregar, pero si en el como, una de las variantes es que la historia transcurre en 1979, y su director trata de dar una dirección de acuerdo a la época, de hecho tanto los planos del paisaje gélido, como la caldera en el sótano, tienen claras reminiscencias a El Resplandor, igual que el espíritu vengativo, la posesión de un ser humano, etc.
Pero en lo demás da una vuelta de tuerca, y nos habla del fanatismo religioso, de la superchería, de la perversión, en un ritmo que al principio es lento y se asemeja más a un drama intimista que a una película de terror, y va creciendo hasta adquirir toques de gore.
Las interpretaciones de los protagonistas son buenas, y el aura perturbadora que rodea tanto la casa como el pueblo, es mostrado a manera de desolación.

Pues estuvo interesante esta película pero no le di más nota porque la primera mitad de la película es bastante aburrida y simplona, luego en la segunda parte mejora algo pero ya en la parte final todo se ve tan exagerado y pierde el poco misterio que había conseguido, las actuaciones tampoco ayudan y la historia es demasiado fantasiosa para mi gusto.

La casa está viva y nos quiere matar a todos, es algo que el cartel ya anticipa y que la película pretende justificar con unas explicaciones que en realidad no importan y que tampoco acaban quedando muy claras. Además hay ciertos comportamientos que carecen de todo sentido con la clara intención de generar unas expectativas de terror que nunca consiguen asustar. Esto no estaría mal si no fuera más de lo mismo en producciones de este calibre y si su bajo presupuesto se compensara con alguna idea mínimamente fresca. Al menos el epílogo tiene su gracia en cuanto a casquería se refiere y ofrece unos minutos finales ciertamente divertidos.

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