Le Samouraï
1967 

7,5
9.535
Cine negro. Thriller
La historia de un hermético y frío asesino a sueldo. Jeff Costello es un perfeccionista que siempre planea cuidadosamente sus asesinatos y al que nunca han atrapado. Sin embargo una noche, tras liquidar al dueño de un club nocturno, queda a la vista de varios testigos. Sus esfuerzos por construir una coartada fallan y poco a poco es acorralado, tanto por la policía como los clientes que le han traicionado. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2010
1 de mayo de 2010
122 de 137 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un barrio marginal de Paris, en la calle circulan muy pocos coches y transitan menos personas, un edificio de apartamentos mal conservados, y en uno de ellos totalmente en la penumbra, un hombre tumbado en la cama y fumando un cigarrillo espera una hora determinada, con la sola compañía de un canario en su jaula. Así nos presenta Jean-Pierre Melville, quizás uno de los directores más infravalorados de cine francés, una de las mejores obras de cine negro “El silencio de un hombre”, un film de corta duración pero cargado de detalles y muy meticuloso, con un excelente guión y una dirección estupenda, con secuencias muy bien realizadas, y con un final tan acertado como redondo. Entre otras cualidades, “El silencio de un hombre” no es un poema desgarrador del hombre solo, es también, y ante todo, una película policiaca.
Jean-Pierre Melville, escogió y muy bien a los actores, y de todos ellos destacaría a tres por su mayor influencia en el film, al protagonista principal Alain Delon (magnífico como Jeff Costello) realiza un trabajo a su medida como samurai moderno, solitario, silencioso, frío, hierático y meticuloso. François Périer (buen trabajo como el jefe de policía), capaz de vender lo que sea para conseguir cazar a Costello, y por fin “la femme fatale” la pianista del cabaret excelentemente interpretada por Caty Rosier, aún recuerdo su bellos ojos mirando a Costello.
Con el tiempo, “El silencio de un hombre”, se ha convertido en una de las obras maestras del cine policíaco y en obra de culto.
Jean-Pierre Melville, escogió y muy bien a los actores, y de todos ellos destacaría a tres por su mayor influencia en el film, al protagonista principal Alain Delon (magnífico como Jeff Costello) realiza un trabajo a su medida como samurai moderno, solitario, silencioso, frío, hierático y meticuloso. François Périer (buen trabajo como el jefe de policía), capaz de vender lo que sea para conseguir cazar a Costello, y por fin “la femme fatale” la pianista del cabaret excelentemente interpretada por Caty Rosier, aún recuerdo su bellos ojos mirando a Costello.
Con el tiempo, “El silencio de un hombre”, se ha convertido en una de las obras maestras del cine policíaco y en obra de culto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Son dignas de ver todas las escenas de Delon, en el coche bajo la lluvia, en el puente con el encuentro con el socio que le encargo el asesinato, la entrada en su apartamento después que haya pasado la policía, y sobre todo en la escena final en el night-club cuando le pregunta a la pianista si realmente pertenece a la banda que lo contrató, amenazadándola con la pistola que solo el sabe que no tiene balas.
14 de enero de 2009
14 de enero de 2009
113 de 125 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera entrega de la “trilogía samurai”, de Jean-Pierre Melville (1917-73) y uno de sus mejores trabajos. El guión, de J. P. Melville y Georges Pellegrin, se inspira en la novela “The Ronin”, de Joan McLeod. Se rueda en escenarios reales de París y en los Studios Jenner (París). Producido por Eugene Lépicier para Filmel (París) y Frida Cinematográfica (Roma), se estrena el 25-X-1967 (Francia).
La acción dramática tiene lugar en París, a lo largo de un día y medio (desde el sábado 4 de abril a las 18 horas hasta el domingo 5 de abril a las 22/23 horas, de 1967. Jeff Costelo (Alain Delon), asesino a sueldo, recibe el encargo de matar al propietario de un club de noche (“Martey’s”). Retenido por la policía junto con otros muchos sospechosos, y posteriormente puesto en libertad gracias al testimonio de Valérie (Rosier) y de Jeanne Lagrange (Natalie Delon), es perseguido a la vez por el superintendente de la policía (Périer) con todos sus hombres y por los hampones que le encargaron el último trabajo. Costelo, de unos 30 años, frío, imperturbable, implacable, de pocas palabras, serio, hierático y orgulloso, no refleja a través del rostro ninguna emoción. Valérie, mulata, es la teclista de la orquesta del club de noche Martey’s y vive en una lujosa mansión. Jeanne practica la prostitución de lujo, es la amante de Jeff y nunca hará nada que pueda perjudicarlo.
El film suma thriller, crimen y drama. Está considerado como una de las mejores obras de cine negro (polar) francés. La historia se narra con minuciosidad, atención al detalle, meticulosidad y sin elipsis. Este hecho se hace particularmente patente en la larga escena de la persecución de Jeff en el metro de París, tantas veces imitada en películas posteriores.
La estilización del relato, su desnudez y esencialidad, le dan un aire abstracto, intemporal y categórico, que eleva su nivel de consideración e interés. El personaje principal, construido con riqueza de matices y bien definido, vive en una situación de extrema soledad, acepta su destino con serenidad y dignidad casi religiosas, hace su trabajo con pretensiones de perfección y se sitúa ante la eventualidad de su muerte con una serenidad insólita y un enorme autocontrol psíquico y emocional. Encarna el sentido del honor y de la dignidad, a la manera del samurai japonés. Al mismo tiempo encarna al superhombre de Nietzsche. No hay lugar en su espíritu para los sentimientos humanos. Su figura austera, silenciosa, distante, rigurosa y trágica, ha servido de modelo a numerosas réplicas e imitaciones posteriores.
(sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en París, a lo largo de un día y medio (desde el sábado 4 de abril a las 18 horas hasta el domingo 5 de abril a las 22/23 horas, de 1967. Jeff Costelo (Alain Delon), asesino a sueldo, recibe el encargo de matar al propietario de un club de noche (“Martey’s”). Retenido por la policía junto con otros muchos sospechosos, y posteriormente puesto en libertad gracias al testimonio de Valérie (Rosier) y de Jeanne Lagrange (Natalie Delon), es perseguido a la vez por el superintendente de la policía (Périer) con todos sus hombres y por los hampones que le encargaron el último trabajo. Costelo, de unos 30 años, frío, imperturbable, implacable, de pocas palabras, serio, hierático y orgulloso, no refleja a través del rostro ninguna emoción. Valérie, mulata, es la teclista de la orquesta del club de noche Martey’s y vive en una lujosa mansión. Jeanne practica la prostitución de lujo, es la amante de Jeff y nunca hará nada que pueda perjudicarlo.
El film suma thriller, crimen y drama. Está considerado como una de las mejores obras de cine negro (polar) francés. La historia se narra con minuciosidad, atención al detalle, meticulosidad y sin elipsis. Este hecho se hace particularmente patente en la larga escena de la persecución de Jeff en el metro de París, tantas veces imitada en películas posteriores.
La estilización del relato, su desnudez y esencialidad, le dan un aire abstracto, intemporal y categórico, que eleva su nivel de consideración e interés. El personaje principal, construido con riqueza de matices y bien definido, vive en una situación de extrema soledad, acepta su destino con serenidad y dignidad casi religiosas, hace su trabajo con pretensiones de perfección y se sitúa ante la eventualidad de su muerte con una serenidad insólita y un enorme autocontrol psíquico y emocional. Encarna el sentido del honor y de la dignidad, a la manera del samurai japonés. Al mismo tiempo encarna al superhombre de Nietzsche. No hay lugar en su espíritu para los sentimientos humanos. Su figura austera, silenciosa, distante, rigurosa y trágica, ha servido de modelo a numerosas réplicas e imitaciones posteriores.
(sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los diálogos son breves y, en ocasiones, lacónicos, pero expresivos y vibrantes. El soundtrack recoge sonidos singulares, como el trino del pájaro de la jaula, el rugido del motor de una moto, la puesta en marcha del coche sustraído, los golpes de los nudillos de la mano en la puerta, etc. La atmósfera, tensa e inquietante, se hace cautivadora y absorbente.
Trata el tema de la culpabilidad y de la ambigüedad. Se establecen líneas de equivalencia entre las conductas de la policía y del malhechor. La cita del “Book of Bushido” (Libro de Bushido), que encabeza el film, es falsa, pero resulta muy útil para situar desde el comienzo la atención del espectador en uno de los temas centrales del film. Es excelente la interpretación de Alain Delon, que luce una imperturbable e inexpresiva, pero muy oportuna, cara de póquer. En esta película, como hace en otras, el realizador deja constancia visual de sus sentimientos de amor a París. Integran la llamada “trilogía samurai” de Melville este film, “El círculo rojo” (1970) y “Crónica negra” (1972).
La música, de François de Roubaix (“Adiós amigo”, Herman, 1968), ofrece una partitura original jazzística, son solos de teclados, piano, acordeón y trompeta, que acompañan con dramático lirismo la desolada soledad del protagonista. La fotografía, de Henri Decae (“Círculo rojo”, Melville, 1970) en color (eastmancolor), describe con especial atención los ambientes nocturnos, las calles oscuras, los ambientes subterráneos, los locales opresivos (taller del coche) y los espacios degradados (apartamento de Jeff). Hacia el final aumenta la prevalencia del cromatismo de azules densos y grises, contrastados con ardientes granates y rojos, que intensifican la frialdad y la desolación del conjunto.
Es uno de los mejores trabajos de Melville, precursor de la “nouvelle vague” y héroe de la Resistencia.
Trata el tema de la culpabilidad y de la ambigüedad. Se establecen líneas de equivalencia entre las conductas de la policía y del malhechor. La cita del “Book of Bushido” (Libro de Bushido), que encabeza el film, es falsa, pero resulta muy útil para situar desde el comienzo la atención del espectador en uno de los temas centrales del film. Es excelente la interpretación de Alain Delon, que luce una imperturbable e inexpresiva, pero muy oportuna, cara de póquer. En esta película, como hace en otras, el realizador deja constancia visual de sus sentimientos de amor a París. Integran la llamada “trilogía samurai” de Melville este film, “El círculo rojo” (1970) y “Crónica negra” (1972).
La música, de François de Roubaix (“Adiós amigo”, Herman, 1968), ofrece una partitura original jazzística, son solos de teclados, piano, acordeón y trompeta, que acompañan con dramático lirismo la desolada soledad del protagonista. La fotografía, de Henri Decae (“Círculo rojo”, Melville, 1970) en color (eastmancolor), describe con especial atención los ambientes nocturnos, las calles oscuras, los ambientes subterráneos, los locales opresivos (taller del coche) y los espacios degradados (apartamento de Jeff). Hacia el final aumenta la prevalencia del cromatismo de azules densos y grises, contrastados con ardientes granates y rojos, que intensifican la frialdad y la desolación del conjunto.
Es uno de los mejores trabajos de Melville, precursor de la “nouvelle vague” y héroe de la Resistencia.
18 de diciembre de 2011
18 de diciembre de 2011
128 de 173 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues yo me he revisado hoy "El silencio de un Hombre" y se me ha caído bastante, para ser una película sobria de cine negro, sin grandes secuencias de acción tiene unos fallos de guión que son de principiante, mi opinión en spoilers....
No hay nada que me ponga más de mala hostia que una obra pretendidamente sobria y verosimil que toma por estúpidos a sus espectadores...sinceramente creo que la obra maestra de Melville sigue siendo "El ejército de las Sombras"...ahí si que no se le escapa nada y tiene todo bien atado para no defraudar al espectador atento.
No hay nada que me ponga más de mala hostia que una obra pretendidamente sobria y verosimil que toma por estúpidos a sus espectadores...sinceramente creo que la obra maestra de Melville sigue siendo "El ejército de las Sombras"...ahí si que no se le escapa nada y tiene todo bien atado para no defraudar al espectador atento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
a. nos presentan a un asesino impecable e implacable que prácticamente no habla ni con el que le suministra sus herramientas de trabajo (pistola y cambio de matriculas) pero que confía en una novia como base para su coartada... por decirlo de manera suave es algo bastante ridículo y que si lo viéramos en una película actual nos daría la risa que un personaje tan asocial confíe toda su coartada en un "ligue".
b. Por supuesto comete el crimen sin importarle que el local esté a rebosar de gente... la inteligencia no brilla en la mente de un asesino despiadado....daremos por hecho que el local está abierto las 24 horas del día...
c. Ya que tiene que meterse en un local atestado de gente y de posibles testigos podría haberse puesto una barba falsa o algo así para tratar de enmascarar su rostro, una gabardina y un sombrero y listos...
d. Comete el crimen y se libra de los guantes y la pistola... ¿por qué no tira la gabardina y el sombrero?... dos elementos hiper-reconocibles y no se deshace de ellos ¿¿¿WTF???. Con lo fácil que hubiera sido tener otro abrigo en el coche para dar el cambiazo....
e. ¿por qué demonios se va a una timba después de ir a casa de su coartada para cruzarse con el novio?...¿para que le pillen en una más que previsible redada?... ¿por qué no se va a su habitación si ya tiene coartada?... mi no entender.
f. Después de que le han liberado del interrogatorio en la policía lo primero que hace es ¡¡¡despistar a la policía metiéndose en un edificio y saliendo por otra puerta!!!... justo lo que hace la gente normal y si tenia que ir a la reunión con su cliente por el dinero podría haberlo hecho de manera más sutil porque vaya tela....
g. Tira una bolsa llena de gasas con sangre producidas en su encuentro con el recadero de su cliente justo en frente de la puerta de su portal ni aposta oiga.... con la de formas que hay de deshacerse de cosas, como por ejemplo quemarlas, eso sí el tío pasa de la estupidez más absoluta a la inteligencia tigresa dándose cuenta que han entrado en su apartamento y han puesto un micro porque el pájaro canta en "si menor".... a las obras maestras hay que exigirles bastante más verosimilitud, creo yo....
b. Por supuesto comete el crimen sin importarle que el local esté a rebosar de gente... la inteligencia no brilla en la mente de un asesino despiadado....daremos por hecho que el local está abierto las 24 horas del día...
c. Ya que tiene que meterse en un local atestado de gente y de posibles testigos podría haberse puesto una barba falsa o algo así para tratar de enmascarar su rostro, una gabardina y un sombrero y listos...
d. Comete el crimen y se libra de los guantes y la pistola... ¿por qué no tira la gabardina y el sombrero?... dos elementos hiper-reconocibles y no se deshace de ellos ¿¿¿WTF???. Con lo fácil que hubiera sido tener otro abrigo en el coche para dar el cambiazo....
e. ¿por qué demonios se va a una timba después de ir a casa de su coartada para cruzarse con el novio?...¿para que le pillen en una más que previsible redada?... ¿por qué no se va a su habitación si ya tiene coartada?... mi no entender.
f. Después de que le han liberado del interrogatorio en la policía lo primero que hace es ¡¡¡despistar a la policía metiéndose en un edificio y saliendo por otra puerta!!!... justo lo que hace la gente normal y si tenia que ir a la reunión con su cliente por el dinero podría haberlo hecho de manera más sutil porque vaya tela....
g. Tira una bolsa llena de gasas con sangre producidas en su encuentro con el recadero de su cliente justo en frente de la puerta de su portal ni aposta oiga.... con la de formas que hay de deshacerse de cosas, como por ejemplo quemarlas, eso sí el tío pasa de la estupidez más absoluta a la inteligencia tigresa dándose cuenta que han entrado en su apartamento y han puesto un micro porque el pájaro canta en "si menor".... a las obras maestras hay que exigirles bastante más verosimilitud, creo yo....
9 de junio de 2009
9 de junio de 2009
49 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si por definición, la eficiencia es el cumplimiento de un objetivo con el menor número de recursos, "Le samouraï" es la película más eficiente de la historia. No por rentabilidad económica, que seguro que lo es "El mariachi" o "El proyecto de la Bruja de Blair", sino por rentabilidad cinematográfica.
Es imposible realizar una peli con menos recursos cinematográficos. Apenas hay un traje y un sombrero, una pistola, un policía, el prota, la chica del prota, el malo y la chica del malo. Sólo existen los recursos tradicionales del cine negro. No hay nada más. Existe eso y la lluvia y la atmósfera. Existe eso y el descomunal talento de un autor en estado de gracia.
Todos esos escasos recursos podrían haberse utilizado para hacer un thriller de los de siempre. Esos filmes de cine negro en que abunda la información y el espectador tiene que estar atento a captarla toda y situarla en el momento adecuado. Aquí, no. Aquí apenas hay información. Y toda la que da es sustancial, cambiaría la película sin ella.
De hecho, probablemente la peli sería distinta sin uno solo de los elementos, sin uno solo de los planos, sin uno solo de los diálogos. Melville lleva al extremo la economía de medios y datos para construir una intriga prácticamente muda, donde todo es sustancial, nada es accesorio, todo es verdad.
Y lo mejor de todo es que con ello, no realiza un ejercicio de estilo, sino que consigue una trama que te ata a la butaca, te clava pegado a su protagonista, te regala una belleza triste e infinita, te emociona con uno de los finales más elípticos, sorprendentes y redondos que se recuerdan.
No consigo quitarme esta peli de la cabeza. Cada vez que pienso en ella, veo que hay detalles decisivos para la trama que se me habían escapado. Ayer nuestro debate duró más de hora y cuarto. Necesitaríamos otras doscientas horas para captarlo todo.
Por todo esto brindo por Melville, brindo por su trama y sus imágenes, brindo por su eficiencia. Por todo esto brindo por Alain Delon y por su silencio, el silencio de un hombre, la dignidad de un samurai.
Es imposible realizar una peli con menos recursos cinematográficos. Apenas hay un traje y un sombrero, una pistola, un policía, el prota, la chica del prota, el malo y la chica del malo. Sólo existen los recursos tradicionales del cine negro. No hay nada más. Existe eso y la lluvia y la atmósfera. Existe eso y el descomunal talento de un autor en estado de gracia.
Todos esos escasos recursos podrían haberse utilizado para hacer un thriller de los de siempre. Esos filmes de cine negro en que abunda la información y el espectador tiene que estar atento a captarla toda y situarla en el momento adecuado. Aquí, no. Aquí apenas hay información. Y toda la que da es sustancial, cambiaría la película sin ella.
De hecho, probablemente la peli sería distinta sin uno solo de los elementos, sin uno solo de los planos, sin uno solo de los diálogos. Melville lleva al extremo la economía de medios y datos para construir una intriga prácticamente muda, donde todo es sustancial, nada es accesorio, todo es verdad.
Y lo mejor de todo es que con ello, no realiza un ejercicio de estilo, sino que consigue una trama que te ata a la butaca, te clava pegado a su protagonista, te regala una belleza triste e infinita, te emociona con uno de los finales más elípticos, sorprendentes y redondos que se recuerdan.
No consigo quitarme esta peli de la cabeza. Cada vez que pienso en ella, veo que hay detalles decisivos para la trama que se me habían escapado. Ayer nuestro debate duró más de hora y cuarto. Necesitaríamos otras doscientas horas para captarlo todo.
Por todo esto brindo por Melville, brindo por su trama y sus imágenes, brindo por su eficiencia. Por todo esto brindo por Alain Delon y por su silencio, el silencio de un hombre, la dignidad de un samurai.
25 de mayo de 2015
25 de mayo de 2015
50 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alain Delon parece de plástico.
No es que no encuentre meritorio pasarte una peli entera sin expresión facial ni brillo en la mirada, sobre todo cuando apenas tienes texto, pero es que prefiero cuando los actores construyen un personaje e interpretan. Manías que tengo.
En realidad, todos los actores parecen de plástico, a excepción del policía, que se ve que pone interés en lo que hace. De no ser por él, pensaría que era una historia sobre facinerosos robóticos.
El argumento tampoco resulta especialmente trepidante, más bien soso, como los actores. Eso sí, todo el mundo aquí es muy listo. El poli es un lince, y Delon sabe cuando alguien allana su morada porque se lo cuenta un pajarito, que tiene mérito la cosa.
Además, es una peli excesivamente austera. Cutre, en realidad. El prota, mismo, vive en un pisito que es un espanto. No tiene de ná. Cuando abre el armario está vacío, con una perchas desnudas y tristes ahí pendulando. Los cajones de la cómoda, vacíos también. No hay ni un librito, ni nada. Lo único que posee este señor es una colección de botellas, vacías, por supuesto, encima del ropero… Y eso que el tío cobra un dinero por asesinar, y tal. ¿En qué se lo gastará?
En fin, que esta es mi opinión sobre este magno título de cine neo-noir francés. Más que negro, lo he visto gris.
No es que no encuentre meritorio pasarte una peli entera sin expresión facial ni brillo en la mirada, sobre todo cuando apenas tienes texto, pero es que prefiero cuando los actores construyen un personaje e interpretan. Manías que tengo.
En realidad, todos los actores parecen de plástico, a excepción del policía, que se ve que pone interés en lo que hace. De no ser por él, pensaría que era una historia sobre facinerosos robóticos.
El argumento tampoco resulta especialmente trepidante, más bien soso, como los actores. Eso sí, todo el mundo aquí es muy listo. El poli es un lince, y Delon sabe cuando alguien allana su morada porque se lo cuenta un pajarito, que tiene mérito la cosa.
Además, es una peli excesivamente austera. Cutre, en realidad. El prota, mismo, vive en un pisito que es un espanto. No tiene de ná. Cuando abre el armario está vacío, con una perchas desnudas y tristes ahí pendulando. Los cajones de la cómoda, vacíos también. No hay ni un librito, ni nada. Lo único que posee este señor es una colección de botellas, vacías, por supuesto, encima del ropero… Y eso que el tío cobra un dinero por asesinar, y tal. ¿En qué se lo gastará?
En fin, que esta es mi opinión sobre este magno título de cine neo-noir francés. Más que negro, lo he visto gris.
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