Fuerte Yuma

Para ver esta película hay que tener un poco espíritu adolescente. Algo así como aquellos chavales que en el cine se ponían a aplaudir cuando llegaba a la carrera el 7º de Caballería tocando el cornetín. Si eres incapaz de adoptar ese espíritu, seguramente Fort Yuma no es tu destino. Aquí no hay 7º de Caballería, aquí hay una columna de soldados yanquis en misión de transporte a través del desierto hacia Fuerte Yuma, y los apaches acechando. Los apaches aquí son guerrilleros muy peligrosos y los héroes no son sólo ellos, también hay héroes entre los rostros pálidos.

Se da la curiosidad en este trayecto que aparece una especie de correlación, de paralelismo recíproco, con una atracción llena de fuerza entre una predicadora y el rastreador indio del ejército, y entre la hermana india del rastreador y el jefe de los yanquis. Los hermanos autóctonos rompen barreras y van a conectar con los foráneos para demostrar que no hay contaminación ante seres invasores, que no son dañinos y lo que haya entre ellos nadie lo puede saber ni a nadie le interesa, son cosas suyas y nadie puede juzgarlo, y menos si ese alguien no ha vivido nunca un enfrentamiento a muerte contra un ataque apache en clara desventaja.

Reproches los hay entre ellos pero lo que cuenta, lo único que vale, es lo que se digan a solas, y que se quieran. No tienen porqué ser amores imposibles. Y en ese aspecto la narrativa está bien expuesta, y al que se atreva a juzgar a las personas porque sea indio o rostro pálido... ¡Qué le corten la cabellera!

Sabemos que Lesley Selander, bastante ninguneado en FA, era un director del montón, el típico artesano que despachaba los encargos con eficacia y en el plazo acordado, sin la menor veleidad de autoría, que uno sepa. No obstante, Fort Yuma es un western interesante por su descarnada violencia y por presentar a un personaje, el militar encarnado (es un decir) por Peter Graves, ansioso en todo momento por derramar sangre india, pero también por beneficiarse a la indígena Francesca, loquita por sus huesos, hasta el punto de dar la vida por él (un impresentable, os lo aseguro). Fuerte Yuma es así un western de serie C que se eleva de su humilde cuna por obra de un guión más correcto de lo acostumbrado y unas situaciones chocantes en la época. Quedáis avisados.

La película, siendo un wetern menor, tiene, a mi juicio, un gran interés. A pesar de los personajes, en general un tanto acartonados y de algunas escenas rodadas con poca eficacia -e incluso parace que con pocas ganas- la peli es más que visible. Resulta muy entretenida, es muy fidedigna con el vestuario y usos de los apaches, revelándonos algunas de sus tácticas militares, presenta un punto de vista humano sobre el problema indio y, sobre todo, tiene pulso. Es intensa, concentrada, atípica por su inusual violencia, casi lapidaria. Un western que, en sus imperfecciones, rebosa intensidad y lirismo. Una pena la inexpresividad de Peter Graves y la rigidez de John Hudson que aortunadamente contrastan con las interpretaciones de Joan Taylor y una dulcísima Joan Vohs. Más que interesante y muy recomendable, sobre todo para los amantes del género y de las pelis de indios.

Sin contemplaciones, con esta frase despacha el estirado teniente Ben Keegan (Graves) los intentos de un veterano sargento, Alec (Phillips), para acceder a la escala de oficiales. Y todo para recibir el trato de "caballero" que le corresponde, algo que nadie de su familia había logrado nunca. Lee con dificultad pero tiene una memoria prodigiosa que le permite retener versículos completos de la Biblia mientras finge leerlos. Su fiel amigo el corneta (O'Hara) está al corriente del engaño y sigue de cerca sus progresos.
Solo por esta modesta pretensión y por la interpretación que hace este animoso sargento, damos por bien empleada la hora y unos minutos que dura la cinta.
La trama va de los ataques de los indios "miembreros" (de los que nunca habíamos oído hablar) al Fuerte Yuma, y de el destacamento que en su ayuda llega desde el Fuerte Apache. En medio las relaciones interraciales que se plantean entre dobles parejas. Una formada por el citado Keegan, con ribetes racistas, y la "india" Francisca (Vohs). La otra entre el hermano de esta, Jonás (Hudson), y la "señorita" Crow (Taylor), una inexperta misionera llegada del Este. Nótese en el entrecomillado el diferente tratamiento que reciben en la película las dos protagonistas en función de su etnia.
La interpretación es muy mejorable, el dibujo de los personajes muy plano, las escenas de lucha directamente malas. Es cierto, sí, pero dentro de la modestia de medios empleada (nunca vemos grupos de más de una docena de indios o de soldados), la cinta tiene también su encanto.

Fuerte Yuma es una película muy, pero que muy floja. Yo me considero un impenitente aficionado al género, dispuesto a disculpar cualquier cosa con tal de ver unos hermosos animales galopar por amplias praderas; pero es que en esta cinta, es muy difícil encontrar aspectos positivos.

El guión esta hecho sobre una idea muy vista pero que los aficionados aceptamos sin gran problema: una pequeña compañía del ejercito de los EEUU se desplaza de un fuerte a otro protegiendo un cargamento de municiones que un grupito de indios se empeñarán en robar.

Rodada en un technicolor que no resulta brillante (al menos en el visionado por TV) y con demasiadas escenas nocturnas cuando no se contaba con la técnica adecuada o no se dominaba la "noche americana". Con unos actores que parecen de cartón piedra incapaces de transmitir la menor sensación o sentimiento. Con unos diálogos muy aburridos en esas acampadas nocturnas y con unos personajes mal dibujados (¡mira que la misionera!)

Y con un presupuesto tan pobre que resulta difícil contar a mas de 10 indios juntos o mas de una docena de soldados.

A pesar de todo veo a muchos aficionados calificándola con ¡seis puntos! ... ¡En fin, mis respetos para todos! aunque no comparta ...

Yo la doy un 3.