Bajo los cielos del Líbano

La directora de origen franco-libanés Chloé Mazlo, nos introduce en la vida de Alice, una joven suiza que decide instalarse en Beirut. Allí echa raíces con un marido y una hija, se siente plenamente integrada en un Líbano muy europeizado donde puede realizarse como pintora y criar a su hija en un ambiente pacífico y esperanzador. En 1975 con la guerra que durará hasta 1977 veremos cómo cambia ese ambiente familiar creativo. A pesar de la esperanza y el tesón puesto en su proyecto de vida arraigado en Líbano, Alice verá cómo en esta guerra emigra buena parte de su círculo familiar y personal. Todo ello hace que cambie el relato optimista del comienzo.

El elemento a reseñar de la película es la introducción de recursos surrealistas, teatrales y de realismo mágico. Crea así unas imágenes delicadas que contrastan con la dureza de lo narrado. No por ello consigue que llegue menos el mensaje contra la guerra que proclama. Todo un descubrimiento de directora que sabe explorar la historia de su familia en clave creativa alejada de las imágenes violentas y crudas y centrándose en el poder de incidir en la esperanza, el poder de la unidad de la familia y de los valores antibelicistas.

Atención a la diectora Chloé Mazlo porque lleva mucha creatividad cinematográfica y sabe contarnos de otro modo el lado oscuro del mundo.

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Excelente debut en el largometraje de la realizadora franco libanesa Chloé Mazlo, que dota a la cinta de una arrolladora personalidad, sobre todo en la puesta en escena, ya que combina diversos elementos que la hace muy rica visualmente y gratamente sorprendente , sin dejar aparte su lado emotivo.
Utiliza las figuras de plastilina, el stop-motion, las fotos fijas del Líbano antiguo, impregnando el relato de una especia de realismo mágico que nos envuelve sin remedio, emocionando en ocasiones, divirtiéndonos en otro y también ofreciendo momentos duros, por más que parece estemos viendo una especie de cuento, pero sin dejar una realidad del pasado Líbano, que tanto dolor y muerte causó en sus días.
Un drama profundamente humano, lleno de entrañables personajes y situaciones que impregnan de vida al relato.
Técnicamente es un portento, con una preciosa fotografía de Hélène Louvart y un exquisito montaje como el que tiene lugar durante la cena, en la que de repente se apaga la luz y se cambia de situación como por arte de magia.
Muy bien interpretada, sobre todo por una tierna Alba Rohwacher, magnífica en su papel.
Una película hermosa, muy "bonita", que deja un excelente sabor de boca a cine bien hecho, con cariño, originalidad y mucho amor.
Un bello canto a la vida, al amor, a la fuerza de la familia, a la paz.

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Es verdaderamente un alegato pacifista, de manera muy naif y muy sutilmente narrado.--una hermosa manera de demostrar cómo vivir y cómo reconstruir el dolor y la felicidad.-

La música muy bella. Los personajes tiernos y al mismo tiempo de una integridad poco frecuente , un estoicismo singular .-

Un ejemplo de mesura , de no escapar de la dureza de la realidad y afrontarla desde los lugares en que se pueda-

A pesar de las crisis la reconstrucción es posible en estos lugares tan enfrentados, y que tanto dolor han estado soportando.--un verdadero homenaje a los sueños, al amor, al Líbano a las raíces, a la felicidad-