Uno no sabe muy bien si la película pretende ser un homenaje a la mítica Twister (hay algunos guiños a lo largo del metraje que los buenos observadores encontrarán) o simplemente otra película sobre los tornados. De todas formas, en cualquiera de los dos casos no llega a la altura esperada.

Los personajes resultan sumamente planos y sin ningún interés, por lo que te da realmente igual lo que les pase o no. La manida historia de fondo, centro de toda la película, hace agua más que aires tormentosos y se diluye en un guión flojo. Por lo demás, cuando esperas ver al menos efectos especiales interesantes (cierto es que la fotografía es razonablemente buena y las imágenes de las nubes y tormentas están bien), estos se quedan muy justitos y poco espectaculares. El chico protagonista es inexpresivo, su tío anodino, la novia un florero y su madre Anne Heche floja yendo de super dura. Punto y a parte Alec Baldwing que, en función de la película en la que aparezca, o te gusta o te parece un paquete, sin término medio. Aquí es la opción B.

Para pasar el rato comiendo unas palomitas, preferiblemente en compañías de los críos de la casa que se entretendrán si no son exigentes. No pidamos nada más porque no hay.

La película es un drama sin escenas de acción, así que, si esperas cgi de última generación e imágenes impactantes, olvídate. Lo peor, sin duda, la molesta música de orquesta, tremendamente exagerada y estridente, incluso cuando no está pasando absolutamente nada en la pantalla. Es una película de cazadores de tornados sin tornados, e incluso diría que sin cazadores que ejerzan como tales.
El guión es flojísimo, simple y barato para una producción de este nivel. Te llegará a sorprender la falta de coherencia argumental.
Los actores están en el set de atrezo, muy pérdidos, unas veces exagerando su personaje y otras hieráticos, pero siempre volviendo a tópicos rancios americanos de épocas pasadas.
Una película tan aburrida, intrascendente y soporífera que no podrás terminar de ver.