Clemencia

El premio del Jurado en el Festival de Sundance de este año ha sido para esta pequeña producción en la que se cuestiona muy bien la pena de muerte y como puede afectar cumplir estas ordenes de matar a los que participan en las ejecuciones.

Hace poco se estrenaba en los cines una película de temática similar que era "Cuestión de Justicia", seguro que esta pasara mucho más desapercibida, pero es el tipo de película que te engancha muy bien hasta el final.

Bernadine Williams, es la directora de una prisión que se encarga de supervisar las ejecuciones de los internos. Pero lo que una vez fue rutina, poco a poco se le está volviendo una pesadilla, especialmente después de que la inyección letal fallara en el último prisionero. El incidente la persigue sus sueños y ya no ve con buenos ojos el próximo hombre programado para morir, el asesino de policías convicto Anthony Woods con quien después de conversar con el muchas veces y con su abogado la asaltan las dudas de su culpabilidad. 

Papelón de Alfre Woodward (Después de Meryl Streep nadie llora mejor que ella) quien nos trasmite con pocas palabras el infierno interior por el que está pasando, mientras que la desesperación del reo que va a morir (Woods) está interpretado perfectamente por Aldis Hodge.

Opera prima de la directora Chinonye Chukwu que también escribió el guion y que se convirtió en la primera mujer negra en ganar el Gran Premio del Jurado en Sundance. Pronto dirigirá "Americanah". Una serie de HBO  basada en la novela más vendida de Chimamanda Ngozi Adichie y protagonizada por Lupita Nyong'o. 

Una buena exploración profunda del coste emocional de la pena de muerte que pueden sufrir los funcionarios públicos al ejercer su trabajo.
Destino Arrakis.com

*El punto de partida

Años de ejecuciones a condenas a muerte han puesto a prueba a la guardia de la prisión Bernardine Williams. Mientras se prepara la ejecución de otro recluso, Bernardine debe enfrentarse a los demonios emocionales y psicológicos creados por su trabajo. Al final, encuentra una conexión inesperada con el hombre que está destinada a matar.

La protagonista, Alfre Woodard, entra en la categoría de aquellas actrices que han vivido en la sombra de otros más conocidos a lo largo de sus carreras. La recordamos por su papel -pequeño pero incisivo- de Mistress Shaw en 12 años de esclavitud de Steve McQueen, pero también por multitud de apariciones en series como True Blood, Anatomía de Grey o Mujeres Desesperadas.

Gracias a Clemency, la actriz afroamericana vive su momento de gloria con esta película independiente.

*Un destino confuso

Sin embargo y, aunque el filme se esfuerce en conseguir lo contrario, el espectador no alcanza el propósito que persigue toda obra, la empatía. Los personajes son fríos y apenas muestran sus sentimientos, ni siquiera en momentos de fuerte tensión narrativa. Esta técnica puede resultar muy eficaz si se utiliza en ocasiones determinadas, para crear contraste y provocar a los espectadores, perdiendo fuerza si se convierte en la temática del propio filme.

*Conclusiones

Chinonye Chukwu ha creado un producto sugestivo que no termina de culminar. A pesar de que la película mantiene la atención y la tensión en el espectador, hay un punto de frialdad que no permite conectar con los personajes; falta pasión y compasión.

Crítica de Soraya Unión Álvarez

Duele demasiado ver esta película que se toma el trabajo de desnudar la verdad y la injusticia alrededor del sistema penal americano y en particular los estados donde se sigue aplicando la pena de muerte, sea esta por inyección o descargas eléctricas, ambas repudiables y que dejan por lo regular secuelas incurables en los que les toca presenciar dichas ejecuciones.

El ritmo es lento, pero sabe tomarse su tiempo para presentarnos los personajes. Especialmente la directora de la prisión nos va llevando poco a poco a ese infierno que es la mala administración de justicia.

Visto está de muchos casos del sistema legal americano que cuentan de injusticias cometidas principalmente contra pobres que no logran acudir a una buena defensa y solo con el tiempo, cuando ya han muerto, se descubre que eran inocentes.

Drama carcelario protagonizada por Alfre Woodard y Aldis Hodge ("Las reglas del juego") que sigue la historia de una funcionaria de prisiones que realiza ejecuciones en una prisión de máxima seguridad y que llega un momento en el que se cuestiona su trabajo con un prisionero, realizando la protagonista una gran actuación, metida en su papel y con varios momentos que dan que pensar, pero creo que no es una historia lo suficientemente emocionante ni para que dure casi dos horas, ni para que nos haga huella en nuestra memoria.
La película es un correcto drama sobre la trama que nos presentan, con una protagonista que ejerce muy bien su papel, con un puñado de escenas que quizás se te ericen los pelos y un cuestionamiento sobre una ejecución que también se contagia al espectador, pero por lo demás, estamos ante un drama que le ha faltado mucho más de todo, de garra, de humanidad, de emotividad, desarrollar un montón más el conflicto emocional de la protagonista y también de Aldis Hodge que apenas dice nada, pero también le hubiera venido bien menos metraje y menos diálogos, ya que tiene un buen puñado de minutos que no aportan absolutamente nada a la trama y da lugar a que en algún que otro momento me haya podido aburrir.
En definitiva, una película dramática que si bien tiene una trama interesante, que siempre da que hablar, con una buena actuación de la imponente Woodard y alguna escena que te ponen los pelos de punta, han faltado (mayor emotividad, conflictos emocionales, un drama que de verdad te haya importado el desenlace de la víctima) y sobrado cosas (metraje, minutos de relleno) por partes iguales, dando lugar a un producto irregular que se nos borrará de nuestra memoria en pocos días.

Plomiza y arrastrada producción que busca una reflexión sobre la pena de muerte a través de los efectos emocionales de quienes gravitan en torno a ella. La alcaide de una prisión acompaña a los condenados a inyección letal en sus últimos momentos. Aunque intenta parecer imperturbable vive un infierno interior que amenaza su vida personal.

Da cosica tildar de tostón una película que trata un tema tan polémico y que, al menos lo intenta, aborda la cuestión con respeto y sensibilidad. Pero es que a medida que avanzan los minutos el sopor le va a uno invadiendo. Demasiados planos eternos en los que apenas pasa nada, demasiados primeros planos que solo sirven para reducir páginas de guión. El tormento interior de la protagonista queda en un segundo plano cuando te pasas media película mirando el reloj.

Ni siquiera el carisma de Alfre Woodard suple las carencias de ritmo que lastran el largometraje. Suprimiendo minutos de relleno se hubiera logrado mayor eficacia en la transmisión del mensaje, que merecía un tratamiento que no distrajera tanto al espectador. Buenas intenciones, en eso se queda todo.