El mago del gore

Esta película ejerce una fascinación que tiene mucho que ver con sus defectos. Como en la mítica e infame Manos: the hands of fate, su pátina visual de peli barata viejuna, su montaje (también de sonido) chapucero, su pésimo reparto y su, en definitiva, cuestionable manejo de los más elementales recursos cinematográficos hacen de su visionado una de las experiencias más extrañas que uno pueda echarse a la cara. También hay que tener en cuenta el dato de la autoría: dirige el padre del gore Gordon Lewis, que aquí desnuda su corpus creativo ofreciendo un espectáculo gore prácticamente puro.

La trama se articula a través de una sucesión de números de magia (aliñados con casquería) que un tipo inquietante con maquillaje de los chinos exhibe ante un público un poco retard (atención a la reacción de la platea con los diferentes trucos del mago). Es simple, y podía haberlo sido más: sólo números de magia-gore, uno detrás de otro, sin hilazón argumental de ningún tipo. En lugar de ello se saca de la manga una idea delirante que desemboca en un clímax surrealista que es terrible, pero que a mí me hace gracia. Como toda la película, por otra parte una pura exploitation sin otra baza fuerte que el gore, ya de por sí tirando a mediocre.

Y pese a ello, o por ello, se hace entrañable. Su valentía conceptual, su honestidad, incluso todos los defectos antes mencionados, hacen de El mago del gore una de las pelis de terror más raras y, a su modo, disfrutables de la historia del cine de serie B (o Z, con esto de las letras hay que andar con ojo). Puritito Gordon Lewis.

Lo mejor: su grandilocuente verborrea regada con casquería fina fina.
Lo peor: iba a decir los actores, pero lo hacen tan mal que hasta su bochorno me despierta simpatías.

Para apreciar esta película hay que dejarse envolver en ella, dejar que te atrape, de lo contrario estarás malgastando tu tiempo.
Generalizar casi siempre es mal, pero todas las actuaciones son mediocres.
La que es una grosería es la actuación de la pareja de la mujer que sube al escenario y es supuestamente atravesada con una prensa hidráulica por el estomago, sin duda alguna es una grosería, lejos de causar miedo causa risa y es de risa también los primeros planos del mago, pero bueno la película esta pasable.
El final es desconcertante, dejándote en duda, preguntándote si es real o un sueño tu vida.
En cuanto a la historia es muy buena, que desafortunadamente no está acompañada más que de muertes y escenas bien logradas.

Curioso desvarío de Herschell Gordon Lewis en el que más allá de sus escenas gore con las que nos acustumbra intenta llevar al espectador por donde quiere con cierto discurso más o menos encubierto acerca de su cine.

Aquí se nos presenta a un mago cuya interpretación deja bastante que desear, como es costumbre. Nada de ser un tío campechano, es un tipo bastante frío que se limita a decirlo todo alto y claro como si fuésemos mongolitos: vocalizando, hablando despacito y en voz muy alta, lo cual, dicho sea de paso, realza el componente cómico del film.

El caso es que el mago lleva su espectáculo a un teatrillo (ojo a las reacciones del público, mitiquísimas) y la gracia de la historia es que los trucos del Mago son las escenas gore de la misma, y que más que trucos, parecen mutilaciones reales. La peli juega con eso a través de sus 2 protagonistas (una pareja que acabará yendo a su espectáculo unas 5 funciones seguidas, para ver si le pillan el truco) y porque se suceden una serie de muertes tras las funciones de las mismas personas que han sido voluntarias en los espectáculos del Mago horas antes, lo cual es muy raro.

Interpretaciones malas y efectos desfasados pero la peli sabe lo que es y sabe los complejos que tiene, por lo que ese hándicap puede convertirse en un aliciente para cierto público.

Acaba desvariando la peli al final, lo reconozco, pero es disfrutable. Con unas cervezas y un poco de lo otro es una gran experiencia.

Me despido en el Spoiler, que no es spoiler:

Herschell Gordon Lewis, padre del gore en el cine, nos ofrece en esta ocasión una película bastante curiosa, donde un mago ¨ilusionista¨ ofrece espectáculos que a los ojos del espectador parecen horriblemente sangrientos, pero que una vez termina, sus víctimas están indemnes... aparentemente, al menos.

Es una película barata, pero que cumple perfectamente su cometido, y es ofrecer al espectador escenas gore que yo definiría claramente como crueles. No son escenas que uno esperaría encontrarse en una película de 1970, este director adelantado a su época fue bastante más allá en esta película comparada con las anteriores y nos sorprende con tripas y sangre bastante explícitas.

¿Es una gran película?, no, no lo es. ¿Tiene la trama sentido?, la verdad es que bastante poco. ¿Se merece una buena puntuación?, indudablemente. ¿Por qué?, porque consigue asquearte en una época en lo que, lo que estás viendo, no existía. Y eso tiene mérito, sin duda.

Muy alocada, bizarra y hasta fuera de contexto, The Wizard Of Gore es una película extraña con un concepto tan descabellado y absurdo que de cierta manera es genial. El gore de esta película es lo que la caracteriza a pesar de que los efectos son evidentes, igual llegan a ser fascinantes y más tomando en cuenta que se usaron voceras reales de animales. Lo que si Montag viene con una actuación muy exagerada que le da carácter y las actuaciones de muchos de los actores no son geniales, pero son pasables. La trama de la película llega a ser rara y ciertamente incoherente, ya que genera muchas dudas sobre todo el final, pero es ahí donde la película se pone surrealista, ya que la película en sí plantea una crisis existencial y hace que toda lógica de lo que sucede en la trama desaparezca. Simplemente, una película de culto recomendable para los que gustan del cine bizarro. Mi calificación para esta película es un 9/10.