Temple de acero
7,1
5.796
Western. Aventuras
Un viejo agente del Gobierno, alcohólico y tuerto (John Wayne), es contratado por Mattie Ross (Kim Darby), una valerosa y obstinada joven, que se propone capturar al asesino de su padre. Contarán además con la colaboración de La Boeuf (Campbell), un ránger de Tejas. (FILMAFFINITY)
8 de julio de 2005
8 de julio de 2005
75 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
Valor de Ley es una de esas películas que a uno le llegan de forma especial. Nunca he visto nada igual en lo que a un antihéroe se refiere. Es simplemente el hombre con mayúsculas joder. Viejo, tuerto, gordo, borracho, cojo, uraño,.... Es decir, perfecto! Un tipo solitario que vive con un chino al que apenas entiende y un gato llamado sargento no se qué, un tipo odiado por sus métodos rudos casi siempre al límite de la ley,... Un tipo que, a fin de cuentas y llegado el momento hace lo que tiene que hacer!! La secuencia en la que coge el revolver con una mano, el rifle en la otra, las riendas con la boca y arremete contra los hombres que iba buscando le pone a uno la piel de gallina! No dejeis de verla!
29 de febrero de 2008
29 de febrero de 2008
49 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto todos los westerns en que trabajaron juntos estos dos, y no todos me transmitieron la misma sensación, se puede decir que es su western más cómico, junto con su segunda parte "El rifle y la biblia", y "Alaska, tierra de oro". Hathaway conserva muy bien el humor y el diálogo, otra cosa que me gusta mucho de el es la acertada ambientación que consigue crear en casi todos sus westerns, este hombre sabía muy bien donde tenía que rodar, las escenas de acción no es que sean algo del otro mundo, aunque ver al Duque con el winchester y el revólver no tiene desperdicio.
A John Wayne le valió el oscar a mejor actor principal, donde soltó la frase "Si lo hubiese sabido me habría puesto el parche 35 años antes", para muchos fue como un oscar honorífico, hace un buen papel eso es cierto, pero me parece a mi que se lo debían de haber dado mucho antes, por ejemplo en "Centauros del desierto". Los secundarios son bastante conocidos, sobretodo aquellos dos que por entonces no eran muy populares, Robert Duvall y Dennis Hopper, también Glen Campbell un cantante de country bastante reconocido, luego están los siempre presentes en el género como es el caso de Jeff Corey, Strother Martin y la breve aparición del omnipresente Hank Worden.
Resumiendo, un western muy agradable, ya sea por los personajes como por la banda sonora y paisajes, se encuentra entre los mejores de la última etapa del Duque, desde mi humilde opinión, claro.
A John Wayne le valió el oscar a mejor actor principal, donde soltó la frase "Si lo hubiese sabido me habría puesto el parche 35 años antes", para muchos fue como un oscar honorífico, hace un buen papel eso es cierto, pero me parece a mi que se lo debían de haber dado mucho antes, por ejemplo en "Centauros del desierto". Los secundarios son bastante conocidos, sobretodo aquellos dos que por entonces no eran muy populares, Robert Duvall y Dennis Hopper, también Glen Campbell un cantante de country bastante reconocido, luego están los siempre presentes en el género como es el caso de Jeff Corey, Strother Martin y la breve aparición del omnipresente Hank Worden.
Resumiendo, un western muy agradable, ya sea por los personajes como por la banda sonora y paisajes, se encuentra entre los mejores de la última etapa del Duque, desde mi humilde opinión, claro.
26 de agosto de 2011
26 de agosto de 2011
32 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Western realizado por el director Henry Hathaway (1898-1985). El guión, de Marguerite Roberts, adapta la novela “True Grit” (1968), de Charles Portis. Se rueda en escenarios naturales de Colorado, CA y Méjico (Durango), entre septiembre y diciembre de 1968. Producido por Hal B. Wallis para Paramount, se estrena el 11-VI-1969 (EEUU). La acción dramática se inicia en la ciudad de Fort Smith (Arkansas) y se desarrolla durante el invierno de 1880 en los territorios indios hoy integrados en el estado de Oklahoma. El relato da comienzo tras la puesta de sol del 5-X-1880.
Los protagonistas son el agente el gobierno Rouben “Rooster” Cogburn (Wayne), de 55 años, sin familia, valeroso, cruel, tuerto, borrachín y de oscuro pasado. Es eficaz en su trabajo, lleva 4 años en el oficio y durante este tiempo ha matado a 23 forajidos en búsqueda y captura. Al comienzo de la película se presenta en Fort Smith con 8 detenidos. Por su eficacia y valentía es contratado por Mattie Ross (Darby). Ésta, de 16 años, es la mayor de tres hermanos y la responsable de la contabilidad de la finca del padre. A raíz del asesinato de éste y ante la pasividad de las autoridades, decide organizar la captura del asesino, Tom Chaney, que ha huido a los territorios indios y se ha unido a una banda criminal. Es decidida, inteligente, luchadora, desenvuelta, frágil y, a veces, ingenua. El sargento de los rangers de Texas, LeBoeuf (Campbell), anda también en busca de Tom Chaney por haber asesinado en Texas al senador Bibbs. Le Boeuf es honesto, rígido, servidor del deber, testarudo y codicioso.
El título de la obra responde al hecho que Mattie busca para la captura del asesino a un hombre de valor o lo que es lo mismo con agallas y valiente. No le importa su pasado, ni su fama de granuja. La expedición que emprenden la chiquilla, “Rooster” y Le Boeuf, se desarrolla como una odisea. Las diferencias de edad de los viajeros, la disparidad de sus experiencias y las dificultades que han de afrontar, generan entre ellos un estado permanente de desencuentros, fricciones y discusiones, que mantienen caldeado y vivo el clima de la expedición. La buena definición de los caracteres hace comprensible, en sus causas y en sus contenidos, el estado casi permanente de hostilidad que envuelve la convivencia de tres personas unidas por frágiles intereses de oportunidad. Los diálogos, tomados en gran parte de la novela, son precisos, concisos, contundentes y brillantes.
La narración pone de manifiesto la capacidad de Hathaway de componer un relato interesante, atractivo, rico en detalles y capaz de retener la atención del público. Como es habitual en él, integra en el drama el paisaje, que no solo aporta grandeza y sentido épico, sino que además refleja el estado de ánimo de los personajes, sus deseos y evolución.
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Los protagonistas son el agente el gobierno Rouben “Rooster” Cogburn (Wayne), de 55 años, sin familia, valeroso, cruel, tuerto, borrachín y de oscuro pasado. Es eficaz en su trabajo, lleva 4 años en el oficio y durante este tiempo ha matado a 23 forajidos en búsqueda y captura. Al comienzo de la película se presenta en Fort Smith con 8 detenidos. Por su eficacia y valentía es contratado por Mattie Ross (Darby). Ésta, de 16 años, es la mayor de tres hermanos y la responsable de la contabilidad de la finca del padre. A raíz del asesinato de éste y ante la pasividad de las autoridades, decide organizar la captura del asesino, Tom Chaney, que ha huido a los territorios indios y se ha unido a una banda criminal. Es decidida, inteligente, luchadora, desenvuelta, frágil y, a veces, ingenua. El sargento de los rangers de Texas, LeBoeuf (Campbell), anda también en busca de Tom Chaney por haber asesinado en Texas al senador Bibbs. Le Boeuf es honesto, rígido, servidor del deber, testarudo y codicioso.
El título de la obra responde al hecho que Mattie busca para la captura del asesino a un hombre de valor o lo que es lo mismo con agallas y valiente. No le importa su pasado, ni su fama de granuja. La expedición que emprenden la chiquilla, “Rooster” y Le Boeuf, se desarrolla como una odisea. Las diferencias de edad de los viajeros, la disparidad de sus experiencias y las dificultades que han de afrontar, generan entre ellos un estado permanente de desencuentros, fricciones y discusiones, que mantienen caldeado y vivo el clima de la expedición. La buena definición de los caracteres hace comprensible, en sus causas y en sus contenidos, el estado casi permanente de hostilidad que envuelve la convivencia de tres personas unidas por frágiles intereses de oportunidad. Los diálogos, tomados en gran parte de la novela, son precisos, concisos, contundentes y brillantes.
La narración pone de manifiesto la capacidad de Hathaway de componer un relato interesante, atractivo, rico en detalles y capaz de retener la atención del público. Como es habitual en él, integra en el drama el paisaje, que no solo aporta grandeza y sentido épico, sino que además refleja el estado de ánimo de los personajes, sus deseos y evolución.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
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La historia es sencilla, relativamente previsible y cautivadora. No es habitual la presencia determinante en el grupo protagonista de una jovencita de espíritu independente, gran imaginación, descarada y de rigurosas convicciones presbiterianas. Su figura ofrece una fuente de incicdecias irónicas, humorísticas y, en ocasiones, mordaces. Los choques entre las laxas concepciones morales de “Rooster” (el gallo) y las estrictas creencias episcopalianas de Le Boeuf, son también aprovechadas para mantener el ambiente de tensión que llena y da sentido a la acción. Conviene hacer constar que Charles Portis escribió la novela pensando en su adaptación al cine y en la identificiación de “Rooster” con John Wayne. De ahí la buena conjunción que se da entre el papel del agente estatal y las características del actor. Éste entrega un trabajo más que correcto y muy al gusto del público. No es la mejor interpretación de Wayne, pero es la que le valió su primer y único Oscar, si descontamos el que recibió a título honorífico por toda su carrera. Kim Darby hace un trabajo convincente y satisfactorio, pese a las diferencias que lo separan del que realiza Steinfeld en la versión de los Coen (2010).
La obra funciona como un western dramático y de aventuras con un eje central que articula los hechos en el marco de una marcha que guarda paralelismos y similitudes con la Odisea (s. VII aC) de Homero. No contiene la acumulación de planos narrativos y la pluralidad de contenidos de la versión de los Coen. Es un western entretenido y grato, con elementos valiosos de intriga, tensión y drama.
La banda sonora, de Elmer Bernstein ("La gran evasion", Sturges, 1963), ejecuta una partitura vibrante que anuncia los momentos de peligro, amenaza, lucha o victoria. La orquesta se basa en instrumentos de viento, que dejan la melodía a cargo de unas trompetas agudas de fanfarria. Junto con el paisaje, los cortes sonoros generan sentimientos de implicación en la acción y de recursos épicos o líricos (solo de flauta en la intimidad de la pensión Mordoch). La película comienza superponiendo a los créditos de entrada la canción original de Bernstein “True Grit”, que canta Glen Campbell. La fotografía, de Lucien Ballard ("Grupo salvaje", Peckinpah, 1969), crea composiciones soberbias y emotivas. Las imágenes son luminosas y de un cromatismo intenso y natural. Predominan las visiones otoñales que casan con el tono sutilmente melancólico del film. Destaca destalles de interés como la luz de carburo, el colt Dragón, el vendedor de cacahuetes, etc. Ofrece expresivos primeros planos de Wayne.
La historia es sencilla, relativamente previsible y cautivadora. No es habitual la presencia determinante en el grupo protagonista de una jovencita de espíritu independente, gran imaginación, descarada y de rigurosas convicciones presbiterianas. Su figura ofrece una fuente de incicdecias irónicas, humorísticas y, en ocasiones, mordaces. Los choques entre las laxas concepciones morales de “Rooster” (el gallo) y las estrictas creencias episcopalianas de Le Boeuf, son también aprovechadas para mantener el ambiente de tensión que llena y da sentido a la acción. Conviene hacer constar que Charles Portis escribió la novela pensando en su adaptación al cine y en la identificiación de “Rooster” con John Wayne. De ahí la buena conjunción que se da entre el papel del agente estatal y las características del actor. Éste entrega un trabajo más que correcto y muy al gusto del público. No es la mejor interpretación de Wayne, pero es la que le valió su primer y único Oscar, si descontamos el que recibió a título honorífico por toda su carrera. Kim Darby hace un trabajo convincente y satisfactorio, pese a las diferencias que lo separan del que realiza Steinfeld en la versión de los Coen (2010).
La obra funciona como un western dramático y de aventuras con un eje central que articula los hechos en el marco de una marcha que guarda paralelismos y similitudes con la Odisea (s. VII aC) de Homero. No contiene la acumulación de planos narrativos y la pluralidad de contenidos de la versión de los Coen. Es un western entretenido y grato, con elementos valiosos de intriga, tensión y drama.
La banda sonora, de Elmer Bernstein ("La gran evasion", Sturges, 1963), ejecuta una partitura vibrante que anuncia los momentos de peligro, amenaza, lucha o victoria. La orquesta se basa en instrumentos de viento, que dejan la melodía a cargo de unas trompetas agudas de fanfarria. Junto con el paisaje, los cortes sonoros generan sentimientos de implicación en la acción y de recursos épicos o líricos (solo de flauta en la intimidad de la pensión Mordoch). La película comienza superponiendo a los créditos de entrada la canción original de Bernstein “True Grit”, que canta Glen Campbell. La fotografía, de Lucien Ballard ("Grupo salvaje", Peckinpah, 1969), crea composiciones soberbias y emotivas. Las imágenes son luminosas y de un cromatismo intenso y natural. Predominan las visiones otoñales que casan con el tono sutilmente melancólico del film. Destaca destalles de interés como la luz de carburo, el colt Dragón, el vendedor de cacahuetes, etc. Ofrece expresivos primeros planos de Wayne.
23 de diciembre de 2005
23 de diciembre de 2005
23 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
El merecido óscar de Hollywood para este gran actor, llegó de la mano de este trepidante y humorístico western, donde John Wayne escenifica a una especie de "Torrente", en el salvaje oeste. Un tipo bebedor, con malas pulgas y una reputación más que dudosa, que, sin embargo, posee una valentía y astucia propias de un león, lo cual le convierten en un vaiioso cazarecompensas.
Dirigida por Henry Hathaway, un especialista del género, Wayne cumple a la perfección con su papel, logrando en varios momentos, arrancar una lagrimilla al sufrido espectador.
Junto al fornido actor aparecen secundarios de la talla de Jeff Corey, o Strother Martin, además de contar con la presencia de dos actores por entonces poco conocidos, como Robert Duvall y Dennis Hopper
Ideal para toda la familia, y para los amantes del cine de Wayne.
Dirigida por Henry Hathaway, un especialista del género, Wayne cumple a la perfección con su papel, logrando en varios momentos, arrancar una lagrimilla al sufrido espectador.
Junto al fornido actor aparecen secundarios de la talla de Jeff Corey, o Strother Martin, además de contar con la presencia de dos actores por entonces poco conocidos, como Robert Duvall y Dennis Hopper
Ideal para toda la familia, y para los amantes del cine de Wayne.
11 de enero de 2011
11 de enero de 2011
22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno ve una casa en la pradera en Technicolor acompañada de una melosa canción de Don Black y banda sonora de Elmer Bernstein puede quedar engañado con la proposición. Una familia feliz y una despedida. ‘Paga lo menos que puedas’, le recuerda la protagonista a su padre porque el precio que va a pagar va a ser la vida por el cobarde Tom Chaney. Y es, entonces, cuando uno recuerda las letras rojo de los títulos de crédito y le viene a la cabeza un tono ensangrentado en ellas. “Valor de ley” (1969) de Henry Hathaway, primera adaptación del texto de Charles Portis y por la que John Wayne se alzó con su único Oscar, puede ser un perfecto caramelo envenenado. En sus primeros minutos hemos visto un asesinato a sangre fría, tres ejecuciones (con venta de cacahuetes como si fuera un evento deportivo) y un juicio con declaración sobre un ajustamiento y torturas… pero el tono parece cómico teñido en negro, aunque lo mórbido con lápidas, cadáveres familiares y ataúdes vacíos anuncian ecos de tragedia.
Mattie Ross, la pequeña contable, parece un niño con su pelo a lo garçon y su vestuario poco femenino que incluye el rojón-pasión-venganza. Es una niña de armas tomar y con pistola de la vendetta en mano a modo de testimonio paternal. Su cartel lo deja claro y reza: ‘El más extraño trió para coger a un asesino: Un valiente, tuerto U.S. marshall que nunca ha conocido un día sobrio, un ranger de Texas sediento de generoso dinero y una chica todavía en pañales a la que no le importaba lo que hubieran hecho o quiénes eran, siempre y cuando tuvieran Valor de Ley.’
Parece que el símil de criminales y picapleitos con ratas en tiempos en lo que la justicia comenzaba a pedir explicaciones y declaraciones es bastante latente. Aparece otro punto de vista sobre el ‘ajuste de cuentas’; la protagonista, recordemos, que quiere a Tom Chaney para que sea ejecutado con todas las de la ‘ley’, pero no quiere que lo sea en otro estado por otro de los crímenes que ha cometido, como el asesinato de un Senador y su perro…, sino que quiere reivindicar a su padre como víctima principal. Aparece el ego y el conato de comedia negra. La voz se instaura como nueva arma arrojadiza porque en esos tiempos tener rectitud en el discurso y un buen abogado eran sinónimos de éxito.
La película no sorprende como ‘road movie’ o ‘buddy movie’, ni tampoco como un filme de descubrimientos sino por dejar en completo off a los villanos hasta su desenlace. Rooster tiene un pasado del que huye aunque tampoco le persigue. Es ahí donde la figura de Ned Pepper aplasta a la supuesta ‘rata’ protagonista, Tom Chaney.
El purgatorio aquí es divisado como un pozo oscuro y repleto de serpientes por los pecados cometidos: es el alto precio de matar… aunque sea para vengar la muerte de un padre y camarada. Alto precio como el veneno y heridas de guerra que se quedarán como parte de una infancia que se fue con un parche, una tumba y un amigo.
Mattie Ross, la pequeña contable, parece un niño con su pelo a lo garçon y su vestuario poco femenino que incluye el rojón-pasión-venganza. Es una niña de armas tomar y con pistola de la vendetta en mano a modo de testimonio paternal. Su cartel lo deja claro y reza: ‘El más extraño trió para coger a un asesino: Un valiente, tuerto U.S. marshall que nunca ha conocido un día sobrio, un ranger de Texas sediento de generoso dinero y una chica todavía en pañales a la que no le importaba lo que hubieran hecho o quiénes eran, siempre y cuando tuvieran Valor de Ley.’
Parece que el símil de criminales y picapleitos con ratas en tiempos en lo que la justicia comenzaba a pedir explicaciones y declaraciones es bastante latente. Aparece otro punto de vista sobre el ‘ajuste de cuentas’; la protagonista, recordemos, que quiere a Tom Chaney para que sea ejecutado con todas las de la ‘ley’, pero no quiere que lo sea en otro estado por otro de los crímenes que ha cometido, como el asesinato de un Senador y su perro…, sino que quiere reivindicar a su padre como víctima principal. Aparece el ego y el conato de comedia negra. La voz se instaura como nueva arma arrojadiza porque en esos tiempos tener rectitud en el discurso y un buen abogado eran sinónimos de éxito.
La película no sorprende como ‘road movie’ o ‘buddy movie’, ni tampoco como un filme de descubrimientos sino por dejar en completo off a los villanos hasta su desenlace. Rooster tiene un pasado del que huye aunque tampoco le persigue. Es ahí donde la figura de Ned Pepper aplasta a la supuesta ‘rata’ protagonista, Tom Chaney.
El purgatorio aquí es divisado como un pozo oscuro y repleto de serpientes por los pecados cometidos: es el alto precio de matar… aunque sea para vengar la muerte de un padre y camarada. Alto precio como el veneno y heridas de guerra que se quedarán como parte de una infancia que se fue con un parche, una tumba y un amigo.
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