Funeral Parade of Roses
Drama
Retrato en clave surrealista de varios transexuales en el Tokio de los años 60. La película narra los acontecimientos que envuelven la vida de Eddie y otros travestidos de la escena underground de Tokio. El título de la película es un juego de palabras. "Bara", que significa rosa, es un término japonés que sirve para designar peyorativamente a los homosexuales.
27 de enero de 2010
27 de enero de 2010
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este cortejo fúnebre de rosas es una de las historias más crueles rodadas, una reflexión sobre el abandono y la soledad de la condición humana, llevada hasta unos extremos difíciles de ver en una película en la actualidad. Por lo que sorprende, además de por su maravillosa fotografía en blanco y negro, es por su novedad, una forma de hacer cine radical con un montaje repleto de flashbacks, en el que los propios actores son entrevistados y con un uso de la cámara que depende del tipo de intensidad de escena se hace más rápido o más lento. El final, que el director representa poco a poco a lo largo de todo el metraje, acaba totalmente de una forma devastadora, es una representación de la filosofía de Freud que deja asombrosado por la veracidad de la historia.
Una historia de celos, sangre, odio y amores imposibles. Otro acierto es la veracidad de todos los personajes, no parecen actuar, son así e incluso los actores se sienten identificados con los personajes que interpretan.
El poder corrosivo del amor en unos personajes travestidos, con sus máscaras debajo de otras máscaras, que esconden su verdadera forma, sus deseos repremidos y sus traumas del pasado.
Un exorcismo del alma humana, un letargo que presenta una realidad pulp a finales de los setenta y cuya trascendencia llega hasta nuestros días.
No extraña que realizadores tan célebres como Kubrick o Tarantino se hayan inspirado en esta película a la hora de rodar algunas de sus más conocidas escenas.
Una de mis películas preferidas, pieza de culto y una obra del psiconalisis y del cine social que no deja indiferente a nadie.
Una historia de celos, sangre, odio y amores imposibles. Otro acierto es la veracidad de todos los personajes, no parecen actuar, son así e incluso los actores se sienten identificados con los personajes que interpretan.
El poder corrosivo del amor en unos personajes travestidos, con sus máscaras debajo de otras máscaras, que esconden su verdadera forma, sus deseos repremidos y sus traumas del pasado.
Un exorcismo del alma humana, un letargo que presenta una realidad pulp a finales de los setenta y cuya trascendencia llega hasta nuestros días.
No extraña que realizadores tan célebres como Kubrick o Tarantino se hayan inspirado en esta película a la hora de rodar algunas de sus más conocidas escenas.
Una de mis películas preferidas, pieza de culto y una obra del psiconalisis y del cine social que no deja indiferente a nadie.
5 de abril de 2015
5 de abril de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mayores obras del cine experimental japonés de los años 60 y 70, así como de la historia del cine.
Es una auténtica maravilla, me ha encantado todo en ella, la fotografía en blanco y negro es bellísima con un contraste entre los negros y los blancos muy fuertes.
El montaje es muy bueno, en el que se nos desordenan los acontecimientos y hasta el final no se forma uno el verdadero orden, así como la combinación perfecta de la música y las imágenes; unas imágenes que aparecen durante la película para mostrar los estados de ánimo de los personajes o recuerdos del protagonista. Me pareció buenísima la escena en la que Eddie va caminando hacia su casa mientras la casa desaparece para mostrar otros lugares y situaciones, introduciendo la cámara en el subconsciente del personaje y en lo que está recordando mientras parece que tan sólo camina. Eso hace que conozcas mucho mejor a los personajes, así como sus diferentes caras, tema tratado con importancia en esta película, y que tiene que ver con la naturaleza de un personaje que tiene dos caras muy diferenciadas, que son el sexo masculino y el femenino, así como muchas otras más personalidades o facetas de Eddie.
La dirección es maravillosa, y más tarde se vió su influencia en películas como 'La naranja mecánica', por ejemplo en la manera de filmar las peleas y de utilizar la música en esos momentos. Kubrick dijo que 'Funeral parade of roses' fue una de las películas de su vida. Mientras la estaba viendo descubrí las muchas influencias que tuvo en otras películas futuras, pero también al contrario, en las fuentes de las que bebió, como 'Al final de la escapada' de Godard con la que comparte bastantes cosas.
Los actores están todos fantásticos, en especial Eddie, el protagonista; lo que ha influido en que las interpretaciones fuesen tan buenas es que muchas de las personas que aparecen en la película hacen de ellos mismos, como Eddie, que fue un travesti real muy popular de un bar homosexual.
La película podría considerarse una revisitación del mito de Edipo, aunque no es realmente lo importante de ella, sino un tema que se toca, además de que Matsumoto en una entrevista dijo que sí, que le influenció, pero que no era la razón por la que dirigió esta película, si no que lo que buscaba era retratar el mundo “underground japonés” de finales de los años sesenta.
El retrato de ese mundo me encantó; otra cosa muy interesante son las entrevistas reales a los travestis y a los amigos de Eddie, así como las secuencias documentales en las que simplemente se graba la vida cotidiana de los personajes. Es grandioso el juego que plantea Matsumoto entre la realidad y la ficción, en el que muchas veces dudas sobre si lo que estás viendo es real o no, y cómo destruye algunos de esos presentimientos con grabaciónes de los rodajes y las charlas sobre las escenas.
Una película para reflexionar, madura, inteligente, interesante e importante, en la que todo lo que se dice tiene un significado, no hay más que ver la frase con la que comienza la película: “Soy la herida y la espada, la víctima y el verdugo” que no es más que la definición del protagonista.
Una obra maestra, absolutamente irrepetible, la radiografía de un tiempo, de una gente, de una vida y de un autor tan colosal como es Toshio Matsumoto.
Es una auténtica maravilla, me ha encantado todo en ella, la fotografía en blanco y negro es bellísima con un contraste entre los negros y los blancos muy fuertes.
El montaje es muy bueno, en el que se nos desordenan los acontecimientos y hasta el final no se forma uno el verdadero orden, así como la combinación perfecta de la música y las imágenes; unas imágenes que aparecen durante la película para mostrar los estados de ánimo de los personajes o recuerdos del protagonista. Me pareció buenísima la escena en la que Eddie va caminando hacia su casa mientras la casa desaparece para mostrar otros lugares y situaciones, introduciendo la cámara en el subconsciente del personaje y en lo que está recordando mientras parece que tan sólo camina. Eso hace que conozcas mucho mejor a los personajes, así como sus diferentes caras, tema tratado con importancia en esta película, y que tiene que ver con la naturaleza de un personaje que tiene dos caras muy diferenciadas, que son el sexo masculino y el femenino, así como muchas otras más personalidades o facetas de Eddie.
La dirección es maravillosa, y más tarde se vió su influencia en películas como 'La naranja mecánica', por ejemplo en la manera de filmar las peleas y de utilizar la música en esos momentos. Kubrick dijo que 'Funeral parade of roses' fue una de las películas de su vida. Mientras la estaba viendo descubrí las muchas influencias que tuvo en otras películas futuras, pero también al contrario, en las fuentes de las que bebió, como 'Al final de la escapada' de Godard con la que comparte bastantes cosas.
Los actores están todos fantásticos, en especial Eddie, el protagonista; lo que ha influido en que las interpretaciones fuesen tan buenas es que muchas de las personas que aparecen en la película hacen de ellos mismos, como Eddie, que fue un travesti real muy popular de un bar homosexual.
La película podría considerarse una revisitación del mito de Edipo, aunque no es realmente lo importante de ella, sino un tema que se toca, además de que Matsumoto en una entrevista dijo que sí, que le influenció, pero que no era la razón por la que dirigió esta película, si no que lo que buscaba era retratar el mundo “underground japonés” de finales de los años sesenta.
El retrato de ese mundo me encantó; otra cosa muy interesante son las entrevistas reales a los travestis y a los amigos de Eddie, así como las secuencias documentales en las que simplemente se graba la vida cotidiana de los personajes. Es grandioso el juego que plantea Matsumoto entre la realidad y la ficción, en el que muchas veces dudas sobre si lo que estás viendo es real o no, y cómo destruye algunos de esos presentimientos con grabaciónes de los rodajes y las charlas sobre las escenas.
Una película para reflexionar, madura, inteligente, interesante e importante, en la que todo lo que se dice tiene un significado, no hay más que ver la frase con la que comienza la película: “Soy la herida y la espada, la víctima y el verdugo” que no es más que la definición del protagonista.
Una obra maestra, absolutamente irrepetible, la radiografía de un tiempo, de una gente, de una vida y de un autor tan colosal como es Toshio Matsumoto.
5 de junio de 2019
5 de junio de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película confunde pero cautiva desde el primer plano, con imágenes que uno tarda segundos en entender. En la siguiente escena pasa lo mismo; lo que parece una habitación es en realidad sólo el reflejo de ella. Y así se va desarrollando toda la película, sin pausa, con escenas que plantean nuevas preguntas y conectan antiguas dudas. Estamos ante una señora obra de arte que no entiende de límites. Difícil de explicar para alguien que no la haya visto. Mezcla de muchos géneros. Se siente moderna todavía 50 años después de su estreno. Soberbiamente fotografiada y con un lenguaje cinematográfico extensísimo. Le debe mucho a Godard, pero no más de lo que le debe Kubrick a ella, como él mismo dijo hablando de su naranja metálica.
Durante el primer visionado, a nivel consciente entendí poco, pero mis sueños se vieron turbados durante varios días y mi mente se entretenía volviendo a escenas de la película. Volví a verla al cabo de unos días, y qué emoción! Cabe destacar que requiere una participación muy activa del espectador. La recomendaría a todo cinéfilo con apetito de algo nuevo. No para verla cansado o tirando en la cama antes de irse a dormir.
Para mí un nuevo descubrimiento en el cine japonés. Habrá que ver otras cosas del señor Matsumoto.
BdG
Durante el primer visionado, a nivel consciente entendí poco, pero mis sueños se vieron turbados durante varios días y mi mente se entretenía volviendo a escenas de la película. Volví a verla al cabo de unos días, y qué emoción! Cabe destacar que requiere una participación muy activa del espectador. La recomendaría a todo cinéfilo con apetito de algo nuevo. No para verla cansado o tirando en la cama antes de irse a dormir.
Para mí un nuevo descubrimiento en el cine japonés. Habrá que ver otras cosas del señor Matsumoto.
BdG
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El blanco y negro.
Sus títulos iniciales, que se alargan durante varios minutos y nos van sorprendiendo cada vez que los vemos de nuevo.
Los juegos con los espejos, apariencia y realidad, muchas veces no sabemos dónde estamos mirando.
La cámara, ágil e inquieta, corta y suspende, acelera y ralentiza, observa a distancia desde arriba y se acerca íntima hasta dentro de la cama. Maravillosa.
La escena dónde están drogados, que juegan y bailan y se quitan la ropa, espeluznante descripción del comportamiento humano.
Y la escena final.. Todo sangre.
Sus títulos iniciales, que se alargan durante varios minutos y nos van sorprendiendo cada vez que los vemos de nuevo.
Los juegos con los espejos, apariencia y realidad, muchas veces no sabemos dónde estamos mirando.
La cámara, ágil e inquieta, corta y suspende, acelera y ralentiza, observa a distancia desde arriba y se acerca íntima hasta dentro de la cama. Maravillosa.
La escena dónde están drogados, que juegan y bailan y se quitan la ropa, espeluznante descripción del comportamiento humano.
Y la escena final.. Todo sangre.
20 de junio de 2011
20 de junio de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los años 60, cuando Estados Unidos ha conquistado todas las pantallas del mundo, en los demás países con industrias cinematográficas, en especial países de Europa y Japón, experimentan con la imagen cinematográfica buscando sacarle un partido artístico que pueda competir con el cine americano al que continuamente homenajean, como ocurre aquí con la presencia de dos perchas que llevan el rostro de Marilyn Monroe y de Humphrey Bogard y en varias secuencias. La película tiene un hilo temático conductor perceptible por el espectador pero el director quiere que se haga un análisis por debajo de la realidad de las imágenes que vemos y para ello recurre a una forma cinematográfica algo compleja que puede en algún momento dejar al espectador dubitativo. Esto no está mal porque aunque el espectador no siempre encuentre explicaciones a lo que ve, siempre se verá a si mismo pensando: acción fundamental para un espectador inteligente. Destacaría una muy buena fotografía en blanco y negro.
15 de agosto de 2014
15 de agosto de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo travesti, se combina con el misterio del blanco y negro, para crear una atmósfera lóbrega y sensual; que en varias escenas se mezcla con musiquita circense, tornándose irreverente y satírica . La primera mitad de la película, entre la confusión de los "flash-backs" y el tratar de comprender la trama, se torna sutilmente lenta, hecho quizá intencional y que contrasta de manera excelente, con la velocidad y acción de la mitad final, donde se revela todo el destino trágico de los personajes, sumado a litros de sangre y matices de masacre.
Muy buena película, inspiradora.
Muy buena película, inspiradora.
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