La rebeldía de la Sra. Stover

Film nº 98 de Raoul Walsh, rodado entre "Los implacables" (1955) y "Un rey para cuatro reinas" (1956). Escribe el guión Sydney Boehm ("Los sobornados", Lang, 1953), que adapta la novela "The Revolt Of Mamie Stover" (1951), de William Bradford Huie. Se rueda en escenarios naturales de Hawaii y en los Fox Studios. Producido por Buddy Adler, se estrena el 11-V-1956 (EEUU).

La acción tiene lugar en San Francisco, travesía por mar y Honolulú (Hawaii), en 1941/42. Mamie Stover (Russell), prostituta de San Francisco, ante la inminencia de la entrada de EEUU en la IIGM y la presión de la policía de la ciudad, viaja a Honolulú. En la travesía conoce a Jim Blair (Egan), novelista de ciencia ficción.

El film es un drama romántico que incorpora secuencias de guerra y aborda el tema de la prostitución femenina. Forma parte del grupo de películas rodadas en los años 50 sobre la IIGM, como "De aquí a la eternidad" (1953) y "El puente sobre el río Kwai" (1957). Pese a ser una obra menor de Walsh rodada cuando éste tiene 69 años, exhibe la soltura narrativa del autor y su habilidad en la dirección de actores. Analiza desde varios puntos de vista el problema de la prostitución femenina: pretendiente liberal, sociedad puritana, matón del club, clientes, propietaria del negocio, policía y las propias chicas. Presenta fuera de pantalla escenas de maltrato y vejación física, a las que añade en pantalla escenas de amenazas y maltrato psicológico. Desgrana con cierto detalle normas de conducta que deben cumplir las chicas en el local de alterne y fuera de él. Muestra las relaciones que se dan entre prostitución, falta de habilidades personales, antecedentes policiales, situaciones de abandono, desestructuración familiar, pobreza y desesperación. Pese al tratamiento edulcorado que se da al tema, su análisis en cine resulta novedoso, dada la época de la producción. "Desnuda frente al mundo" (1961), "La gata negra" (1962), "La pequeña" (1977) son posteriores. También, la italiana "Las noches de Cabiria" (Fellini, 1957). El guión define relativamente bien los caracteres, pero elabora unos diálogos un tanto discursivos. Las escenas de guerra (bombardeo japonés de Pearl Harbour), rodadas con maquetas, humo y fuego, son largas y poco convincentes. Las escenas en el barco están filmadas a buque parado. El aspecto de las chicas es el de 1956, no el de 1941/42.

La música, de Hugo Friedhofer ("Tú y yo", McCarey, 1957), festiva y sensual, se inspira en melodías y estilos de época. Añade dos canciones a cargo de Jane Russell: "Keep Your Eyes on the Hands" y "If You Wanna See Mamie Tonight". La fotografía, de Leo Tover ("Fiesta", H. King, 1957), maneja con habilidad el cinemascope, mueve la cámara con precisión y ofrece un espléndido color. El tono melodramático del relato está construido con eficiencia y efectividad.

Walsh es el propósito de este año. Tengo 24 películas suyas, algunas visionadas varias veces, algunas otras muchas más. Es una mínima parte de las 85 cintas que rodó a su nombre, una auténtica barbaridad. 15 antes de La gran Jornada (1930) que puede marcar el comienzo del cine sonoro... Una carrera que va desde 1915 hasta 1964. Una auténtica brutalidad.
Walsh es directo, va al grano, sin concesiones, sin dejar nada al azar. Todo lo que muestra tiene sentido y sirve para concretar lo que está narrando. No sobra un fotograma.
La belleza de Jane Russell es absolutamente salvaje, racial, dominante, abrumadora. No es una estrella dotada de gran capacidad actoral, aunque no se emplea en las películas por ello, sino por su magnetismo sexual, obvio en cuanto la miras un par de veces. Podía competir en belleza y apostura con cualquier estrella de la época.
Richard Egan es el galán de turno, uno más de los muchos de la época, con una cara marmórea y un pelo negro ligeramente ensortijado que le otorga un aire varonil y seguro de sí mismo. Un actor del sistema de estudios, resultón y confiado. Un hombre de la época.

La película estaba pensada para Marilyn Monroe, pero ella estaba en la fase de rechazar muchos papeles y mantenerse en huelga.

Así que Jane Russell, una morena famosa, se tiñó de pelirroja para sorprender, ya que la novela era rubia platino. La novela... la novela por lo que se ve, es muy diferente a la película, y se tuvo que adaptar en 2 conceptos: primero la crítica que hace a Hollywood, como es lógico en una película hollywoodense, pues se eliminó y el otro concepto es la censura: tuvo que bajar mucho el nivel para que la censura diera el visto bueno.

Con lo que quedó en una historia muy light.

Añadimos a Richard Egan, que apenas le conozco de otras películas, pero viendo esta no me dan ganas, creo que es uno de los peores actores masculinos que he visto hasta la fecha. No vocaliza (aunque es quizás lo que menos me importa, ya que leo los subtítulos), pero apenas hay emoción en sus interpretaciones. Confunde mucho al principio cuando parece estar enamorado, pero de golpe ya no lo está, pero luego sí. En fin, una película que está tan recortada que apenas hay emociones y no sabes si las emociones son ciertas, fingidas o qué.

Tuvo bastante éxito en taquilla, pero seguramente por el morbo de ver a una mujer sensual, ya que la crítica en su día tampoco la puso muy fina.