Sin lugar a dudas "La Trinchera infinita" es un buen largometraje, pero "30 años de oscuridad" el documental de Manuel H. Martín del año 2011 y que narra la historia de Manuel Cortés, que vivió durante tres décadas en un hueco en la pared de su casa, es superior. El argumento básicamente es el mismo, así que no podemos hablar de originalidad en el trabajo de escritura. Sus guionistas Luiso Berdejo, José Mari Goenaga no superaron el trabajo de Jorge Laplace en cuanto al apartado de guión. Como espectador me quedó la sensación de remake.

No obstante en aspectos generales, refieriéndome a las claves interpretativas, así como el trabajo técnico y de ambientación están más que logrados, trasladándonos a una España sórdida y que ojalá no se repita nunca más.

El primer captíulo se muestra como un trabajo industrial en toda regla, con actuaciones frías y diálogos rápidos. Los actores de momento llevan el guión lo mejor que pueden, quizás la dirección de actores falla un poco, pues los personajes no piensan sino que sueltan los textos casi sin respirar. Por eso creo que los personajes por el momento no se hacen querer demasiado, es posible que en capítulos posteriores la cosa cambie, hace falta dar una oportunidad ya que se trata de una serie.

Tiene un montaje con muchos cortes directos y es dinámica en todo su planteamiento. La dirección de arte es quizás demasiado publicitaria, y eso quizás no encaja demasiado bien, creo que si el ambiente hubiera sido más sórdido y oscuro, en definitiva más de la España de la dictadura, pues hubiera ayudado más en meterse en la historia. Quizás la casa discográfica sea demasiado lujosa , parecía más una compañía americana que una española.

Una historia de rock debería ser contada no con tantos menos medios, hubiera funcionado mejor una propuesta más experimental, con más meditación en el trabajo de guión, profundizando más en los personajes y obviando los buenos y malos.

Esta crítica que escribo, la realizo años después de haber visto la película. La película en sí, es singular, es un guión magistralmente construido sobre un acontecimiento real. Es un film que reconstruye pasajes biográficos de Porifrio Ramirez, interpretado por él mismo, con lo cual tiene cierto carácter de documental y por consiguiente hay verdad en el discuso fílmico.

El personaje de Porfirio es entrañable, y el trabajo de Alejandro Landes en la dirección ha sido arriesgado, pero ha merecido la pena, ya que el resultado es magnifico. Hay una crítica contundente y para quienes no conozcan parte de la realidad colombiana, la película presenta un país con carencias en la asistencia social, eje principal de la película que muestra l dificultades en la vida de un hombre con discapacidad. Porfirio se encuentra desolado e impotente, sin las prestaciones sociales tan necesarias que en teoría la administración debería ofrecer.

El día a día de Porfirio es crudo, la sensación de exclusión crece a medida que transcurre el film. Pero el personaje no se rinde tan facilmente, así que busca la manera de hacerse escuchar.

La apuesta de Alejandro Landes ha sido un golpe de realidad, ha hecho un cine en mayúculas y por lo menos éste quien escribe, estará pendiente de sus futuros proyectos.

Es una joya de cine cubano, un cine necesario y que ayuda a conocer la figura de José Martí. Su director Fernando Pérez logra un film esteticamente poético y muestra a un joven Martí que vive intensos acontecimientos biográficos. La esclavitud con telón de fondo y la sinrazón nos hace entender el espíritu de lucha del personaje.

Bocanegra, el padre de José Martí, interpretado por Rolando Brito hace un papel magistral, un hombre trabajador y riguroso en las tareas encomendadas, tareas que luego son una absoluta contradicción, cuando lo que prevalece es un mundo de influencias y poder. El discurso filmico muestra una Cuba necesitada de autodeterminación.

La fotografía de la naturaleza y el sentido que impregna en la película está magistralmente lograda, no es gratuito sino que se entiende como un sentimiento de amor a la propia tierra. El viejo esclavo negro juega un papel entrañable, pues cuando hace referencia a los pajaros libres de la selva, crea una metáfora en la que el canario enjaulado simboliza al hombre esclavo, al hombre que se arrodila, al pajaro que ya no puede volar.

La obra se centra en el fortalecimiento de la personalidad de José Martí, a través de personajes que se hacen querer , incluso hasta a Bocanegra con sus luces y sus sombras. Daniel Romero crea a un jóven intelectual, carismático y con gran sensibiidad. En cuanto al guión el final es abierto, quien conoce la historia de Martí, entederá que se trata del inicio de su vida. En mi opinión, creo que se trata de una película que deja al espectador con ganas de seguir viéndola, el final quizás sea contundente.

En cine de Burman es un cine selecto, no es un cine fácil para la gran masa de público. Burman se muestra complaciente con el colectivo judío de Argentina. El protagonista interpretado por el actor uruguayo Daniel Hendler se mueve en un ambiente adinerado y por consiguiente minoritario y singular en la pluricultural Argentina. Las interpretaciones son buenas y el director sabe plasmar con acierto las pequeñas cosas cotidinas que ocurren a sus personajes, así como los conflictos familiares del día a día .

En mi opinión el guión no está lo suficientemente bien construido como para que la película avance con dinamismo, la cinta resulta lenta e incluso aburrida. Creo que Burman es uno de esos directores privilegiados que ha sido apoyado por ciertas élites financieras, y como es obvio aqui entra la buena prensa, la publicidad y el recorrido por numerosos fesivales de cine. Personalmente no entiendo como este director ha logrado realizar nueve películas, como tampoco comprendo porque otros cineastas argentinos de gran talento (por ejemplo Leonardo Di Cesare) no hayan podido extender sus filmografías. No siempre llueve a gusto de todos.

En definitiva Burman me ha vuelto a decepcionar, creo que este director está sobrevalorado.