Me gustaría preguntar a muchos de nuestros jóvenes (de 15 a 25 años), si además de la comicidad que todo el metraje de la película desprende, han podido ver más allá en ese patrón, tan brillantemente representado por un Javier Barden en su momento más espléndido, o creen estar viendo una de las películas españolas de hace 40 años.
Película berlanguiana, hecha con recuerdos de nuestro pasado más reciente, y que no cabe duda que aún se resisten a desaparecer,
Pero pongamos las cosas en su sitio. Una película muy bien dirigida, con unos actores sobresalientes, buena música y momentos tan hilarantes que nos llevarán a la carcajada para pasar a aplaudir el final tan del gusto de las películas del cine negro. El bueno y poderoso patrón es burlado y toreado... (dejémoslo aquí para evitar spoiler).

Una bonita película romántica, hecha con amor y para el amor. Entre las dos historias hay una diferencia de cuarenta años, que es suficiente dado el gran cambio que durante este tiempo se ha llevado a cabo en nuestra sociedad.
Película sensible, con dos historias paralelas, su ambientación perfecta mostrando las dos épocas tan bien diferenciadas, una música que marca las pautas entre ambos sucesos juntando a Aretha Franklin , Doris Day Haim y Marine Gils, las dos intérpretes femeninas secundadas por sus parejas y una directora sensible, hacen de la película la delicia de todo amante del cine, cuando nos toca nuestra fibra más delicada.

Giles, al principio de la película nos lo aclaran (persona simple, incauta), y durante todo el metraje oímos hablar en español con fuerte deje argentino y sus palabras propias, pero todo se entiende y entendemos el comportamiento de todos los del pueblo frente a la perdida de sus ahorros, y sus peripecias nos envuelven, y Ricardo Darín, nos entusiasma, y no se entiende el poco papel de las dos mujeres que aparecen en escena, una tan visceral ella, y la otra tan sensata, tan comedida. Borensztein dirige con pulso firme, la música es espectacular, empezando por los acordes clásicos del principio.
Película que nos hace sonreír y querer a esas personas tan " gilis" pero a la hora de la verdad valientes y lanzados frente a la mentira y estafa y salimos del cine con la sensación de haber pasado dos horas muy cortas y agradables.

Basada en hechos reales. Una aristócrata, viuda y amante de la arqueología (Carey Mulligan), piensa que en sus tierras se pueden encontrar túmulos de épocas arcaicas, y para descubrirlo contrata a un excavador autodidacta (Ralph Fiennes), los dos fantásticos en sus interpretaciones. La película, sin alardes innecesarios, nos va llevando de la mano mostrándonos una época (inicios de la segunda guerra mundial) y una Inglaterra convulsa. Todo en esta película es brillante, la música que acompaña a las escenas de excavar la tierra, la alegría de los descubrimientos, la conexión entre los personajes, con una contención y una clase como solo los británicos saben hacerlo (mínimas palabras, mínimo roce), pero dejando frases brillantes dichas por personas tan poco brillantes como pueden ser el excavador (un personaje que ha dejado la escuela a los doce años) o su mujer, que, en sus solamente dos apariciones en pantalla, nos encanta.
Pero, principalmente quiero destacar la fotografía, los paisajes, el ambiente, el color, esos días lluviosos, y el amor por el trabajo bien hecho.

Vi hoy esta película con dos años de retraso y quedé absolutamente deslumbrada, y aprovecho para aconsejar que se vea en pantalla grande, son 135 minutos de metraje que se viven intensamente.
La vida cotidiana transcurre en un caserón, lleno de libros y muebles, Está la madre, cuatro hijos, la abuela y dos criadas nativas. Hay un padre que se le supone.
Cuarón nos hace vivir el día a día a través de Cleo la empleada del hogar a tiempo completo más joven y con ella v sus ojos y su trabajo vivimos el México convulso y revolucionario de los años 70 del pasado siglo.
Sin alardes, una fotografía en blanco y negro perfecta, una playa y un mar con grandes olas perfecto para un momento esencial de la película, sin música que nos distraiga y una actriz (Cleo) pausada pero que está por todas partes, arriba, abajo, limpiando las cacas del perro, madrugadora (despertando para ir al colegio a los niños de la casa), perfecta en su papel.
En resumen, una película sin alardes espectaculares pero que no se debe dejar de ver por los amantes del cine auténtico.