De hecho, sería la última a secas si no fuera por "Infiltrados", del maestro Scorsese, que por cierto comparte con este film más de un punto en común en el argumento. Este es sencillo y eficaz, un agente del FBI infiltrado en la mafia (un genial y por una vez nada exagerado, Johnny Deep) que inicia una entrañable historia de amistad con un no menos entrañable gángster, Lefty (un inconmensurable y triste Al Pacino). El guión es una delicia, impresionante cómo engancha (o al menos cómo me enganchó a mí) desde el principio, y cómo hace que le cojas un cariño tremendo al perdedor de Lefty (un gángster al que nadie respeta). Se sucede entonces la historia sin demasiadas prisas (sin llegar a ser lenta, eso sí), hasta llegar a un final predecible pero no por ello menos trágico. Lo que a mí me sorprendió sobre todo del filme es su sentido del humor, y lo a chacota que se trata a la mafia, años luz del respeto demostrado en El Padrino. La cuadrilla en la que se mete Donnie (el infiltrado, no lo había dicho) es un grupo de payasos inmaduros que no impone a nadie (ver si no las escenas en Miami, cuando éstos se comportan como auténticos críos, cubriendo de arena en una escena divertidísima a Al Pacino en la playa), y que sin embargo no vacilan a la hora de pegar palizas y tiros (que no hay tantos como pudiera parecer en una película de estas características). La banda sonora bien. ¿Por qué no tiene un 10 entonces esta genial película? Por la floja dirección y por algunos puntuales fallos del guión. Éstos últimos se pueden pasar por alto, pero la dirección... al respecto la forma tan chapucera en la que está resuelta una de las pocas escenas de acción de la película, cuando los mafiosos tienden la emboscada a Sonny Rojo en una casa a oscuras. Aquí es horroroso, en serio, cómo se cargan toda la tensión con una cámara demasiado quieta y tranquila, y un cambio de planos demasiado caótico, que contribuye a que no te enteres de absolutamente nada. Salvo por eso, creedme, la película no tiene desperdicio, y es indispensable para todo fan del género gangsteril (como yo) y de Al Pacino (como yo).
Lo mejor: Las actuaciones, desde Pacino hasta Madsen (y Anne Heche no está tan mal, me pareció a mí).
Lo peor: La dirección y algunos fallos puntuales en la historia (da rabia lo mal que está explicada la trama del hijo de Lefty).
La escena: Como otros señalan, la última, cuando Lefty se encuentra en su casa viendo un documental de animales y le llaman para comparecer...
La imagen: En el barco, tras la conversación entre Donnie y Sonny Negro. La cara de Al Pacino es un poema, y junto con la música causa una tremenda tristeza.
Las frases: "Olvídalo" (la cantidad de veces que la dirán varios de los personajes), "Échale una picha de sal" (Al Pacino en la cocina), "Si eres un chivato yo soy el pringado más grande de toda la historia de la mafia" (Al Pacino otra vez) "No me comporto como ellos, soy como ellos" (Donnie Brasco).

Normalmente las series de esta temática (jóvenes ricos y guapos liándose entre ellos) me aburren increíblemente y las considero auténticas basuras, pero enmedio de toda la inmundicia sobresale The O.C., una tremenda serie que por desgracia terminó. Engancha como pocas, tiene tramas apasionantes y dramáticas siempre con una gotita de humor puesta por Seth Cohen, el mejor personaje de todos, un joven sarcástico y friki con una novia que no se puede ni creer que tiene (la preciosa Summer Roberts). Sin embargo el peso de la serie lo lleva indudablemente Ryan Atwood, un joven conflictivo y de mal genio que sorprendentemente acabará convirtiéndose en el mejor amigo de Seth, y desarrollará una tormentosa relación, condenada al fracaso, con Marissa Cooper (otro personaje bastante menos estereotipado de lo que aparenta). Otros protagonistas serían el padre de Seth, Sandy Cohen, un tipo carismático y con mucho sentido del humor (me encantó aquel capítulo en el que le decía a Seth que "se buscara amigos más graciosos"), Kirsten Cohen, un personaje bastante soso en comparación con el resto que aún así no molesta mucho, y Julie Cooper, la madre de Marissa, una auténtica bruja que experimentará una gran transformación a lo largo de la serie. Con este elenco, una gran banda sonora (con Hallellujah de Jeff Buckley a la cabeza), y unos guiones adictivos y apasionantes, de gran fuerza dramática (sino echar un vistazo a los últimos capítulos de la tercera temporada, cuando la serie se vuelve oscura y tremendamente dramática), acaba por ser una de las mejores series de la historia, al menos para mí.

¿Y a qué tendría que ser al revés? De las otras películas uno se llevaba esa sensación, de que el guión, pese a ser divertido y ameno, sólo servía de trampolín para colosales escenas de acción. Pues aquí no. Curioso para ser una tercera parte, "En el fin del mundo" cede el protagonismo a los diálogos, algunos aburridos y otros no, para cerrar necesariamente la ingente cantidad de tramas abiertas en las otras dos entregas. Lo consigue, claro está, algunas satisfactoriamente y otras no (como lo concerniente a la diosa del mar), a costa del mínimo de acción y sentido aventurero. Por suerte, el clímax casi supera lo visto en "El cofre del muerto"... casi. Al menos sigue estando Jack Sparrow, que aunque ya empieza a cansar consigue arrancar carcajadas y sonrisas cómplices, apareciendo en una escena rarísima a los treinta minutos de largo metraje. Y así los absurdos personajes van apareciendo y desapareciendo, traicionándose y aliándose, cambiándose de barco y recibiendo cañonazos... en una historia algo liosa para lo que es (sorprendente las agrupaciones que se hacen al final). La película es entretenida sin duda, gracias al carisma de Jhonny Depp y Geoffrey Rush, los mejores actores de la función, pero uno sale del cine sin haberse epatado con las escenas de acción, como sí ocurría en la segunda. La música es excelente, además del tema principal (que tan exagerada repercusión ha tenido), Hans Zimmer añade piezas al puro estilo Ennio Morricone y temas calmados y sencillos que dan como resultado una obra muy buena, superando a la de la segunda parte. Por último aconsejar que no se hagan más películas de Piratas del Caribe. Porque, si uno no se daba cuenta previamente, la fórmula está agotada.
Lo mejor: Los toques de humor y excentricidad que se suceden sin descanso durante la primera hora, además de la música y las actuaciones de Geoffrey Rush y Jhonny Depp (pese a que su sobreactuación irrite en ciertos momentos).
Lo peor: El larguísimo guión y la poquísima acción que hay, sólo resaltabale el clímax.
El diálogo: Entre Barbossa y Sparrow: "¿Qué haces?", "¿Eh? ¿Qué haces tú?", "¡El capitán soy yo!", "¡No, soy yo! ¡El barco es mío!", "¡Yo tengo las cartas!", "¡Entonces serás... el cartero!".

Una de las mejores composiciones musicales de Morricone, acompañando a Tuco en su búsqueda de la tumba de Arch Stanton, en busca de un destino que ha tardado dos horas y pico en encontrar...
La obra maestra del spaguetti-western, a falta de ver "Hasta que llegó su hora". Morricone crea aquí su obra maestra, con tres piezas claves que merecen estar en lo más alto de la historia musical cinematográfica: "El éxtasis de oro", "El trío" y el consabido tema principal, que todo el mundo ha silbado alguna vez. Leone crea su obra más disfrutable además, pues "Érase una vez América", por más que queramos, es absolutamente excesiva. Es tal el entretenimiento que desprende la película que las dos horas y media pasan volando...casi. Sino fuera por la subtrama de la guerra, que provoca que no le ponga un diez, que es totalmente innecesaria y sólo ofrece una buena escena como es la explosión del puente. La acción incesante, los diálogos divertidos y los golpes de humor (a cargo casi siempre del bueno de Tuco) logran un entretenimiento a la altura de las superproducciones veraniegas, con más trasfondo, claro. Aunque no demasiado. El argumento es simple y eficaz, que, al ser de Leone, da vueltas sobre sí mismo en este caso al principio (al contrario que en La muerte tenía un precio, donde sucedía en el tercio final) y le cuesta arrancar, aunque al menos ofreciendo acción desde el primer momento (con las estupendas presentaciones de los personajes como si fueran héroes de cómic). Y llegamos al mejor punto de la cinta junto con la música. Las actuaciones, salvando a Eastwood, quien sólo pone cara de póker durante toda la proyección, de Eli Wallach y Lee Van Cleef (quien por desgracia tiene el personaje más desdibujado y menos aprovechado del trío protagonista) son de diez, sobre todo para Eli Wallach, quien construye al perfecto Feo, con un retrato psicológico sobresaliente para tratarse de un western (ver la conversación con su hermano el fraile). El guión también es bastante bueno, con frases célebres y buen ritmo.
Lo mejor: La música y Eli Wallach.
Lo peor: La trama de la guerra, que no hace más que retrasar el clímax, y la excesiva duración que deriva de esto.
El diálogo: Cazarecompensas: "¿Sabes que tu cara se parece a la de uno que vale mil dólares?" El bueno: "Sí, pero tú no te pareces al que lo va a cobrar".

No sé, cuando Spielberg se mete en películas "serias" algo falla, al menos para mí. La lista de Schindler era un rollazo de mucho cuidado (sigo pensando que, para lo que contaba, se podían haber ahorrado una hora y media de tiros en la cabeza), y ésta pues es más entretenida y todo, pero vuelve a tener un guión que no es nada del otro mundo (al igual que la película ya mencionada) y un metraje excesivo para lo que se cuenta (que ya puestos, es una chorrada bastante importante). Sí, ocho hombres para salvar a uno. Por mucho que mencionen a Lincoln y que insistan en que es una historia real, este aspecto flojea, y lastra la película bestialmente. Vale, el desembarco de Normandía está muy bien y todo eso (pero tampoco es para tanto, y la cámara a mí me acaba por marear), y la batalla del final pues también (y en ambas, aparte, se les va la mano con la sangre). En general, los efectos especiales y la labor de dirección suponen un diez. Y la interpretación de Tom Hanks, también (suyo es uno de los mejores momentos de la irregular función, cuando intenta sin éxito reprimir el llanto tras la muerte de un soldado). Los demás no están demasiado mal, salvo un Matt Damon que no convence en absoluto (no hay quien se crea su reacción cuando descubre la muerte de sus hermanos), con un personaje al que, como mínimo, se le coge tirria. En cuestión de guión, un prólogo y un epílogo penosos, sin más (¿a qué vienen esos planos larguísimos de la bandera americana) y en esa actuación en particular es un peñazo; por lo demás es entretenidilla (porque hay bastantes secuencias de acción y los soldados protagonistas te caen bien), para pasar el rato y no fijarse demasiado en los fallos (cosa que tiendo a hacer en exceso, lo reconozco, en especial con Spielberg, que rodó tres de las mejores películas de la historia_ me refiero a las de Indiana Jones_ y la cagó en bastantes otras_ me refiero a la cuarta de Indiana Jones). Es un grandísimo director, vale, pero en su terreno. Y las películas antibélicas (cosa que ésta no es en absoluto, ensalzando el sacrificio y el honor del combate como pocas) no son lo suyo.