Siempre he pensado que una buena película es aquella que te enseña algo, que te permite en ciertos momentos de la vida darte cuenta de alguna cosa que no tenías en consideración, que se te había escapado, o que simplemente no te habías dado del tiempo de pensar. Y eso me sucedió al ver la película, pensé, reflexioné y cambié.
Es magnífica. La temática, la forma en que se desarrolla, los protagonistas e incluso las localidades en donde fue grabada, la hace una obra hermosa y totalmente recordable.
Lo que de verdad atrapa es la forma en que logra tocar un tema profundo sin ser monótona, aburrida, soporífera. Porque cuando ha llegado a ese tema, a esa realidad, que toda persona sana ha vivido, es imposible dejar de verla, dejar de intrigarte, dejar de compararte con sus protagonistas y sus sentimientos.
De verdad, es una obra que recomiendo a todo aquél que esté dispuesto a aprender algo de ella, a toda mente abierta que busque constantemente mejorar y ser feliz.

Es una película no muy diferente de lo usual, que expone un tema bastante cliché en esta época.
Me agrada el toque de humor que nos brinda Jim Carrey, la hace un poco más dinámica. Aunque por otro lado, al interpretar un rol al que no estamos acostumbrados nos deja, por lo menos al comienzo, con una sensación un tanto extraña.
Creo que es una buena película, pero no de las que sorprende o atrapa, sino más bien una que verías con tu familia un día en que no tengas mucho más que hacer, puesto que no ofrece en realidad nada nuevo, solo a un famoso actor en un rol poco usual.