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Críticas de winstonsmith
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Críticas 85
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
7 de abril de 2024
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así de primeras me echaba un poco para atrás meterme en esta nueva adaptación, habiendo visto ya A pleno sol y El talento de Mr. Ripley. Pero en la balanza hacía contrapeso The night of, la anterior miniserie del director, Steven Zaillian, que me había encantado.

Al final ha sido un acierto total el revisitar esta historia desde esta nueva óptica, y ahora diré por qué.

No escribo esta reseña para hablar del guion ni del argumento de la serie, ni siquiera de las interpretaciones. Así rápidamente, en esta nueva entrega se mantienen los mismos ingredientes de la trama, con un personaje central totalmente jugoso y poderosamente seductor, y buenas dosis de tensión. Aunque tampoco se puede negar que algunos personajes resultan demasiado ingenuos y alguna situación puede resultar exasperante.
En cuanto a los actores, veo algo irregular el reparto. Excelente la actuación de Andrew Scott, que es la importante, pero algo flojas para mi gusto las de Dickie Greenleaf y Marge. Bastante extraña la elección de casting de Eliot Sumner como Freddie Miles, me chirría bastante ese personaje. La galería de secundarios en cambio es excelente, con especial mención a todos los recepcionistas de todos los hoteles que recorre Ripley a lo largo de la serie.

Pero voy directamente al objeto de este comentario, y lo que realmente me ha deslumbrado de esta miniserie.

Empiezo por la fotografía, ese blanco y negro casi expresionista, esos encuadres e insertos de planos desde todo tipo de ángulos, deteniéndose en cientos de detalles, callejones, ventanas, puentes, esculturas, cuadros... Es tremendo el arranque de la serie, toda la parte de Nueva York, la manera en que está fotografiada es en realidad una radiografía de nuestro protagonista, su psicología, su estilo de vida, sus tejemanejes, todo. Un 10 para el primer capítulo, una obra de arte en sí mismo.

Luego está la obsesión con algunos elementos, como lo son el agua y las escaleras, que son transformados en una suerte de estribillo que se repite incisivamente. El agua, sin querer hacer spoiler, es trascendental en la historia, y va a acompañarnos a lo largo de la serie como si de un río se tratara. La ducha averiada de Nueva York, las pesadillas acuáticas, la empresa de barcos, el yate, la lancha y, por supuesto, la propia Venecia. Y luego están las escaleras, que hasta adquieren un valor cómico en esas constantes subidas y bajadas por el pueblecito italiano, o el ascensor averiado de Roma. Pero también lo veo como una metáfora del poder, del estatus de cada personaje y el ansia por ascender en la escala social por parte de Tom Ripley.

Otra cosa interesante para mí ha sido la obsesión con Caravaggio. Hasta el punto de ser vital en alguna de las escenas. También creo que ha influido en la manera de trabajar la luz en ese blanco y negro tan expresivo. Y otro matiz que yo veo es que a medida que Ripley se introduce en un nivel de vida cada vez más refinado y aristocrático, va en aumento su observación del arte, y su devoción por él. Incluso pareciera que Caravaggio es lo único que puede llegar a apasionarle profundamente, dado que el personaje carece de toda pulsión emocional o incluso sexual.

Por último, otra cosa que me parece extraordinariamente destacable es la fisicidad con la que está narrada la historia. No me gusta mucho el palabro "fisicidad", pero me refiero a cómo se detiene la narración en mostrarnos cómo son ejecutadas las acciones por parte del protagonista. Lo que en cualquier otra serie estaría reducido a un montón de elipsis, es mostrado aquí con todo lujo de detalles y casi en tiempo real. Y además con imperfecciones, descuidos, errores y torpezas. Lo que dota la acción de una humanidad aplastante, y también de veracidad, en contraposición a esa perfección que suele mostrarse actualmente en el cine para este tipo de personajes, que actúan con precisión milimétrica. Hay muchos ejemplos, pero me viene aquí a la cabeza otro personaje muy heredero de Ripley, como lo es Jason Bourne, curiosamente protagonizado por Matt Damon, quien también fuera Tom Ripley en el film de 1.999.
winstonsmith
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3
22 de mayo de 2021
38 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a empezar por lo positivo, acabo enseguida. El Inocente es una serie entretenida y adictiva, cualidades que se le presuponen a cualquier serie actual. Lo que sí que la hace especial son las ganas que te entran de despellejarla una vez has terminado de verla.

Son tantos y tan acertados los palos que he podido ir leyendo en otras reseñas, que andaba pensando cómo aportar mi granito de arena. Lo de Mario Casas es de toma pan y moja, pero yo voy a cebarme con el personaje más grotesco y peor construido de la serie: Olivia Costa.

Sigo en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
winstonsmith
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57 días (C)
CortometrajeDocumental
España2020
--
Documental
10
26 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de lo cerca que nos haya pasado a cada uno el COVID-19, o de lo escépticos que seamos respecto a su origen o sus efectos, lo que es innegable es que ha cambiado nuestras vidas, llenando informativos, conversaciones, normas de convivencia, polémicas y todo nuestro día a día. Sabemos datos, cifras, teorías, pero quizá no sabemos cómo es vivirlo en primera persona. Y esto es lo que nos muestra 57 días, cinta ganadora del premio al mejor cortometraje documental en la Seminci de Valladolid.

Julio Lumbreras fue uno de los primeros pacientes en España en ingresar en la UCI a causa de coronavirus.
57 días es como pegar los ojos a un microscopio y ver en detalle cómo se enfrentaron a ello sus familiares, sus médicos y él mismo.
Un corto puro, duro, de alto voltaje emotivo y de una humanidad arrolladora.

Especial mención merece su improvisada narración, a base de mensajes de WhatsApp y grabaciones de voz, generando esos pequeños silencios que llenan la pantalla de una inmensa incertidumbre. Pero a veces ocurre que el miedo es capaz de unir y la incertidumbre es capaz de generar esperanza.
winstonsmith
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5
27 de agosto de 2020
21 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intuyendo que se venía algo grande, me fui ayer al estreno para poder disfrutarla en una pantalla proporcional a mis expectativas.

Y finalmente mi decepción tuvo también esas dimensiones. Al menos sí que hubo algo digno de elogio. Y es que aprovechando la premisa de su argumento, Nolan despliega una pedazo de exhibición técnica difícil de superar. Mola muchísimo eso de que la acción transcurra simultáneamente en dos direcciones temporales opuestas. Ahí es deslumbrante y te deja boquiabierto, honestamente. Pero es que hay tanto cuidado en eso que al final es lo único salvable de la película.

Porque es que todo lo demás también te deja boquiabierto, pero para mal.
Una trama que por cada paso adelante da dos hacia atrás, unos personajes planos con los que es imposible empatizar, unas actuaciones del montón, un amago bochornoso de historia de amor y, en general, una ausencia absoluta de atmósfera o estilo. Es como si el director no hubiera comparecido y hubiera dejado todo en manos del becario. Él mientras debía estar con la cámara palante y la cámara patrás, cuidando hasta el último detalle de su único y verdadero juguete visual.
El film cumple todas las normas ISO del topicazo, añadiendo además todo lo peor del género 007. Malos muy malos y muy tontos, buenos buenísimos, acción en dosis milimetradas, cuentas atrás de bombas a punto de estallar, trajes, yates, cuadros, lingotes de oro. Originalísimo todo, vamos.

Nolan consigue además otra curiosa paradoja espacio temporal. Según avanza la trama, retrocedes en su comprensión, reduces la implicación con sus personajes, y el tiempo pasa más lento.

Los personajes podrían pasarse el resto de la eternidad volviendo a todos los pasados que fueran necesarios, que ni por esas serían capaces de encontrarle un alma a esta película.
winstonsmith
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8
28 de marzo de 2018
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Call me by your name puede pecar de ser una película elitista. Los protagonistas son burgueses, adinerados, elegantes y cultos. Otro de sus pecados tal vez sea un exceso de esteticismo. Hay un gusto evidente por calcular los planos, por cuidar la ambientación, por forzar las poses, por crear símbolos.
Y si sacamos la lupa seguro que encontramos otros cuantos pecados más. Pero es que quizá sea esta una película nacida para pecar y para hacer del pecado algo necesario, bello y vital.

Y es que mirados de cerca, se nos presentan unos burgueses muy poco aburguesados. Porque late en ellos una inquietud intelectual. La música, el arte y los libros componen el atrezo cotidiano del film. Y a ello se le suma una desbordada pasión, una necesidad imperiosa de aprendizaje y exploración. Todo este caudal acaba desembocando en la historia central, un loco enamoramiento de verano, con buenas dosis de sexo incandescente y sin tapujos.

Es triste que tengan que venir los años ochenta a hablarnos de la libertad. Y comprobar, por comparación, qué tiempos tan encorsetados y retrógrados estamos viviendo. Al igual que es triste ver cómo poco a poco el espectáculo por el espectáculo le va comiendo terreno a las ideas y al gusto por el arte.

Hay muchas y muy variadas referencias artísticas y culturales esparcidas por todo el film, literarias, musicales, escultóricas... Pero de entre todas ellas cabe poner el foco en un par de secuencias que hacen alusión directa a Heráclito. Heráclito es el filósofo del eterno retorno, del devenir. Suya es la idea del fuego como principio elemental de todo, como metáfora del cambio incesante e incontrolable.
Junto al fuego, otro de los elementos que se erige como claro símbolo es el río. Es cierto que es más recurrente y manido, pero hay varios baños en las aguas del río que escenifican bien los cambios y el transcurrir de los sentimientos de los protagonistas. El agua en que se bañan nunca es la misma, pero es que ellos tampoco son los mismos cada vez.

Call me by your name es una película espléndida, irresistiblemente fresca y ardiente.

Es como caer hipnotizado mirando el fuego, un espectáculo que hace crepitar los ojos, las carnes, las ideas y los sentimientos.
winstonsmith
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