Mucha espectación generaba esta película que ha confirmado la preocupante línea descendente que está tomando Tarantino en su carrera. Si ya decepcionó con su aportación en Four Rooms, este intento de homenaje al Grindhouse confirma las teorias mas pesimistas.

Aunque las comparaciones son odiosas, tratándose del bueno de Quentin son inevitables, especialmente con sus dos óperas primas que se han convertido en clásicos del cine de culto. Para empezar, de los hilarantes y alocados diálogos de Reservoir Dogs o Pulp Ficition sólo parecen quedar en esta película los tacos y la ordinariez. El resto se reduce a interminables charlas de adolescentes algo guarrillas sobre sus relaciones sexuales.

Por otra parte, los personajes, obviando el hecho de que salvo Kurt Russell, el resto está para nominación de Razzie, no logran llamar la atención del espectador, que en ningún momento ve mas allá de las suculentas curvas de las actrices. Como ya he dicho, lo único salvable es el acertado papel de Russell, quizá algo desaprovechado.

El argumento parece algo improvisado y cogido con hilos, demasiadas dudas para lo que se esperaba de este film. El giro argumental y el final me parecen bastante lamentables, lo que hace que te quedes con peor sabor de boca.

Peeeeero, por otra parte, no todo van a ser palos para esta película, y es que....

Para empezar, he de confesar que me he divertido viéndola, y mucho además, lo he pasado como un enano con las escenas de violencia gratuita, de sangre, choques y vísceras rodando por la carretera. Ver al mas perverso Tarantino recreándose una y otra vez en la escena del primer choque no tiene precio.

Si a eso le sumas los constantes guiños al cine de serie B, al Grindhouse, a Kill Bill, le pones su buena música y alguna que otra frase que queda en tu memoria un par de días y por qué no decirlo, actrices que son apetecibles floreros que con solo poner en movimiento el baile de la mariposa haga que algo se mueva entre tus pantalones...pues mira, resulta que no ha sido del todo 1 hora y 53 minutos tiradas a la basura.

El listón estaba muy alto pero como siempre, el que no se consuela es porque no quiere.

Sin duda, uno de los pinchazos del año. Tras el enorme hype que se encargaron de inflar desde la propia Netflix (me he hartado de leer y escuchar que iba a ser poco más que la GOT de esta plataforma), el resultado ha sido un fallido y pretencioso experimento, como improvisado y acabado chapuceramente para llegar a una fecha determinada (¿estreno en navidades?).
El presupuesto parece haber ido en su totalidad entre promociones y el sueldo de Cavill mientras que el resto lo puedes encontrar en cualquier telefilm barato de sobremesa dominical: casting sin esmero, actores mediocres (por ser generoso), escenarios cutres y baratos, fondos de cartón piedra por doquier y las imágenes por ordenador apenas llegan a la suela de los zapatos de una producción a la que se debería aspirar con ese presupuesto.
Quizá lo peor sea el guión deshilvanado y sin apenas cohesión entre capítulos, aunque igual es una pretensión de los creadores de convertirla en una serie inconexa entre capítulos y un mínimo hilo argumental por temporada. Los personajes aparecen como salpicados entre historias que apenas cuentan nada y avanzas de episodio una y otra vez esperando que al siguiente la cosa mejore y empiece algo que nunca llega.
Lo mejor que se puede decir de la serie es que es, en ocasiones, entretenida. Pese al pelucón y vestuario digno de un bazar chino, Geralt acapara la atención y su personaje ya en sí mismo es capaz de generar interés a poco que mate un par de monstruos o cabalgue en Sardinilla en busca de aventuras (aunque sean historias secundarias), pero es que hasta estos momentos, por desgracia, se cuentan con los dedos de la mano. Ya que la historia flojea argumentalmente como conjunto, al menos que dejen el gusto al fan de regodearse con escenas de lo que uno espera sobre una serie sobre brujos, fantasía, magia y criaturas monstruosas (más allá de los libros o videojuegos), pero es que apenas vemos ni un atisbo de todo eso, que es lo mínimo que debería dar al espectador para no sentirse decepcionado.
Queda la impresión de ser un producto que intenta abarcar demasiado dentro de un universo infinito como es esta obra y se queda a medio camino entre contar nada y entretener poco. Espero que la segunda temporada (ya confirmada) cambie el panorama si quieren mantener un mínimo de interés más allá del globo generado de expectativas comerciales.

Un auténtico goce para los sentidos, un espectáculo visual y sonoro, es poesía en movimiento. Así podría definir a Hierro 3, todo un homenaje al mimo, al esmero, a la paciencia. La estética es inmejorable, y los primeros 20 minutos de 10.

La historia cuenta el romance entre dos personas que dedican su vida a pasar inadvertidos en el mundo, a divagar sin rumbo fijo, verdaderos fantasmas incorpóreos y amantes de lo simple. Un reflejo de la naturaleza humana, esa parte de la existencia en la que todos deseamos desaparecer sin más, abandonar el mundo corrupto del bullicio y dejarnos llevar por el intrascendental vuelo de lo efímero.

Se trata de otro tipo de cine, otro tipo de vida que ofrece una alternativa a la rutina y a la realidad.

Se trata de una película intermitente, menos caótica de lo que me esperaba, pero bastante filosófica y con regusto a moralina barata final.

Está dividida en 10 capítulos llenos de altibajos que pueden dividirse en tres grandes partes. Nudo, enlace y desenlace, aunque si bien en ocasiones el ambiente caótico que nos propone Medem, dificulta un vínculo de unión entre ambos y se confunde lo que realmente busca y lo que quiere transmitirnos, que resulta borroso. Buenas intenciones pero malos medios, a pesar de la notable fotografía y los paisajes que nos hacen viajar. Los cuadros son de su fallecida hermana Ana.

Para mi gusto, la mejor parte es la del medio. La primera me resultó pretenciosa y llena de topicazos hippies y de progresismo barato. No me gustó nada sobre todo desde su llegada a Madrid en la residencia con su ambiente liberal y utópico. Me convenció, en cambio, los inicios en Ibiza en la cueva con su padre, y cuando volvió a la isla. De repente aparece en un barco de viaje con el padre de Linda buscando no se sabe el qué y vuelves a confundirte. Las sesiones de hipnosis quedan paralizadas por completo. La parte final me parece floja, se produce una mezcla de estados y emociones con un toque antibelicista que dificulta una conclusión final.

En definitiva...este pseudo intelectualismo moderno ni lo trago ni lo entiendo. Capto buenas maneras pero me pierdo en los detalles. El alto número de minutos en pantalla que aparecen las mamellas de la prota en pantalla no podía pasar inadvertidos en mi crítica. La naturalidad y belleza del desnudo femenino vuelve a tocarlo y explotarlo, como en "Lucia y el sexo". Deja de chocarte cuando sospechas que pueda tratarse de un recurso fácil para seducirte y llevarte a un clímax que no coincide con la historia que se cuenta.

Lo que sí es seguro es que esta película no dejará indiferente a nadie, o te encanta o la odias. A mi personalmente no me ha llegado y la interpreto a mi modo. Como todo, varía según el cristal desde el que se mire.

Perdón por el chiste fácil pero esta comedia me pareció un producto de diseño sin sustancia ni alma aderezado con un par de escenas supuestamente chocantes hiladas mediante recursos facilones (desnudez, sexo, drogas) para suplir carencias de mayores estímulos, que apenas me logró asombrar ni sacar alguna sonrisa.
Algún artículo situaba esta serie como la gran sorpresa cómica de la temporada pero el exotismo de un producto nórdico de este género no puede condicionar su valoración y justificar los escasos alicientes para su recomendación.
El guion hace aguas con situaciones absurdas y locas pero que apenas consiguen su propósito de sorprender ni llamar la atención por buscar una constante entre la transgresión y la corrección política (quizá buen reflejo de la sociedad/cultura sueca). Los personajes son bastante planos (al margen de Sofie cuyo papel además está muy bien interpretado por la actriz principal -del resto del elenco mejor ni hablar-), con secundarios y tramas alternativas que apenas suman y encajan forzadamente pese a la sensación de haber podido sacar más jugo.
Con todo, es una serie amena, por algunos momentos divertida, que se deja ver y aporta una cierta frescura aunque se quede a medio camino de muchas cosas.