De la noche a la mañana, todo el mundo conoce a John Huston, director al que esta película le hace un muy flaco favor al tildarlo de ególatra, frágil machirulo y experto en evocar diálogos absurdos e irritantes para cualquiera que esté frente a él, espectador incluido.

Desde el principio puede denotarse cierta falta de naturalidad, ya sea por la anecdótica voz en off de Jeff Fahey, que hace las veces de escritor que acompaña a Huston (Eastwood/Huston). Incluso en esa toma en la que se lo encuentra en la cama, leyendo un periódico que le tapa por completo. En este momento no sabía se reírme o esperarme lo peor.

La cosa no mejora cuando Eastwood se pone de pie, a hablar de mujeres, de guiones, de productores y a filosofar sobre un pesimismo muy básico que emana de un palo de dos metros vestido de seda. El primer tramo de película es absurdamente teatral, con diálogos y situaciones que trivializan el oficio de hacer cine y lo convierten en un muy poco grandilocuente y sin embargo presuntuoso discurso sobre la capitalización de las emociones. Hablan de Dioses buenos y Dioses malos, mencionan a Hemingway, a Melville, pero todo de pasada, no vaya a ser que esto se vuelva interesante.

Crees que cuando lleguen a África la cosa va a mejorar pero la verdad es que no. No hay un gran despliegue fotográfico, ni escenas que te dejen pensando sobre nada. Hay una situación muy pretenciosa relacionada con el antisemitismo de una mujer que se resuelve de la peor forma posible, construyendo una anécdota impostada que parece decirle al espectador: "Espera, en esta peli tenemos historias interesantes" para al final darle en las narices con lo mismo de siempre.

La escena del partido de fútbol es una chorrada que no sirve para nada, y mucho menos para crear atmósfera.
Sinceramente, haber invertido esos 24 millones de dólares que te ha costado la pelicula y haber hecho un documental sin tantas pretensiones que al final lo único que hacen es crear un film abigarrado y demasiado autocomplaciente, una especie de sitcom internacional donde la mujer parece incapaz de articular más de dos frases y la cámara la lleva un elefante en volandas.

Resulta frustrante para el adepto al cine de tiburones que, a excepción de un par de producciones por lustro, el género al que es devoto se vea tan falto de proyectos más importantes, atrevidos y diferentes. Todavía más si, cuando se decide invertir algo más de dinero de lo que acostumbra la Serie B, la crítica decide vapulear el producto final porque no se rige por las máximas de violencia y trivialidad que caracteriza la línea general. Es el caso de 'The Black Demon', a la que es imposible juzgar con los parámetros que acostumbran las protocolarias cintas sobre tiburones, y que se adentra en un terreno que no transita con frecuencia.

La película trata sobre un megalodon legendario que nada en aguas mexicanas, pero la cinta lo emplea más bien como excusa para postular la sentencia del castigo divino por los pecados del hombre. El pueblo situado a orillas de su territorio ha vivido estos errores a través de la explotación humana sobre la naturaleza, y ahora se muestra devoto a un antiguo Dios azteca para que las consecuencias no sean excesivamente fatales. Si bien el enfoque iracundo de la divinidad (representada en la naturaleza a través de la violencia de este tiburón) no puede ser tildado de original, la manera en la que es explicitado resulta, hasta cierto punto, conmovedor: la correcta banda sonora prepara la predecible redención de una manera orgánica, donde cada eslabón del relato conecta eficazmente hasta hacer del tópico ecologista una máxima metafísica.

Ayuda y mucho el plantel de actores, que resuelven eficazmente unos personajes que sobre el papel rozan la caricatura. La labor de Josh Lucas es siempre apropiada y solvente, así como los miembros de su familia ficticia dotan al vínculo que los une de una naturalidad tal que los frutos de su desenlace son razonablemente emotivos. Mención especial para Adrian Grunberg, director que no ha dejado de demostrar que puede sacarle brillo y partido a proyectos que parecerían destinados a ser carne de videoclub. Especialmente recomendable 'Vacaciones en el infierno'.

¿Problemas de la película? Al espectador medio y al típico miembro de Filmaffinity que ve cinco películas al día le recomendaría que entendiese un poco mejor las razones de su consumo, y que no se acerque a 'The Black Demon' si lo que quiere ver son vísceras y top-models.

Las virtudes de Martin McDonagh a la hora de escribir pueden ser discutibles, no cabe duda. Algunos pueden decir que en toda esta historia de dos hombres que luchan por retomar y terminar con su amistad apenas hay un momento gracioso. Otros dicen que la película es muy divertida e hilarante, y en cualquiera de los dos casos, el foco se desparrama en favor de obviar lo que hay de humano en todo esto.

Del lado de Colin, nos dejan de hablar, o nos dejan de lado. Todo esto hace que emerjan cuestiones sobre nosotros mismos que son amenazas directas a la unidad de nuestra identidad. Empiezan las dudas sobre si somos buenos o malos, peores o mejores que el de enfrente, más listos, más tontos, y un largo y tedioso etcétera. En cualquiera de estos casos, a la marginación le sigue la reflexión, y salir airoso de ella dependerá de los lazos que te aten con el resto.

Del lado de Brendan, nos hemos hartado, hacen que nuestro tiempo no valga la pena ¿qué estamos haciendo? Sentir que a uno se le valora como igual cuando claramente está más dotado para actividades intelectuales que los demás es sin duda una patada en el estómago, como si te cortaran el virtuosismo de las manos.

Reconciliarse es posible, pero más posible es que en el camino se vayan abriendo heridas nuevas sobre las viejas, que el juego de la atención y la desatención al que todos juegan acabe por enconar conflictos mayores. ¿Respetar la individualidad es ser cordial?¿O ser cordial es abandonar el ego en favor del diálogo? Dejo estas cuestiones abiertas, igual que las deja la película.

Veo que soy de los últimos en escribir sobre la peli, ya que desde el primer día ya había 40 críticas para una película que se ha estrenado en Disney. Puede que me vayan a tirar la crítica por los suelos pero creo que uno de los requisitos para ser un buen crítico de arte, en la línea de lo que se proponía a partir de Baumgarten, es desprenderse de la gran mayoría de las subjetividades que atosigan al espectador.

1 Esquemática
Predator sigue el esquema de la saga. Es igual que la 1, la 2 y Predators, salvo detalles contextuales. Obvio la última porque es horrible, si bien es cierto que Fox metió tijera y la película final distó mucho de lo originalmente dispuesto.
De modo que tenemos a un protagonista claro y un grupo de gente que no vale detallar porque morirán eventualmente. Las armas nunca han importado mucho, y al final el protagonista de estas películas vence recurriendo a dinámicas arcaicas. La fuerza bruta tampoco ha sido un aliciente a la hora de ganar como demostraron el Chuache, Glover y Brody. De modo que sea criticado el hecho de que es una chica la que se enfrenta a la bestia me parece poco coherente alegando que "pesa poco".
La película entretiene sin ser gran cosa. La crítica dice que es 'la mejor desde la 1', lo que para mi dista de ser cierto porque con aquella me lo pasé francamente bien y no podría compararlo con esta. Tiene mucho que ver el factor sorpresa, una nueva criatura, y una tensión que no revela claramente al enemigo hasta el final. Ahora mismo sabemos de qué bestia se trata, el armamento que posee y su crudeza a la hora de actuar.

2 Violencia y gore
Esto me lleva al siguiente punto, su violencia. Por aqui se ha dicho que se juega mucho con la 'sugerencia', es decir, que no es tan violenta como se espera. Sin embargo, yo he visto las películas y he leido los cómics. Si bien es cierto que los comics a veces son una burrada en ese aspecto (y no tanto), en las películas no se ha explotado la violencia de una manera tan exagerada. En la primera muchos personajes morían fuera de cámara y solo recuerdo un brazo amputado (y a un personaje supuestamente le volaban la cabeza y en el siguiente plano aparecía intacta). En la segunda veíamos alguna decapitación también fuera de cámara y muchas muertes muy sutiles (alguien recuerda la muerte de Gary Busey que estaba mediada por cerdos muertos? la de Rubén Blades?La de Bill Paxton?). En este sentido, me parece que la gente se equivoca y que la película acierta, aunque es cierto que parece que el tipo de violencia que hay alrededor de Disney es muy 'Deadpool'. Ahora bien, he leido por ahi que no hacía falta 'tanta violencia animal' y que hacía falta más "violencia humana". Sin comentarios.

3 NO ES AGENDA DE GÉNERO (LEAN LOS CÓMICS)
Para mi, la premisa y la conclusión son lógicas en el sentido exigido por la saga. Entretiene y quieres ver lo que va a pasar. El problema es que no ofrece nada nuevo, pero tampoco esperaba otra cosa. Lo que si que creo es que juzga demasiado el hecho de que es una mujer que quiere ser cazadora y no la dejan, y eso se está viendo como una especie de 'agenda de género'. A ver, que la gente no se equivoque, esto no es "Las cazafantasmas". No hace falta concebirla asi, y de hecho no se la ha concebido asi. La gente es muy de opinar fácilmente, pero si uno se ha leido los cómics verá que la mujer siempre ha tenido una relacion extraña con la bestia, y que desde el primer volumen ya se trata el asunto de una niña que se quiere vengar del Predator por matar a su familia.

4 VEREDICTO
No es Predator 1, ni 2 ni Predators (injustamente marginada). Es ella misma hasta donde la fórmula le deja. Por ese lado, es un entretenimiento sostenible, pero si la ven como un aparato de empoderamiento femenino está claro que no la van a disfrutar. Además que esto último tiene más que ver con las expectativas de determinado público que con la realidad misma.

Interesante visión del imaginario de H.P. Lovecraft, muy apropiado ahora que hemos pasado por este movimiento anti-estatuas de esclavistas y colonizadores que hemos vivido de forma subsecuente al Black Lives Matter.
La serie parece aprovecharse de esta coyuntura social para meter el dedo en la llaga; podemos encontrar puyitas a esos racistas que nombran las calles de un país todavía asediado por una discriminación que, por mucho que duela, ya no es la que era. Prueba de ello son esas persecuciones psicopáticas que sufren los protagonistas de esta serie, afroamericanos en unos tiempos donde solo eso ya parecía ser sinónimo de vivir tu particular película de terror.
Puyitas también a Lovecraft y a uno de sus poemas que revelaban su evidente racismo, pero lo que trata de hacer la serie (en principio, su piloto) es ejercitar sobre algo tan verosímil como es el distanciamiento del lector/espectador de cara al creador y su obra. ¿Cómo debemos ver las creaciones, magníficas, de un autor moralmente cuestionable?¿Podemos idolatrar al que ahora veríamos como un ignorante? Estas reflexiones pueden parecer trilladísimas, y más en estos momentos, donde tenemos que poner una pequeña recomendación detrás del DVD de "Lo que el viento se llevó" para que la gente entienda que si los afroamericanos que en ella aparecían eran asi de serviciales es porque eran esclavos. A mi parecer, no es más que una manera irrespetuosa de tratar al espectador, pero bueno. No deja de recordarme a mis clases de Educación para la Ciudadanía donde nos hacían analizar un episodio de Los Simpson y nos apartaban para decirnos que no estaba bien que Homer ahogase a su hijo, por ejemplo.
Volviendo a Territorio Lovecraft: está bien, por ahora. Es interesante, pero veo que JJ Abrams (productor ejecutivo) ha metido mucha más mano que Jordan Peele (por el que mucha gente se habrá lanzado a ver la serie) y no estoy seguro de que eso sea algo positivo: todo huele a refrito de Monstruoso, de Super 8, de Perdidos...y cuando digo refrito es refrito obvio y autoreferencial, y lo único que hay por parte de Peele es que se aborda el racismo. La fotografía es buenísima, eso si.
Los actores están muy bien, y como siempre Michael K. Williams es un aliciente lo pongas donde lo pongas; para mi tiene más presencia que el propio protagonista. Lo único de lo que adolece la serie es de una excesiva preocupación por construir sus personajes, lo que podría ser algo bueno si no fuera porque dedican casi todo el piloto a presentártelos sin llegar a despertarte un feeling especial. Creo que aqui reside el pulso Peele/Abrams, y la balanza entre una buena historia y personajes y la tan deseada acción Lovecraftiana. Y al final la acción no es muy satisfactoria (marca de la casa de Abrams, tan asiduo como es él para los monstruitos entre sombras y a oscuras) pero esperemos que vaya a más. Por ahora, pinta interesante.