A ver, esto se llama comedia por llamarle algo, digo yo. No me imagino a quién pueden hacerle gracia los despropósitos de un imbécil con complejo de abandono, una completa falta de honor y dignidad y un ego tan desproporcionado como incomprensible. Una película en la que el indigno es el protagonista y la repulsiva niñata presumida e insoportable, siempre se sale con la suya. A mitad de la cinta, sentía unas ganas enormes de que el hermano mayor -omnipresente en estas tonterías- le diera un buen par de hostias al pusilánime del protagonista.
Lo peor: todo.
Lo mejor: que tarde o temprano se acaba.
Insoportable.

- Papá, papá, quiero hacer una peli para impresionar a mis amiguitos del club de golf.
- Ya, Jaden. Pero, con la pinta que tienes de mopa para deshollinadores, no se me ocurre...
- ¡Jo, papi! Es que YO, es que YO...( y así durante media hora)
Pensándolo bien -se dijo Will Smith-, ¿qué hago si no con este imbécil?
Claro, para dar hostias, vale cualquiera. Y si te alecciona Jackie Chan, aunque ahora arregle cañerías...
Esto es como el niño que, en carnavales, sólo se disfraza si es de superhéroe. En este caso, es que papi tiene pasta para un disfraz mucho más caro.

¿Quién habrá sido el imbécil que le ha dicho a Paco Cabezas que tiene gracia? O se lo ha dicho un tipo muy pelota, o ha sido su madre. Pagarle a un pichafría como este por semejante despropósito, con la crisis que hay, es como para meter al director en el talego. Ni siquiera echan mano del recurso español por excelencia: desnudar a las actrices. Esto no es que añada calidad a la cinta, pero no te entran ganas de saltarte los ojos, al menos.
Menuda porquería. No os extrañéis si los que han puesto la pasta en este qué sé yo cómo llamarlo, cualquier día de estos destripan al director después de sodomizarlo con un poste de teléfono. Es que para el guionista no se me ocurre un castigo adecuado a su desfachatez.
No la veáis. Y, por supuesto, no paguéis ni un céntimo.
Esto es casi un arma de destrucción intelectual masiva.

Reconozco que me sentía reticente a ver esta película que imaginaba un canto a la superior voluntad femenina. Pero, así y todo, la vi. Maldito el día en que se me ocurrió tamaña estupidez.
Lo peor de la película es prácticamente todo. El guión es de los que te toca en una tómbola, si es que en Hollywood hacen ferias o mercadillos para deshacerse de lo que no les sirve. La señora Nair, seguro que adquirió de esta forma el tocho con los diálogos, que están descompasados, como poco. En cuanto a los actores, solamente diré que lo único que consiguen es un efecto visual. Claro, Hilary Swank está muy buena y lo mismo le pasa a los protas masculinos, desde el punto de vista de las féminas.
Por lo demás, creo que la directora y la protagonista son muy, pero que muy amigas. Si no, no me trago que la actriz principal sea tan estúpida como para aceptar el papel.

Amigos, no me ha disgustado. La historia no está mal, los personajes están más o menos cuidados y los efectos especiales son propios de este siglo. Además, para ser de John Woo, hay momentos en que el espectador dispone de un respiro para reflexionar sobre el porqué de la violencia. A lo mejor, hasta es fiel a la historia, aunque como no estoy muy puesto en lo referente a la antigua China, ignoro si la adaptación es más o menos creíble.
Hay, no obstante, un "pero" nada desdeñable. Y es que, imagino que en China e incluso en Asia entera, se habrán enterado desde el principio de quiénes son los buenos y los malos, pero, para mi desgracia, tanto chino con un peinado y un bigotito similar, logra confundirme con más frecuencia de lo que me gustaría. Hay momentos, sobre todo en las batallas, en las que usan cascos parecidos, en los que no tengo ni pajolera idea de si las proezas que estoy viendo son a cargo del prota o del aprendiz del lado oscuro. Ah, y otra cosa, con semejantes generales como aparecen en la película, dudo mucho que a los caudillos chinos de la época les hiciera falta un ejército, porque cada chino con algo de mando, acaba, él solito, con decenas de enemigos. Son capaces de estar luchando durante horas sin bajar el rendimiento ni la expectacularidad de sus maniobras belicosas.
Imagino, por lo visto y contrastado, que un director asiático no concibe una película sin saltos de cinco metros de altura y personajes con aptitudes sobrehumanas. Creo que va a ser eso.
Por lo demás, la película se deja ver.