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España España · Barcelona
Voto de alex:
8
Serie de TV. Documental Documental sobre The Beatles con numeroso material inédito que muestra la cordialidad, la camaradería y el humor que reinaban durante la realización de "Let It Be", el legendario álbum de estudio de los Beatles, y su último concierto en directo como grupo, la inolvidable actuación en la azotea de la calle Savile Row en Londres. Se han recopilado más de 55 horas de material inédito, filmado por Michael Lindsay-Hogg en 1969, y 140 horas ... [+]
30 de noviembre de 2021
31 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta serie documental es un documento invaluable sobre los Beatles en la fase final de su existencia como grupo. Y a pesar de que a veces resulta agotadoramente exhaustiva y repetitiva, me ha encantado. Es lo que tiene ser un fan; y poder contemplar a las cuatro leyendas de Liverpool en la intimidad de su proceso creativo ha sido para mí todo un placer y un lujo. Bien es cierto que la mayor parte del tiempo se les ve perdiendo el tiempo, discutiendo a veces (aunque la buena química entre Paul y John es palpable), bostezando, haciendo el payaso, o tocando fragmentos de viejas canciones propias y ajenas de modo deslavazado y a medio gas. Y luego están los chillidos ocasionales y espeluznantes de Yoko. Un hueso duro de roer, sin duda. Pero, como digo, me he quedado fascinado. Como cuando te quedas hipnotizado por los azarosos haraganeos de los concursantes de un reality show tipo “Gran Hermano”, donde el hiperrealismo de lo cotidiano adquiere un inusitado interés.

Asoma a veces la subrepticia presión que sienten los cuatro miembros del grupo por tener listas un puñado de canciones en breve plazo, de cara a la publicación de un nuevo disco, así como a un inminente concierto en directo, el primero que realizarán después de mucho tiempo consagrados al trabajo en estudio. El abandono temporal de George Harrison, reticente ante ese nuevo proyecto, está a punto de dar al traste con todo. En medio de la apatía general, solo un esforzado y a ratos autoritario Paul McCartney enarbola la antorcha del entusiasmo. La cosa mejora cuando los Beatles dejan el inhóspito estudio de cine donde estaban ensayando y se mudan a otro estudio más pequeño y acogedor (en la sede de Apple, su propia discográfica) donde son contagiados por el buen rollo de Billy Preston, al que contratan como teclista.

Utilizando en su mayor parte el material descartado por Lindsay Hogg (del que se rumorea que es hijo ilegitimo de Orson Welles) en su película Let it be, Peter Jackson ha pergeñado otra versión alternativa de esas tres semanas de ensayos en enero de 1969, una versión menos deprimente y que no incide tanto en la descomposición del grupo y en las tensiones internas entre sus miembros. Tanto el sonido como la imagen (remozada digitalmente y adaptada al formato apaisado) lucen bastante bien, y el montaje resulta ágil y atento a los detalles. Una cosa que me ha desagradado, sin embargo, es el modo de presentar el concierto final (¿A quién se le ocurre, por cierto, montar un concierto en una azotea y en pleno invierno londinense, con un frío que pela y agarrota las manos?), a base de un montaje fragmentado y con pantalla partida, en el que, en vez de concentrarse en la música, se concede una importancia desmesurada a las reacciones de los transeúntes, así como a los tímidos intentos de la policía por interrumpir el “concierto”.

Get Back cumple también con una inevitable, aunque moderada, función desmitificadora; y es que incluso los ídolos intocables, sometidos al escrutinio de lo cotidiano, se revelan como simples mortales, veinteañeros susceptibles que alucinan, por ejemplo, con las noticias que sobre ellos traen los periódicos que les mitifican. Hay que ver lo mucho que fumaban, y Harrison lo acabaría pagando: murió de un cáncer de pulmón 32 años después. Llama la atención la juventud de esos Beatles maduros y a punto de separarse, que oscilaba entre los 25 años de George Harrison y los 28 de Ringo Starr y John Lennon. Yoko Ono aparece como una plasta de cuidado; violando los más elementales principios de territorialidad, está siempre pegada a John. A George se le ve algo incomodo a veces, sus compañeros no acaban de reconocer su creciente peso dentro del grupo. Paul ejerce de genio multitareas capaz de impostar mil voces y se viste en plan señor, el abrigo y la chaqueta oscuros resultan idóneos para proyectar la imagen de seriedad que requiere su creciente rol de líder. Ringo parece curiosamente pasivo, callado, melancólico. Su placida bonhomía amortiguaba la lucha de egos entre sus compañeros. El que más me fascina e inquieta es John; algo ensimismado (al parecer consumía heroína por esa época) y lleno de amor por Yoko, desconoce -trágicamente- que será asesinado a balazos doce años más tarde.

Para acabar me referiré a eso que podría denominar el misterio de la creación. ¿Cómo es posible que cuatro chicos veinteañeros y sin estudios musicales crearan en solo siete años, y muchas veces bajo presión, tal cantidad de maravillosas canciones, y no se cansaran nunca de cambiar, de experimentar, de evolucionar? Ese misterio de resonancias sagradas apenas se desvela en este documental, mas allá de alguna escena reveladora como aquella en la que McCartney se pone a rasgar intensamente la guitarra, y de pronto, como por arte de magia, toma forma la melodía principal de Get Back. Si algo me ha quedado claro, sin embargo, es que la creatividad de los Beatles, su excepcional talento, tiene mucho que ver con las ganas de jugar de ese niño interior que nadie, nunca, debería perder ni olvidar.
alex
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