Haz click aquí para copiar la URL
Voto de cinedesolaris:
9
Thriller. Drama Daniel Ciello, un policía neoyorquino de origen italiano, a fin de librarse de ciertas implicaciones en prácticas heterodoxas, acepta colaborar con asuntos internos para sacar a la luz diversos casos de corrupción; pero lo hace con una condición: no delatar a sus compañeros. Sin embargo, las cosas no van a ser tan fáciles. (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Orion Pictures compró, en primera instancia, los derechos de la novela El príncipe de la ciudad (1978), de Robert Daley, comisionado de policía, en la que se centraba en el policía de Nueva York Robert Leuci, gracias a cuyo testimonio, y grabaciones, fueron condenados cincuenta y dos policías por evasión de impuestos. Brian de Palma iba a dirigir la adaptación cinematográfica, escrita por David Rabe, y protagonizada por Robert De Niro. Pero el proyecto no se materializó, y Jay Presson Allen, que había leído el libro, pensó que era material adecuado para Sidney Lumet, quien aceptó con la condición de que ella no solo produjera, como era su pretensión, sino que escribiera, con él, el guion, además de que el protagonista estuviera interpretado por un actor poco conocido, para que no pesara la imagen del actor (o de las obras previas que hubiera protagonizado) y, por último, que la obra rondara las tres horas. Lumet quería rectificar el retrato unidimensional, de la policía de Nueva York, que consideraba había realizado en Serpico (1973). Esa utilización de actores poco renombrados ayudaba a la impresión de veracidad. El tratamiento fusiona ficción y documental. El príncipe de la ciudad (1981), está planteada como un informe, con la aparición, como introducción de capítulos, de las fichas de identificación de los personajes. Los procedimientos se combinan con los efectos emocionales en la vida del protagonista (y también en las personas más cercanas, en especial sus amigos policías) así como sus dilemas.

Lumet narra, de modo ejemplar una extenso y prolijo relato en personajes y sucesos (160 minutos que fluyen impecables), con una admirable capacidad de condensación, combinando ese aire de inmediatez, apoyado en rostros poco conocidos, espacios desastrados, que respiran autenticidad, y un afinado empleo del encuadre (el plano de las figuras en sombras de Ciello y los dos primeros abogados en una terraza, con la luz del crepúsculo, cuando él primero se decide a colaborar, que ya anticipa que las sombras dominarán el relato) y una narrativa elíptica (con brillantes montajes secuenciales) que va creando una sensación tan opresiva como crispada, de amordazamiento vital, en un descenso a los infiernos, el propio Sistema. Pocos cineastas han retratado con tal contundencia y precisión sus cloacas. La fotografía de Andrezj Bartkowiak acentúa esa sensación de intemperie, como los espacios en que transita la obra, y que desmiente ese errado lugar común de que Lumet descuida el aspecto visual (más bien lo elabora de un modo sutil: su uso de los planos generales, de los espacios...). Con Allen colaboraría de nuevo en la magnífica Veredicto final (1982). Posteriormente, rodaría otra obra magistral, que compartiría retrato judicial y policíaco, Distrito 34: Corrupción Total (1990), y dos obras notables como La noche cae sobre Manhattan (1996) y la satírica Declaradme culpable (2006).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cinedesolaris
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow