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España España · http://www.koult.es/ Castellón
Voto de Migue Muñoz:
7
Drama Cuenta la historia de Gitti y Chris, una extraña pareja que intenta disfrutar de unas vacaciones alejadas de todo. Se trata de un retrato íntimo de dos personas que sólo pueden ser ellas mismas cuando están solas: sus rituales, sus tonterías o sus sueños incumplidos... Sin embargo, su encuentro con otra pareja aparentemente más exitosa, va a desestabilizar el equilibrio que existía entre ellos. (FILMAFFINITY)
31 de agosto de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tercer largo de la alemana Maren Ade resulta ser casi un ejercicio de estilo que con su estructuración y caracterización de personajes, asimila rasgos de la cinematografía europea tratadora de la composición y descomposición de la pareja, sin que ello produzca un envejecimiento instantáneo.

La radiografía temporal de una pareja de treintañeros pasando unas vacaciones en la Cerdeña soportándose mutuamente minuto tras minuto y decidiendo que poder hacer con el resto de sus vidas, acontece como una crónica sentimental dirigiéndose hacia curvas y badenes emocionales que pueden llegar a retrotraer nuestra memoria cinéfila hacia nombres tan contundentes como Antonioni (cuerpo femenino y cuerpo masculino buscándose en territorios abiertos y espacios cerrados como fieras enjauladas por conflictos entre razones y emociones); Rossellini (una cierta languidez en esas palabras que nunca llegan a expresarse, y esas miradas que mutan de amor a odio, de un ‘ya no te quiero’ a un ‘te querré siempre’), Godard (ciertos pasajes donde parece acontecer improvisación actoral o cierta libertad interpretativa: las emociones fluyen al dejarse llevar por los movimientos y gestos que el cuerpo y el rostro exigen en el instante); o Bergman (la fotografía, el encuadre y la luz como herramientas que vinculan el paisaje al alma).

Sin embargo, si las influencias citadas pueden adivinarse a pequeña escala, la descomposición sempiterna, sello del corazón neurálgico de todas las películas de Polanski parece ser el vínculo cinéfilo más acorde y definitivo a lo que 'Entre nosotros' nos muestra y nos sugiere. Como en ese triángulo perturbador en la estimulante y opresiva ópera prima del polaco, 'El cuchillo en el agua' (1962), el egoísmo de la idea de felicidad y compromiso respecto al cónyuge se ve alterada por un tercer vértice (un matrimonio ya asentado en su vida sentimental y profesional) que desestabiliza el sinuoso equilibrio de la joven pareja y deja relucir aquellos conflictos que antes tan solo se sugerían bajo la epidermis del relato.

Explora la descomposición sentimental así como los brotes que hacen que el amor y el cariño vuelvan a despertar. Un bucle circular que hace que la película no llegue a buscar un desenlace cerrado. Por tan sólo unos momentos que parecen deslumbrar como si de una serendipia se tratase, ya vale la pena dejarse llevar por el tinglado emocional, antes que razonable, que 'Entre nosotros' persigue.
Migue Muñoz
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