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Voto de Ateistic:
4
1990
David Lynch (Creador), Mark Frost (Creador) ...
7,9
48.726
Serie de TV. Intriga. Thriller. Drama
Serie de TV (1990-1991). 2 temporadas. 30 episodios. El excéntrico agente del FBI Dale Cooper (Kyle MacLachlan) llega a Twin Peaks, una pequeña población montañosa, para investigar el brutal asesinato de la joven y bella Laura Palmer, la chica más popular del instituto de la localidad. Con la ayuda del sheriff del pueblo, el amable Harry S. Truman (Michael Ontkean), el agente Cooper comienza a interrogar a los habitantes del pueblo y va ... [+]
22 de agosto de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recién terminé de ver la primera y segunda temporada de esta serie creada por David Lynch y Mark Frost. La tan aclamada en el mundo intelectual (y cinéfilo en general), Twin Peaks. Confieso que mis expectativas eran enormes. Lynch es el director de una de mis películas favoritas de todos los tiempos: Lost Highway. He visto gran parte de su trabajo y me resulta súper interesante, apasionante y seductor. Mulholland Drive, por ejemplo, es maravillosa, al igual que Blue Velvet y El hombre elefante. Lynch es un maestro del surrealismo y del suspenso cinematográfico, sin lugar a dudas.
No obstante, más allá de lo anterior, tengo opiniones divergentes en torno a la primera y segunda temporada de Twin Peaks, emitidas entre los años 1990 y 1991 en los Estados Unidos. Si bien no puedo emitir una opinión en extremo negativa de esta producción, tampoco puedo permitirme ser generoso en elogios. No puedo. Simplemente no puedo otorgarle un punto verde. Los niveles de absurdo y de material sobrante e innecesario, sumados a los chocantes recursos melodramáticos y a las divagaciones en cuanto a trama y guión, hacen que, para mí, esta serie no termine de funcionar del todo.
No puedo hacerme la vista gorda y decir que todo en esta producción (ojo, hablo solo de las dos primeras temporadas de la serie) es una genialidad. Twin Peaks (temporadas 1 y 2) no es genial. Estoy de acuerdo en que el misterio en torno a la muerte de Laura Palmer cautiva. Está bien construido. Uno realmente termina atrapado por la trama y desea saber quién fue el asesino. Sin embargo, el exceso de melodrama, el exceso de situaciones y giros que terminan aportando nada a la historia central, le restan encanto al misterio.
No obstante, más allá de lo anterior, tengo opiniones divergentes en torno a la primera y segunda temporada de Twin Peaks, emitidas entre los años 1990 y 1991 en los Estados Unidos. Si bien no puedo emitir una opinión en extremo negativa de esta producción, tampoco puedo permitirme ser generoso en elogios. No puedo. Simplemente no puedo otorgarle un punto verde. Los niveles de absurdo y de material sobrante e innecesario, sumados a los chocantes recursos melodramáticos y a las divagaciones en cuanto a trama y guión, hacen que, para mí, esta serie no termine de funcionar del todo.
No puedo hacerme la vista gorda y decir que todo en esta producción (ojo, hablo solo de las dos primeras temporadas de la serie) es una genialidad. Twin Peaks (temporadas 1 y 2) no es genial. Estoy de acuerdo en que el misterio en torno a la muerte de Laura Palmer cautiva. Está bien construido. Uno realmente termina atrapado por la trama y desea saber quién fue el asesino. Sin embargo, el exceso de melodrama, el exceso de situaciones y giros que terminan aportando nada a la historia central, le restan encanto al misterio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La primera temporada, tengo que decirlo, me resultó mejor que la segunda. Un poco más directa, aunque con las divagaciones que antes mencioné. El misterio se va intensificando hasta alcanzar un clímax impactante y explosivo. Las situaciones absurdas y cómicas se mantienen dentro del carril y no terminan opacando la trama central.
La segunda temporada es otra historia. Su primer tercio es decente. El ritmo es muy similar al de la primera temporada. Pero, cuando llegamos al segundo tercio, todo pierde sentido. Una progresión de escenas y de situaciones deformes, sin pies ni cabeza. El interés se va a la deriva. Es desesperante. Momentos que se suponen deberían ser de comedia pero que más bien terminan generando fastidio y desagrado. Personajes inmamables: el papá de Laura, Leland Palmer (afortunadamente muere en los primeros capítulos; aunque imprescindible y clave, muy insoportable); el padre de Audrey, Benjamin Horne (los capítulos en los que pierde la cordura, a mi juicio, nunca debieron escribirse; ¿para qué hicieron eso?). Tengo entendido que, más que culpa de Lynch, fue culpa de la producción. Este tramo, conocido como “el tramo malo” de la serie, habría sido el resultado de la presión de la que fue objeto el creador, luego de que se le solicitara ponerle fin al misterio del asesinato de Laura en los primeros capítulos de la segunda temporada. Es decir que, el segundo tercio de la misma es simple relleno. Y relleno del peor. Un culebrón venezolano de finales de la década de los 90 se queda corto. ¡Terrible, de verdad!
Pero todo se acomoda (no del todo, pero se acomoda) en el último tercio de la temporada. El enigma en torno al excompañero de Cooper, Windom Earle, es el nuevo foco. El misterio alrededor del espíritu de Bob adquiere entonces otros matices y mayor complejidad. Todo se va alineando y va fluyendo hasta llegar a un final de temporada satisfactorio y lo suficientemente interesante como para no desear lanzar la serie a un pozo o a un basurero. Porque sí, la serie cierra y uno se queda deseando saber qué sucede después, qué pasará cuando hayan transcurrido los 25 años a los que se refiere Laura en el panel de cortinas rojas. Uno se queda deseando ver la tercera temporada, estrenada en 2017. Esa es mi tarea pendiente.
Culmino diciendo, pues, que la serie Twin Peaks, temporada 1 y 2, es tremendamente irregular. No puedo amarla, pero tampoco puedo odiarla del todo. Creo que, a fin de cuentas, es fundamental para entender el universo de David Lynch y el por qué de inmensas producciones como Mulholland Drive y Lost Highway. Dale Cooper (Kyle MacLachlan) es entrañable. Lo amé. También amé al sheriff Harry Truman (Michael Ontkean), a la secretaria Lucy Moran (Kimmy Robertson) y, por supuesto, a Audey Horne (Sherilyn Fenn).
La película Twin Peaks: Fire walk with me la he disfrutado bastante. Su tono más sobrio me hace colocarla por encima de la serie. Pero de ella escribiré más adelante.
La segunda temporada es otra historia. Su primer tercio es decente. El ritmo es muy similar al de la primera temporada. Pero, cuando llegamos al segundo tercio, todo pierde sentido. Una progresión de escenas y de situaciones deformes, sin pies ni cabeza. El interés se va a la deriva. Es desesperante. Momentos que se suponen deberían ser de comedia pero que más bien terminan generando fastidio y desagrado. Personajes inmamables: el papá de Laura, Leland Palmer (afortunadamente muere en los primeros capítulos; aunque imprescindible y clave, muy insoportable); el padre de Audrey, Benjamin Horne (los capítulos en los que pierde la cordura, a mi juicio, nunca debieron escribirse; ¿para qué hicieron eso?). Tengo entendido que, más que culpa de Lynch, fue culpa de la producción. Este tramo, conocido como “el tramo malo” de la serie, habría sido el resultado de la presión de la que fue objeto el creador, luego de que se le solicitara ponerle fin al misterio del asesinato de Laura en los primeros capítulos de la segunda temporada. Es decir que, el segundo tercio de la misma es simple relleno. Y relleno del peor. Un culebrón venezolano de finales de la década de los 90 se queda corto. ¡Terrible, de verdad!
Pero todo se acomoda (no del todo, pero se acomoda) en el último tercio de la temporada. El enigma en torno al excompañero de Cooper, Windom Earle, es el nuevo foco. El misterio alrededor del espíritu de Bob adquiere entonces otros matices y mayor complejidad. Todo se va alineando y va fluyendo hasta llegar a un final de temporada satisfactorio y lo suficientemente interesante como para no desear lanzar la serie a un pozo o a un basurero. Porque sí, la serie cierra y uno se queda deseando saber qué sucede después, qué pasará cuando hayan transcurrido los 25 años a los que se refiere Laura en el panel de cortinas rojas. Uno se queda deseando ver la tercera temporada, estrenada en 2017. Esa es mi tarea pendiente.
Culmino diciendo, pues, que la serie Twin Peaks, temporada 1 y 2, es tremendamente irregular. No puedo amarla, pero tampoco puedo odiarla del todo. Creo que, a fin de cuentas, es fundamental para entender el universo de David Lynch y el por qué de inmensas producciones como Mulholland Drive y Lost Highway. Dale Cooper (Kyle MacLachlan) es entrañable. Lo amé. También amé al sheriff Harry Truman (Michael Ontkean), a la secretaria Lucy Moran (Kimmy Robertson) y, por supuesto, a Audey Horne (Sherilyn Fenn).
La película Twin Peaks: Fire walk with me la he disfrutado bastante. Su tono más sobrio me hace colocarla por encima de la serie. Pero de ella escribiré más adelante.