Esta película nos cuenta la historia de los siete de Chicago (aunque en un principio eran ocho, y por entonces eran conocidos como los ocho de Chicago) fueron acusados de cargos de conspiración, incitación a los disturbios, y otros cargos relacionados con las violentas protestas que tuvieron lugar en la ciudad de Chicago, en el Estado de Illinois, en relación con la Convención Nacional Demócrata de 1968.

El objetivo de los manifestantes en aquel momento era parar la Guerra de Vietnam yendo a la convención del Partido Demócrata (gobernaba por aquel entonces EEUU el Presidente Johnson), a finales de agosto de 1968, fue el escenario de colosales manifestaciones que surgieron en contra de la Guerra.

Los cabecillas eran Abbie Hoffman, Jerry Rubin, David Dellinger, Tom Hayden, Rennie Davis, John Froines, Lee Weiner, y Bobby Seale. Los vínculos de estas personas era a parte de terminar con la Guerra de Vietnam, que están vinculadas a ideologías de izquierdas, había hippies, anarquistas, miembros de la izquierda radical estadounidense e incluso un miembro de los Panteras Negras (organización supremacista negra).

La película esta muy bien, y los actores interpretan muy bien sus papeles, pero teniendo en cuenta en las fechas en las que se ha estrenado y alguna que otra frase que se dice de cara a la actualidad (hablan de dentro de 50 años, osea la actualidad) no puedo evitar pensar que estemos ante una película propagandística de manera encubierta.

Algunas de las frases son: "Ya me darás gracias en el futuro por la batalla cultural" o "Si no ganas elecciones no puedes cambiar las cosas" Estas frases entre otras dichas a dos semanas en el momento del estreno de esta película en Netflix de las elecciones norteamericanas no es una casualidad, es algo premeditado y es muy parecido a lo que ha ocurrido y de manera mas descarada por cierto en Borat 2.

Todo esto se hace con el fin de acabar con Trump y de llevar a Biden al poder. Netflix y otras plataformas están aterradas porque saben que su línea editorial cada vez la ven menos gente y eso les asusta, les asusta perder la hegemonía cultural de la que tanto se habla en esta película por cierto. Hay similitudes entre los panteras negras y BLM, los hippies con los perroflautas o los anarquistas con los Antifa, pero el contexto histórico de la Guerra Fría es otro al de la actualidad. Hay que asumir que las revoluciones sesentayochistas fracasaron en su día y la posmodernidad que nos intentan vender hoy no es tan diferente de lo que intentaba vender en 1968 con alguna que otra cosa nueva.

Al margen de todo esto, me parece una buena película que relata bastante bien los hechos que tuvieron lugar respecto al juicio de los siete de Chicago.

PD: un consejo para Netflix y CIA dedicaros a hacer buenas pelis, series y documentales y dejar la política, no es lo vuestro y además no sois nada sutiles.