Película de guerra basada en la historia real que sucedió en la Guerra de Afganistán, en una de las batallas más duras durante la guerra, protagonizada por un gran elenco como por ejemplo Scott Eastwood, Orlando Bloom o el hijo de Mel Gibson, Milo Gibson, haciendo que durante su primera parte no nos parezca nada del otro mundo y se inclinen más por enseñarnos las relaciones primarias de los soldados, pero después ofrece una hora apasionante, haciendo que nos creamos que somos uno más del pelotón.
Lo cierto es que la película va de menos a más, con una casi primera hora en la que apenas pasa nada, unos cuantos talibanes de vez en cuando atacan un poco y los soldados hablan de sus cosas personales, haciendo que fácilmente la película se hubiera recortado media hora sin pasar nada en absoluto, con un doblaje español que no me ha gustado, porque no pegan en los personajes, pero ofreciendo algunas escenas impactantes, aunque lo mejor estaría por llegar, ya que su última hora de película aproximadamente es un sin parar, con escenas llenas de tensión, mucha acción bien hecha y sensación de estar en el pelotón debido a la forma tan enérgica de rodar sus escenas de acción, más difícil todavía es ver todo lo que rodea la escena de noche, haciendo un gran trabajo con las luces y las sombras, con partes violentas, con toques de gore, notándose esa crueldad y ese salvajismo que tuvieron que soportar los soldados. Realizando en definitiva una película que a pesar de que en su primera hora apenas veamos nada memorable, con un doblaje español de andar por casa y con sensación de no darle más protagonismo a actores como Orlando Bloom, aunque Eastwood está muy bien, estamos ante una gran película de guerra, con una segunda parte que hará las delicias a los amantes del cine bélico, con escenas muy bien rodadas que parece que hemos estado con ellos luchando desde el piso, con un buen trabajo de cámaras y de iluminación, sin duda una película recomendable, eso sí, darla unos cuantos minutos para que despierte.