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Voto de sergiomalvin:
9
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7,3
6.122
Drama
La Irlanda rural, 1981. Cáit es una reservada niña de nueve años que está desatendida por parte de su pobre, disfuncional y demasiado numerosa familia. Se enfrenta en silencio con dificultades en la escuela y en casa, y ha aprendido a pasar desapercibida para cuantos la rodean. Cuando llega el verano y se acerca la fecha del parto de su madre, Cáit es enviada a vivir con unos parientes lejanos. Sin saber cuándo volverá a casa, se queda ... [+]
11 de marzo de 2023
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
A partir de hoy me agendo este nombre: Colm Bairéad. Un director que tiene esa sensibilidad para contar historias no puede pasar desapercibido.
La protagonista es una niña (Catherine Clinch) que apenas habla a lo largo de más de una hora y media de película, pero su gestualidad es tan intensa que sus palabras son innecesarias.
La historia es sencilla: unos padres bastante disfuncionales, ante la llegada de un nuevo vástago, sin alimento suficiente para criar a todos sus hijos, decide entregar a la pequeña Cáit a una pareja que reside en otra zona de la Irlanda rural. Esa pareja está compuesta por una prima de la madre de Cáit y su esposo, un hombre de pocas palabras, que vive para el trabajo y para la solidaridad con sus vecinos.
En esos meses del verano, la niña descubre un mundo diferente, alguien realmente se preocupa por su bienestar. Pero la ganancia es recíproca, esa pareja veterana también encuentra un motivo para la risa y el disfrute, que habían perdido hace algún tiempo por una tragedia que vamos conociendo en los detalles que el director nos va dejando ver lentamente.
La niña agradece como puede, aun en silencio, colaborando con las tareas de la casa, y, con sus gestos, va permeando la dura capa que esconde la humanidad del áspero hombre rural.
En el spoiler cuento algunas escenas puntuales.
La protagonista es una niña (Catherine Clinch) que apenas habla a lo largo de más de una hora y media de película, pero su gestualidad es tan intensa que sus palabras son innecesarias.
La historia es sencilla: unos padres bastante disfuncionales, ante la llegada de un nuevo vástago, sin alimento suficiente para criar a todos sus hijos, decide entregar a la pequeña Cáit a una pareja que reside en otra zona de la Irlanda rural. Esa pareja está compuesta por una prima de la madre de Cáit y su esposo, un hombre de pocas palabras, que vive para el trabajo y para la solidaridad con sus vecinos.
En esos meses del verano, la niña descubre un mundo diferente, alguien realmente se preocupa por su bienestar. Pero la ganancia es recíproca, esa pareja veterana también encuentra un motivo para la risa y el disfrute, que habían perdido hace algún tiempo por una tragedia que vamos conociendo en los detalles que el director nos va dejando ver lentamente.
La niña agradece como puede, aun en silencio, colaborando con las tareas de la casa, y, con sus gestos, va permeando la dura capa que esconde la humanidad del áspero hombre rural.
En el spoiler cuento algunas escenas puntuales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Cuatro momentos.
1) Cuando el hombre sale a trabajar y le deja, sin mediar palabra, una galletita dulce sobre la mesa, la niña rápidamente la toma de allí y se la guarda en sus ropas. Silenciosa ternura.
2) Cuando la tutora (por llamarla de algún modo) disimula para no hacer sentir a la niña culpable de haber orinado el colchón. Infinito amor.
3) El regreso de la niña a casa, tras los tres meses afuera. Ni un gesto de cariño de madre, padre y hermanas, como si hubiera sido lo mismo volver que quedarse. Dolor.
4) La carrera desenfrenada (para algo sirvió el entrenamiento) en busca de los "tíos" y el abrazo afectuoso con el hombre que está cerrando la tranquera para seguir viaje con su esposa. Desgarrador pedido de auxilio que tampoco necesita de palabras.
El final abierto, con el padre llegando a la escena cumbre, es perfecto. Todos imaginamos el final que queremos, hasta en eso el director acierta.
1) Cuando el hombre sale a trabajar y le deja, sin mediar palabra, una galletita dulce sobre la mesa, la niña rápidamente la toma de allí y se la guarda en sus ropas. Silenciosa ternura.
2) Cuando la tutora (por llamarla de algún modo) disimula para no hacer sentir a la niña culpable de haber orinado el colchón. Infinito amor.
3) El regreso de la niña a casa, tras los tres meses afuera. Ni un gesto de cariño de madre, padre y hermanas, como si hubiera sido lo mismo volver que quedarse. Dolor.
4) La carrera desenfrenada (para algo sirvió el entrenamiento) en busca de los "tíos" y el abrazo afectuoso con el hombre que está cerrando la tranquera para seguir viaje con su esposa. Desgarrador pedido de auxilio que tampoco necesita de palabras.
El final abierto, con el padre llegando a la escena cumbre, es perfecto. Todos imaginamos el final que queremos, hasta en eso el director acierta.