Greyhound

Tom Hanks continúa haciendo de biógrafo multimedia de la segunda Guerra Mundial con una película que dura poco más que un episodio de Band of Brothers o The Pacific. En 80 minutos de tensión Aaron Scheneider nos lanza sin rodeos a cruzar el Atlántico en una zona ciega donde los barcos con recursos para el bando aliado eran perseguidos sin piedad por submarinos alemanes.

Y digo que no hay rodeos porque la película se detiene mucho más en terminología náutica y órdenes que en cualquier caso de desarrollo de personajes. La película no trata de hacer analogías o contar historias grandilocuentes. Únicamente cuentan este viaje y los peligros que encuentran, pero no hay diálogos o historias personales o motivaciones.
Los que criticaron 1917 o Dunkirk por esto mismo aquí van a odiarlo incluso más. La cinta no busca la empatía. Para lo bueno o lo malo.

Es cierto que el cabeza del proyecto Tom Hanks, es capaz de infundir en su mirada y gestos la tensión, el miedo o la incertidumbre. Pero nadie dice nada. Tom Hanks demuestra una vez más que es uno de los actores más carismáticos del planeta con aplomo, solidez y robustez se marca todo el peso de la cinta. No hay grandes alardes de interpretación pero tampoco la historia los exige, y siempre está verdaderamente excelente en cada mirada.

La fotografía es muy fría, muy azules y rojos, sobre todo brilla a la hora de retratar el Mar como una fuerza extrema y bella. Una buena parte además está rodada de noche y no te pierdes un detalle en ningún punto.
Se reserva virguerías técnicas como esa maravilla de plano por las nubes con la aurora boreal, o los torpedos.

Greyhound es la primera película en meses que me ha producido lástima que no sea estrenada en cines y poderla haber disfrutado en pantalla grande. Greyhound es una película bélica, hermética, centrada en una historia y no en la Gran Historia y que brilla especialmente en sus segmentos de acción.

Pero aún así la película consigue captar toda la tensión y mantenerte alerta y eso que el 80% de los diálogos son cosas como 130 a estribor, 4000 metros, señor. Es tal el grado de detalle y verosimilitud que a veces parece más una clase de historia náutica que una película, pero siempre logra mantenerte alerta con tan poco lo que hace que todo el peso recaiga en la narrativa audiovisual y la película brilla en ese departamento.



Veredicto:
Greyhound es una buena y sólida película, muy bien realizada técnicamente y con una gran capacidad de concreción y de ir directamente al grano, a lo que nos quieren contar. En tiempos de Blockbusters y grandes personajes Greyhound se centra en lo pequeño y lo consigue con una duración muy ajustada y un gran nivel de suspense.
Aún así uno tiene la sensación de que la experiencia habría sido mucho más espectacular y vistosa en pantalla grande, pero… a tiempos de Covid-19 buenas son estas ofertas tan profesionales