Greyhound: En la mira del enemigo

Greyhound (2020), de Aaron Schneider, producida por Apple y con guión de su protagonista Tom Hanks, cuenta el cruce por el Atlántico Norte de un convoy de embarcaciones estadounidenses al acecho de los submarinos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

Por Nicolás Bianchi

El teatro de operaciones bélicas del Atlántico Norte, esa masa marina que separa a Estados Unidos de Europa, fue crucial para el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Desde un comienzo controlado por los submarinos y embarcaciones nazis, los Aliados se vieron limitados en sus comunicaciones y reaprovisionamientos. Primero con el apoyo de la aviación desde ambos continentes, luego por medio de la intercepción de las comunicaciones, lograron revertir su desventaja y sentar las bases para que las tropas norteamericanas accedan al continente europeo. Mientras tanto cientos de barcos fueron hundidos y decenas de miles de vidas se perdieron.

Entre ambos continentes durante un tiempo existió una zona conocida como ‘the black hole’ (el pozo negro) adonde los bombarderos no podían llegar ni desde la costa este de Estados Unidos ni desde Inglaterra. Esas numerosas millas que podían suponer un viaje de hasta dos o tres días son las que el barco comandado por el capitán Krause (Hanks) debe atravesar a la cabeza de un convoy compuestos por cargueros y destructores.

El Greyhound, tal es el nombre de la embarcación que alude a su rol de sabueso o pastor, se encuentra siempre bajo un cielo nublado y sobre un mar gris oscuro. El ambiente es frío y plomizo. La película recrea con sumo detalle los mecanismos de detección mediante radares y las comunicaciones, tanto dentro de la embarcación como desde ella a los demás integrantes del rebaño. Cada tanto los submarinos de los nazis emergen en ese desierto de agua oscura en donde lo que sucede se parece bastante a una cacería.

El capitán Krause comanda su nave, y por lo tanto lidera el convoy, con pulso firme pero respetuoso. Su trato con el resto de la tripulación es caballeresco y su actitud hacia los más jóvenes es todo lo paternal que los modos militares permiten. Se trata de un hombre de fe, que utiliza frases bíblicas como guía y se consterna ante la presencia de la muerte. Cuando sus subordinados festejan el hundimiento de un submarino enemigo Krause se compadece por las almas perdidas.

La película es simple pero efectiva. Toda la jerga militar y formal que utilizan los marineros para comunicarse y detectar a un enemigo que la gran mayoría del tiempo está sumergido fuera de la vista de los personajes es un tanto engorrosa al principio pero luego funciona para contribuir a la construcción de la tensión. Los soldados van anunciándole al capitán a viva voz la información que recogen en el radar. Lo submarinos y sus torpedos se acercan.

Greyhound cuenta con un destacable trabajo de efectos visuales para recrear tanto las embarcaciones como las batallas. Particularmente las que transcurren por la noche dotan al film de cierta espectacularidad. Algunas tomas con luces rojas que refuerzan la inminencia del peligro u otras que retratan al capitán en su camarote también están bien logradas y realizan un aporte visual interesante a la película.

El elenco se completa con Elisabeth Shue como Evelyn, la esposa del capitán, y Stephen Graham como Charlie Cole, el lugarteniente. El film es prácticamente un unipersonal de Tom Hanks que vuelve a interpretar a un militar estadounidense en la Segunda Guerra Mundial tras Saving Private Ryan (1998) y al capitán de un barco luego de Captain Phillips (2013).

Quizá sea culpa de las expectativas que tenía cuando empecé a verla, pero me ha defraudado.

¿Qué tiene? Explosiones. Y olas. Y mucha agua. Y fotografía. Y Tom Hanks, pero con cara de estreñido toda la película.

¿Qué le falta? Casi todo. Le falta guión. Le faltan diálogos. Le falta el enemigo; no vemos al enemigo en ningún momento. Le faltan personajes; los pocos que hay son bocetos, casi caricaturas, formadas con tres trazos. Le falta luz, le falta cielo, le falta sol, le faltan carreras, le falta perspectiva.

Y le sobra música estándar de película épica. Eso está bien cuando hay ejércitos con miles de soldados sacudiéndose mamporros. Pero aquí sólo hay cuatro o cinco personas luchando contra líneas en el mar.

Nada de lo que digo creo que hubiese mejorado en pantalla grande. Salvo las explosiones y la fotografía. Pero quod director non dat, pantalla non praestat.

El heroísmo yankee vuelve a la carga con Greyhound, una película que inicialmente estaba planeada para estrenarse en cines, pero que debido a la pandemia de COVID-19, lamentablemente (¿O positivamente?) llegó directo al streaming. La película tiene 10 minutos de corta presentación para luego sumergirse directamente en 80 minutos llenos de tensión, drama y acción. Tom Hanks lidera el papel principal de un capitán estadounidense que durante su primer misión con un conboy internacional de 37 barcos aliados deberá enfrentar una flota de submarinos alemanes de cara al inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Sinceramente quiero destacar el gran manejo de suspenso y tensión que presenta la película. Luego de unos minutos que sirven para dejarle al personaje de Hanks su momento de presentación, la trama se dirige (y comienza) en el mar. A partir de ahí, Greyhound va de menos a más. Constantemente hay una incertidumbre sobre si los soldados principales podrán cumplir su misión antes de que sea demasiado tarde. Lo que si considero que le faltó a la película en este ámbito es el tema de la acción o mejor dicho, potenciar la ambientación de guerra que la historia pretendía. Se centraron tanto en jugar más con el suspenso que terminó causando que la acción quede en segundo plano.

Y lo mismo sucede con los personajes. En todo momento estamos con el personaje de Tom Hanks, podríamos decir que todo lo vemos en la película lo vivimos y sufrimos a través de él. Y esto no quiere decir que esté mal, ya que está muy bien logrado este punto, pero volvemos a lo mismo, así como la acción y la guerra parecen quedar a un lado, con los personajes secundarios (si así podemos llamarlos) sucede exactamente lo mismo. No es que no nos importen sus vidas, lo que pasa es que no se les da tiempo ni desarrollo para que los espectadores podamos conectar con ellos.

Si bien la calidad de la película es muy buena y se nota que buscaba estrenarse en la pantalla grande, hay momentos en donde los efectos no quedan bien del todo, pero dentro de todo si llega a ser creíble y si puede que haya momentos en donde nos adentremos en la guerra. Igualmente, la fotografía es tan perfecta que se puede disfrutar hasta en un teléfono móvil.

En conclusión, Greyhound hace la mitad de las cosas bien. Por un lado, tenemos un gran desarrollo con el personaje principal para poder conectar con él y también hay un excelente manejo del suspenso y la tensión en poco más de una hora y veinte minutos. Pero por el otro, muchas situaciones y personajes (por no decir todos menos el de Hanks) quedan completamente relegados y hasta parece que no importan durante una gran parte de la película.

Por sorpresa se anunció que la última y millonaria película protagonizada (y escrita) por el siempre genial Tom Hanks iba a aterrizar directamente en la nueva plataforma de Apple (que según lo que he leído no está funcionando demasiado bien), sin pasar por los cines (como estaba previsto desde un principio), debido al temible coronavirus.

Un movimiento algo arriesgado y que estoy seguro que provocará que este drama bélico llegue a menos gente. Pero esa es otra historia. Sobre la cinta que nos ocupa, destacar que las críticas han sido bastante positivas (aunque sin unanimidad). Yo no las tenía todas conmigo y debo admitir que no tenía mucho interés en el proyecto. Sin embargo, una vez visto, puedo confirmar que estamos ante una cinta bélica como las que antes que no decepcionará a los amantes del género.

La película está dirigida con mano firme y no da casi respiro alguno al espectador en los escasos ochenta y dos minutos que dura, lo cual es un acierto y digno de aplauso, ya que no hay lugar para el relleno. No hay tiempo para pausas (apenas hay una escena del pasado del protagonista y se agradece que no se hayan excedido en ello, ya que no era necesario) en lo que es una cinta que juega a poner en tensión constante al público, en una especie de Hundir la flota sin descanso alguno.

Quizás el nulo desarrollo de personajes y que casi todo el tiempo asistamos ante todo con algo de frialdad haga que algunos espectadores lo contemplen todo desde la distancia y sin implicarse demasiado, pero personalmente no me ha sucedido lo mismo que con la decepcionante Dunkerque, ya que el film tiene claras sus intenciones desde el primer momento y enseguida entra en materia, no haciendo ninguna parada por el camino.

Quizás podrían haberse mejorado los efectos especiales que pueblan la cinta, ya que se utilizan en no pocas ocasiones y se notan demasiado, pero tampoco es algo que arruine la función, ya que los instantes de tensión y acción siguen siendo impactantes y tensos, que es lo que se pretende.

El señor Hanks escribe el guion y se reserva para él mismo el gran rol protagonista. Como ya se ha indicado, falta algo de desarrollo en los personajes, pero tampoco se le puede reprochar ya que la película tiene otras intenciones bien claras desde el inicio, siendo un viaje lleno de peligros del cual sus responsables nos hacen participes en todo momento.

En cuanto el reparto todos cumplen, aunque obviamente Hanks interpreta al absoluto protagonista, en una entregada interpretación que no está entre sus mejores (la competencia es dura) pero que vuelve a dejar patente el gran carisma y  experiencia que tiene este señor cada vez que se pone frente a la pantalla. 

En conclusión, estamos ante un film que seguramente pase algo desapercibido y no sea tenido muy en cuenta en lo que al género bélico se refiere, pero que he disfrutado bastante de principio a fin, gracias al buen hacer tras las cámaras, a su breve duración (se pasa como un suspiro) y a la actuación de Hanks. 

Una cinta que cumple su objetivo y que los fans del género sabrán apreciar, ya que tiene un sabor añejo que la hace destacar entre los estrenos de este año. Una grata sorpresa y una película más que recomendable.

Más críticas: ocioworld.net

Excelente film bélico que aporta una visión muy poco tratada de la II GM : la guerra del Atlántico Norte (helado, gótico y peligroso) entre aliados y alemanes pero desde el punto de vista de un destructor líder escolta de un convoy de mercantes. Casi todas las películas se han orientado a mostrar el sufrimiento, pericia de los submarinos alemanes.

En esta ocasión es el capitán ( y su tripulación) de un destructor , el centro de atención de la película, mostrando también la angustia, estress, determinación, instinto de supervivencia y también el lado humano-religioso del combatiente, algo de lo que adolecían muchos militares nazis.

La película está bien filmada con efectos especiales digitales y reales bien coordinados, sonido brutal, escenas bélicas impecables sin concesiones que te cortan la respiración. No hay lugar para historias amorosas o paralelas que distorsionen la película

Por momentos te sientes angustiado , sintiendo como los marineros la lucha contra un enemigo feroz, implacable (manada de lobos U-Boot) invisibles, a los que se ha de combatir calculando demoras, trayectorias, zig-zags, lanzando cargas de profundidad o luchando a cañonazo limpio.

Memorable película con un Tom Hanks de personalidad austera - religiosa, no carismático pero respetado por su tripulación, humano que comete errores, muy a gusto de los americanos y creo que de él mismo. Comprometido con el deber , pero no patriótico histérico, cosa que se agradece.

Si te gustó Das Boot, te gustará esta, pero no compares. Son diferentes en fondo y forma....pero ambas excelentes.