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España España · Cuenca
Voto de Amarok:
10
Animación. Drama. Aventuras. Comedia. Musical. Infantil La sabana africana es el escenario en el que tienen lugar las aventuras de Simba, un pequeño león que es el heredero del trono. Sin embargo, al ser injustamente acusado por el malvado Scar de la muerte de su padre, se ve obligado a exiliarse. Durante su destierro, hará buenas amistades e intentará regresar para recuperar lo que legítimamente le corresponde. (FILMAFFINITY)
12 de mayo de 2020
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto no es una crítica. Es una ovación. Por tanto, no me voy a acercar al apartado técnico, ni narrativo, ni audiovisual que tiene esta película y que para mí son inmejorables. Solo me limitaré a expresar lo que sentí cuando fui a verla al cine con 10 años. Es mi película favorita de todos los tiempos. Así que preparaos para una sobredosis de azúcar.

No tenía ni idea de qué iba a ver. Solo recuerdo que me sentía pletórico porque estaba a punto de ver una nueva película de Disney. Una vez en la sala y apagadas todas las luces, lo que todos y todas conocemos: el Sol saliendo por el horizonte africano acompañado de la mitica (y desde entonces mística para mí) canción de El Ciclo de la Vida.

Aún recuerdo esa sensación... No sabría definirla... Todavía me emociona... Aquello me marcó para siempre... Como cuando sufres algún tipo de shock y te afecta para el resto de tu vida, esta película me sigue conmoviendo hasta la fibra más sensible de mi alma. ¿Recordáis la secuencia de los pájaros -creo que eran flamencos- sobrevolando las cascadas a los pocos segundos de empezar el opening? Pues aquel niño de 10 años ya estaba llorando a moco tendido por el impacto de la belleza visual y sonora que recibí. Y ya casi no pude parar de llorar de belleza durante toda la película hasta muchos minutos después del final.

El Rey León me despertó de un profundo sueño. Sin exagerar, fue un antes y un después en mi vida; un punto de inflexión en el que me hice consciente de la realidad en la que vivía: del mundo, de los animales, de la naturaleza y de la bochornosa relación del ser humano con el resto de la creación... Puesto que fue y sigue siendo la única película de Disney en la que no aparecen seres humanos y, sin embargo, es la película más humana de la factoría, y eso logró que en ese momento me diera cuenta de que los seres humanos rompemos el Ciclo Natural de la Vida con nuestra maldad, egoísmo y codicia, que tan bien representados están en Scar. No os podéis imaginar hasta qué punto me afectó darme cuenta de eso. Todas las preguntas que despertó en mí esta película... y todas las cuestiones existenciales que derivaron de esas primeras preguntas primigenias que se desencadenaron dentro de mí, me convirtieron en la persona que soy hoy en día. Fue el "click" que todos y todas necesitamos hacer en la vida.

Me obsesioné (evidentemente, para un niño de 10 años no fue fácil gestionar todo lo que me hizo sentir esta película a niveles tan intensos). Soñaba con El Rey León. Recuerdo que, incluso, le di la vuelta a las carátulas de Pinocho porque en el reverso salía el anuncio de El Rey León. De esta manera, sentía que "estaba conmigo", como que ya tenía la película en mi poder. Estaba loco por volver a verla. Y en los años 90, sobre todo si la película tenía mucho éxito -como es el caso-, tardaban mucho tiempo en sacarlas en VHS.

Un día, sin embargo, estaba jugando en el jardín de mi casa con mis cuatro perros. De pronto apareció mi hermano, diez años mayor que yo, y me dijo que tenía una sorpresa para mí. Abrió su mochila y sacó de su interior el VHS... Me volví loco, pero de verdad... Gritando, llorando, chillando a pleno pulmón, dando saltos, tirándome al suelo, pataleando, literalmente subiéndome por las paredes... Sufrí otro impacto emocional solo con ver la cinta de VHS en mis manos... Y aquel fue el día más feliz de mi vida. Os lo juro. Y, desde entonces, habré visto más 200 o 300 veces esta película y me sigo emocionando tanto como la primera vez. Me aprendí todos los diálogos, todas las canciones, y me hice con todo el merchandaising que pude (cromos, tazos, camisetas, muñecos, peluches, BSO...), Incluso ya de mayor he pensado en infinitud de ocasiones tatuarme en el brazo el dibujo que hizo Rafiki de Simba en el Gran Árbol de Baobab. Sé que tarde o temprano lo haré, aunque desentone por completo con el estilo étnico del resto de mis tatuajes. Por cierto, además de mi amor a la ecología y los animales, también hizo que se despertara en mí un amor absoluto hacia la antropología y todo lo tribal y étnico. Simba se convirtió en mi héroe, no tanto por su historia personal sino por todo lo que representa su historia en mi propia historia.

En fin, nunca le había contado esto a nadie porque sé que suena a locura absoluta. Pero bajo el amparo del anonimato, aprovecho, y al fin puedo expresarle al mundo (a los pocos que me leáis) lo que siento por esta película y lo que supuso para mí cuando la vi con 10 años. Incluso cuando leo comentarios ovacionándola me emociono y lloro.

Hoy, a mis 36 años, puedo afirmar que El Rey León es y siempre será la película de mi vida, y que, gracias a su visionado de niño, me convertí en una persona sensible, profunda y reflexiva. O tal vez ya lo era y El Rey León me ayudó a darme cuenta de ello. Por cierto, 26 años después de haber tenido el honor de haberla visto en el cine el día de su estreno con 10 años, os puedo decir que, hoy en día, todo lo que hago en mi vida, mi trabajo, mi pasión, a lo que me dedico en cuerpo y alma, es a proteger a los animales y a la naturaleza. Y fue El Rey León quien despertó en mí este sentimiento tan intenso de amor por la vida en todas sus formas y manifestaciones. Nunca subestiméis el poder de una buena historia en la tierna conciencia de un niño.

Por eso, El Rey León es mucho más que una película para mí. Son muchas emociones, sentimientos, sensaciones y pensamientos juntos. Es mi más tierna infancia y mi iniciación a la madurez. Es un símbolo, una verdad, una realidad y una 'entidad' que sigue viviendo dentro de mí y que se apodera de mi sangre cuando soy testigo del abuso de poder, de la supremacía, de las injusticias, de la traición, del egoísmo y de la maldad de algunos seres humanos hacia las personas, los animales y la naturaleza.

Jamás podré agradecerle tanto a la vida la existencia de esta película. Ojalá todo el mundo la viera y sintiera con los ojos y el corazón de aquel niño de 10 años.
Amarok
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