Jackie Brown de Quentin Tarantino, es un thriller de drama, que no mantiene al 100% su estilo independiente habitual, aunque cumple satisfactoriamente. Dirigida con un ritmo inconstante, parece crear un estilo menos sanguinario de lo habitual, y solo se parece a sus mejores cintas en la música y diálogos que lo caracterizan.
El guion, escrito por el mismo, de la novela de Elmore Leonard, no es uno de los mejores. Pero es insólito y enrevesado, típico del director, absorbiendo y penetrando en el espectador pero solo a ratos. Con diálogos típicos de Tarantino, espontáneos y agudos que divierten al público cuando son usados, por ser ocurrentes, ácidos y agresivos, especialmente cuando salen de la boca del personaje de Samuel L. Jackson.
Las actuaciones, aunque son competentes y creíbles, no están al nivel de sus actores, como es el caso de las interpretaciones de Samuel L. Jackson, Robert De Niro y Michael Keaton. Sin embargo Pam Grier trabaja de forma notable y persuasiva, y Robert Forster está remarcable y correcto. Todos ellos con vestuarios sugerentes e insinuantes a la trama e historia en cuestión.
Cabe destacar eso sí, la música utilizada por el director, como es común en sus películas, grandiosa e idónea a la historia, y estimulando al público. Algunos movimientos de cámara y planos originales bien elaborados, con travellings y cámara en mano, totalmente inteligentes y admirables por su innovación. Y el montaje, entrelazando hábilmente las historias subjetivas de cada uno de los personajes con flash-back, totalmente distinto al cine más cotidiano.
Por lo que, en líneas generales, es una inusitada obra del director, algo distinto a su cine habitual, ya que no tiene todos sus ingredientes habituales. Entretenida y divertida, aunque no durante toda la cinta (la cual por cierto es algo larga), y carente de algo más de esa chispa, que todos sus admiradores pedimos, de un director tan sensacional como él.