Twin Peaks es una serie de televisión creada por David Lynch y Mark Frost en la que trabajaron muchos directores, entre ellos los mismos creadores. Dirigida con un ritmo mayestático y con un estilo hipnótico y puramente centrado en lo indagatorio, es una obra que crea una atmosfera insidiosa y desde luego misteriosa que absorbe al espectador poco a poco a medida que avanza hasta llegar a un final que deja descolocado al público por sus enigmas y el surrealismo típico de Lynch. Realizada de manera eclipsante tiene un resultado inescrutable en muchos aspectos pero deslumbrante en su totalidad.
La fotografía muestra imágenes tenues en un trabajo exquisito en detalles que da confort además de mucho atractivo en una labor sombría y algo siniestra, pero perfecta para mantener al público expectante. La música es magnética gracias a una banda sonora de las más cautivadoras y recordable que firmó Angelo Badalamenti junto a David Slusser, manteniendo al público seducido con unos sonidos rítmicos y turbadores que se quedan en la retina del espectador. Los planos y movimientos de cámara completan una brillante labor técnica a través del uso de los subjetivos, avanti, retroceso, seguimiento, reconocimiento, circulares y voyeur que sacan lo mejor de la historia y de las interpretaciones.
Las actuaciones son auténticas y genuinas. Como protagonistas Kyle MacLachlan está carismático en un inolvidable papel y Michael Ontkean fenomenal como acompañante. Cuenta también con un enorme elenco actoral entre los que destacan Lara Flynn Boyle, James Marshall, Sherilyn Fenn, Dana Ashbrook, Mächen Amick, Richard Beymer, Ray Wise, Russ Tamblyn, Miguel Ferrer, David Lynch, David Duchovny, Billy Zane y Sheryl Lee entre muchos otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios que son elegantes e impolutos por un lado y típicos de pueblos norteamericanos por otro en una labor que, junto con unos pertinentes decorados, te transporta in situ. Cabe señalar también que algunas de las caracterizaciones y decorados en algún episodio son oníricas y desconcertantes.
El guion, escrito por los mismos creadores junto con Harley Peyton, Robert Engels, Barry Pullman, Tricia Brock y Scott Frost, se va volviendo más y más extraño a medida que avanza la serie y siempre tiene a su alrededor una atmósfera intrigante y enigmática que sorprende al público. Su argumento presume de ser pernicioso pero desde luego atractivo al penetrar en el público a merced del antojo de sus creadores, quedando este absorto dentro de la profundidad de una de las mejores series rodadas hasta el momento en la que destaca también, algunos toques de un humor inocente y un misterio que puede llegar a tener distintas lecturas. Esto se lleva a cabo con una narrativa intachable y equilibrada que es generalmente amable y bastante lenta, marcando el ritmo característico de un pueblo y en el que se oculta tras su cordialidad, una lúgubre labor conspiradora.
Concluyendo, la considero una de las mejores series de la historia por tener en su interior un misterio repleto de maquinaciones y surrealismo al más puro estilo de Lynch, que mantiene atento al público durante toda la serie, aunque desgraciadamente en algunos capítulos baje algo el listón al ser realizado por distintos directores que se limitaron a no variar la línea argumental y que no dejaron impresa la sensación de atmósfera turbia que solo David Lynch sabe plasmar, razón por la cual la serie no es prácticamente perfecta. Muy recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que hacen de Twin Peaks, una serie que ha quedado eficazmente en la retina del espectador incluso con el inexorable paso de los años, manteniéndose con una obra de culto no solo para los seguidores del director, sino para todos los públicos que se han aventurado a descubrir una serie tan sobresaliente.