En el ambiente juvenil dublinés, los noviazgos se suceden...
Lucy acaba de dejarlo con un chico, pero el próximo quizá sea diferente y cuaje en algo más: ese Adam, tan misterioso con su Jaguar E azul, y que tan bien cae entre los familiares de la chica, parece muy prometedor...
La primera capa de la película es ligera, tiene traza de historieta sentimental, pero ese aire simple es sólo aparente.
El guión juega poco con los diálogos, meramente funcionales, y mucho con la estructura de perspectivas cruzadas y superpuestas: el mundo cambia según quién lo cuente, y en la familia de Lucy no todos ven a Adam de la misma forma...
Para ese juego de perspectivas, la narración se apoya con habilidad en las voces internas de los personajes: oímos en off sus comentarios acerca del misterioso Adam.
Contra lo que suele ocurrir, el relato se va haciendo imprevisible conforme avanza: junto a la timidez o la esperanza iniciales de los personajes, van cabiendo también la sensualidad, el disimulo, el lirismo, la doblez, el miedo, la histeria, el entusiasmo, el cinismo...
La aparición de tantas facetas psicológicas no debilita la consistencia del personaje central, Adam. El actor que lo encarna (Stuart Townsend) responde con suficiente amplitud de recursos.
Para este juego de variaciones, en clave de enredo amoroso, la historia se centra en un marco sencillo, una familia irlandesa y su entorno, en el Dublín moderno.
El resultado, después de una progresión firme, se deja ver bastante bien: sorprende y entretiene.