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Voto de La mirada de Ulises:
6
Drama En Nueva York, la pequeña Maisie (Onata Aprile), con apenas 6 años, se ve involucrada en el amargo divorcio de sus padres, una estrella del rock (Julianne Moore) y un marchante de arte (Steve Coogan). (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una sociedad sensibilizada con los derechos de los niños y que vive la realidad del divorcio es una sociedad que tiene un problema de no fácil solución. Es el problema de esos padres que ponen sus intereses personales por delante de los de sus hijos, porque en ocasiones ambos ámbitos entran en colisión y los mayores afectados son los más indefensos. Así nos lo cuentan Scott McGehee y David Siegel en "¿Qué hacemos con Maisie?", adaptación actualizada de la novela de Henry James. Beale es un marchante de arte y Susanna un icono del rock and roll, y ambos quieren mucho a Maisie... pero parece que más a su trabajo. La convivencia discurre entre reproches e insultos, y el divorcio deja la custodia de la pequeña entre dos aguas. La vida de Beale y Susanna sigue y cada uno vuelve a casarse, resultando los padrastros quienes más se ocupan de Maisie. Irresponsabilidades, celos e injusticias se suceden porque el aire que la niña respira no es el más aconsejable para quien se está formando racional y afectivamente.

De manera indisimulada, desde el principio se nos presenta un matrimonio nada ejemplar, que se echa los tratos a la cabeza y que se insulta sin rubor delante de la hija pequeña. Perpleja y desconcertada en sus sentimientos, la niña quiere a sus padres pero nota que algo falla, que muchas veces le falta el afecto que espera y que los mayores actúan de una manera difícil de comprender. Pero la cinta nos ofrece, también, el modelo positivo de lo que tienen que ser unos padres responsables y cariñosos, y lo hace en las personas de Lincoln y Margo, sus padrastros, unidos por una niña en medio de una tormenta de rayos y truenos. De esta manera, con la doble pareja de padres, el espectador puede plantearse si el vínculo del afecto puede ser más fuerte que el de la sangre, si la legislación protege realmente a los hijos en casos así, si son suficientes esas palabras de cariño cuando la escasa dedicación muestra otra realidad.

Sin duda, el mayor acierto de la película es la pequeña Maisie, y también que toda la historia está contemplada desde su punto de vista infantil. Su mirada sencilla y dulce, su actitud inocente y positiva, hacen que nos preguntemos cómo un padre tan egoísta y una madre tan colérica pueden haber educado a una niña tan pacífica, y que el drama se cargue de intensidad porque los extremos se han distanciado hasta el arquetipo... lo mismo que al dibujar la generosidad y simpatía de Lincoln y Margo. Pero, aparte de ese carácter remarcado de los protagonistas adultos y de las interpretaciones algo excesivas de Julianne Moore y compañía, lo cierto es que Onata Aprile se lleva el sobresaliente por la pureza de su mirada y por la frescura de una actuación conmovedora, y que su casting y dirección son dignos de todo reconocimiento.

Por otro lado, el trabajo peca un poco de ternurismo y de apelación al sentimiento.. casi inevitable al tratar del divorcio y de los hijos que son instrumentalizados como armas arrojadizas o no tenidos suficientemente en cuenta, pero lo esquiva y evita que la trama derive hacia terrenos mucho más melodramáticos. Y también es cierto que el guión recurre a algún enredo un tanto forzado -por ejemplo, con la aparición del tercer hombre de la madre- y que se hace previsible en su desarrollo, pero estamos ante una película sincera, atractiva y recomendable, que habla de un tema interesante y que nos descubre a una gran actriz del futuro... cuando crezca, siempre que sus padres se lo permitan y no le arruinen la vida, porque es un estorbo para ellos y vive sola en la oscuridad.
La mirada de Ulises
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