Una película cargada de estereotipos mal entendidos, al margen de que sean intencionadamente hirientes o no.
El argumento es absurdo y manido a rabiar. La protagonista está muy buena, pero nada más. Eso sí, los criminales son tan crueles y malvados que parecen colombianos de verdad. Y es que, le pese a quien le pese, Colombia es vista desde el exterior como un mundo sórdido, vengativo, sangriento y delincuente no por casualidad. Claro que hay gente honrada, trabajadora, íntegra y respetuosa con los valores más elementales, lo que pasa es que a ver si vamos a negar ahora que existe un altísimo índice de criminalidad; que la inseguridad ciudadana es un hecho; que la vida humana tiene muchísimo menos valor que en otros países. El eslogan ese de "Colombia, el riesgo es que te quieras quedar", pinta muy bien en la tele, pero el verdadero riesgo es que te va la vida en la visita.