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España España · Granada
Voto de Kikivall:
7
Drama Madeleine abandona su hogar para ingresar en una residencia de ancianos, al otro lado de París. Un taxista viene a recogerla y ella le pide que pase por unos lugares de la capital que han marcado su vida. (FILMAFFINITY)
29 de marzo de 2023
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un fenómeno en Psicogerontología denominado reminiscencia, esto es, la capacidad y la función que permite recordar pensando o relatando hechos, actos o vivencias del pasado, una actividad que posee una finalidad instrumental importantísima: la de permitir a la persona senescente reafirmar su autoestima cuando sus capacidades psicofísicas y relacionales comienzan a perder vitalidad.

La reminiscencia favorece la integridad personal porque relaciona lo vivido, con el presente, constituyéndose así en vivencia de continuidad, de historia personal. Además, al integrar el pasado, hay una reconciliación con la vida, evitando una excesiva añoranza.

Esta es una película que justamente trata sobre los recuerdos de toda una vida, de una mujer anciana. Utilizando flashbacks y alternando situaciones cordiales y otras más complicadas, se van mezclando los recuerdos que han jalonado y a la vez marcado la vida de nuestra protagonista Madeleine.

Line Renaud, la actriz principal que encarna a Madeleine, fue también cantante y activista; actualmente tiene 94 años, casi los mismos que en el filme. Proyecta una imagen de señora que ha tenido una vida en plenitud, valerosa, muy interesante y comprometida.

Pero Madeleine está muy mayor y abandona su hogar para ingresar en una institución de ancianos al otro lado de París, su ciudad. Un taxista llamado Charles viene a recogerla y ella le pide que pase por sitios de especial significación en su historia personal, como para hacer un repaso de esta y despedirse antes de entrar en la institución. Él asiente, y presta oído al relato y los recuerdos que la Madeleine le va contando.

Con el transcurrir de las horas se va creando entre un vínculo afectivo muy importante, que arrastrará la cinta por una especie de conmovedor drama de despedida, en una casi improvisada y franca amistad. Un relato que consigue calar al espectador, a la vez que evita la lágrima fácil.

Danny Boon forma una entrañable pareja con la anciana Line Renaud. Una historia agradable de ver dirigida por Christian Carion, un realizador con bastante oficio y que vuelve a demostrar el valor de lo artesanal y de lo cocinado a fuego lento en esta película tipo feel good (dramedia con valiosas lecciones de vida y fin aceptablemente feliz).

Carion, que dirige y a la vez escribe el libreto, construye su argumento y su puesta en escena en forma sencilla, filmando por las calles de París una historia que se desarrolla en su mayor parte dentro del taxi, filmando la relación entre los dos personajes y los temas de conversación con temáticas de sabor agridulce, que van saliendo de la boca de Madeleine y el taxista; reflexiones sobre la vida, el amor y la vejez.

Un paseo penetrante y afectuoso, conversación calma, sin voces ni altercados entre dos personas dentro de un automóvil. Humor suave y por momentos intenso y expresivo, sobre todo por la fuerza e ironía de Madeleine; a veces desciende al drama por las importantes revelaciones entre ambos.

Carion saca lo mejor de la nonagenaria Line Renaud y del cómico Dany Boon, ambos con química y sensacionales. Boon es un buen actor francés de comedia que en este trabajo sabe moderarse y hacer un buen trabajo como taxista afable, con problemas en su justa medida (familia, trabajo, etc.) y ponderado en todo momento. En cuando a la Renaud, resulta que como actriz aporta la dosis justa de gracia, chispa, verdad y ese componente de sentimiento para hacer el viaje cercano e interesante: interpretaciones muy bien llevadas por una mujer que parece de menos edad de la que realmente tiene.

Madame Madeleine sabe cuál es su destino y sabe bien que, entre su hogar de siempre, donde ha transcurrido su vida y la residencia de mayores a la que se dirige, hay un espacio, un itinerario que es físico, pero también psíquico, y en él harán acto de presencia los fantasmas del ayer.

Capítulo especial merecen unos flashbacks que pueden parecer abundantes e incluso reiterados en lo dramático y en lo sentimental. Pero son las voces y son también los ecos de una vida; van brotando en el curso del trayecto por un París desconocido para Madeleine, una ciudad que ha cambiado. Esta historia no es un punto final sino más bien una recapitulación, un repaso a la vida. Como muestra tenemos al conductor, un hombre afable que no habla de muerte, sino de esperanza.

Un apéndice, una enseñanza del filme

Los mayores recuerdan y gustan de recordar de forma emotiva estos acontecimientos. Este acto de pensar en las experiencias pasadas y relatarlas (reminiscencia), siendo escuchadas por terceras personas, tiene un efecto terapéutico que sirve de protección contra la ansiedad y la depresión.

El recuerdo del pasado, repasar sucesos vitales, permite a los mayores el mantenimiento de la autoestima y debe ser potenciado. Este es un mensaje importante de esta cinta, encarnado en una anciana que consigue cerrar asuntos y abrir otros nuevos, gracias a sus recuerdos, que son escuchados con atención por Charles.

Este extremo de tener un oyente, alguien que sigue el relato con interés y cariño, es muy importante, pues a los mayores en muchas ocasiones se les manda callar no se les presta atención. En el filme, la actitud positiva, receptiva y afectuosa del taxista concluirá en un final inesperadamente triste-feliz para Charles y su familia.

Publicado en revista ENCADENADOS: https://encadenados.org/rdc/sin-perdon/6823-un-paseo-con-madeleine-2
Kikivall
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