"Total Recall" es una de esas películas que me impresionaran en la infancia y posteriormente he visto innumerables veces, sin que mi aprecio por ella fuera disminuyendo con el paso de los años, como ocurre con otras. Sin duda es un icono del cine de los 90 que ha ganado con el tiempo (sobre todo comparándola con la insulsa versión reciente protagonizada por Colin Farrell) y constituye, en mi opinión, la obra cumbre de Verhoeven junto a "El libro negro" (he de ver "Elle", con excelentes críticas).

Impresiona ya desde los títulos de crédito iniciales, con la grandiosa banda sonora de Jerry Goldsmith que tanto debe a la mítica partitura de Basil Poledouris para "Conan el bárbaro" (1982), y sigue haciéndolo durante toda la película, con escenas y planos realmente impresionantes, como la recreación de Marte o esos efectos especiales que aún asombran (merecidísimo Oscar) y más aún cuando "Desafío Total" es la última gran producción de Hollywood que no empleó la informática (excepto en una pequeña escena). Un año después, con "Terminator 2", todo cambiaría, no siempre para bien.

Interesante, también, por los paralelismos con la actualidad o los detalles de crítica social que los guionistas, basándose en la novela de Philip K. Dick, introdujeron. Luego están los típicos "toques Verhoeven" del peculiar director holandés, como las escenas en el burdel (incluida la mítica prostituta mutante), las amantes "a la carta" de Memory Call, o esa capacidad que tiene para hacer pasar por barato cine B a caras producciones, y etcétera. La fotografía, con esa cegadora luz roja marciana, tiene un aire entre cutre y cargante que me encanta.

Si a eso le sumas un Arnie en su "edad dorada" (diría la comprendida entre "Conan" en 1982 y "Mentiras Arriesgadas" en 1994) , la siempre morbosa Sharon Stone, el siempre inquietante Ironside o el carismático Ronny Cox, tienes, en suma, una película muy entretenida, impresionante, violenta, efectista y fascinante por momentos. Sigue siendo esa bizarra joya de mi juventud.