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Irlanda Irlanda · Innisfree
Voto de Ferdin:
10
Cine negro. Drama Nueva York, año 1934. Christopher Cross es un simple cajero, infelizmente casado, cuya única pasión es la pintura. Una noche conoce a Kitty March, una atractiva buscavidas de la que se enamora y le hace creer que es un pintor de éxito. La chica y su novio Johnny, un tipo sin escrúpulos, aprovechan la ocasión para intentar explotar al pobre hombre, pues creen que sus cuadros valen mucho dinero.
(FILMAFFINITY)
18 de octubre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inolvidable película del enorme Fritz Lang, un director crucial en la historia del cine y una de esas personalidades que te hace amar de verdad este arte. Simplificando un poco podría decirse que se especializó en el cine negro, si bien exploró otros géneros. Pero aquí tenemos otra soberbia muestra de su manejo por estos pagos, y en concreto de su "etapa americana".

Si bien la idea es escasamente suya, pues se trata de una especie de remake de una película de Renoir (a su vez adaptación de una novela), todo lo demás tiene el "sello Fritz Lang", especialmente perceptible en los movimientos de cámara, los juegos de sombras, ciertos tics recuerdo del expresionismo y el fenomenal trabajo de actores y actrices, muy profesionales (el austríaco fue el prototipo de director tirano, intransigente y exigente, que demandaba hasta la última gota de sangre, sudor y lágrimas).

Y es que junto al ácido y negro guión de Dudley Nichols (plagado de "perlas" y golpes impensables en la España de 1945, por ejemplo) y el ritmo que no decae, el gran fuerte del film es el espléndido trío protagonista:

- El infravalorado Edward G. Robinson, perfecto como el tímido, apocado, dominado e ingenuo Chris Cross, que se enamora de quien le menos le conviene.
- La intachable Joan Bennett como la terrible Kitty, tan irresistible como cruel. Realmente es una de las "femme fatales" más redondas de la historia del cine.
- Y un competente Dan Duryea encarnando al avispado, ambicioso e indeseable Johnny, el novio de Kitty, que tan pronto te está sonriendo como dando un puñetazo. A ella también, por cierto.

En fin, un viaje a lo peor de la condición humana y un intensísimo drama, tan perfecto y de final tan soberbio que uno hasta le perdona ciertas incongruencias. De 10.
Ferdin
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