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Irlanda Irlanda · Innisfree
Voto de Ferdin:
8
Drama Biografía sobre el pintor británico, J.M.W Turner (1775-1851). Artista reconocido, ilustre miembro de la Royal Academy of Arts, vive con su padre y su fiel ama de llaves. Es amigo de aristócratas, visita burdeles y viaja frecuentemente en busca de inspiración. A pesar de su fama, también es víctima de las burlas del público y del sarcasmo de la sociedad. Profundamente afectado por la muerte de su padre, decide aislarse. Su vida cambia ... [+]
12 de noviembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No descubro nada nuevo si afirmo que los ingleses son maestros en esto del "cine de época"; en mi humilde opinión son únicos para dotar de una ambientación sublime a toda película histórica y, que te zambullas de tal manera en el momento evocado que crees de verdad que estás en 1900, 1840, 1800 o 1564. Evidentemente no siempre se lucen, también tienen sus patinazos, pero desde luego suelen estar un nivel por encima de los largometrajes históricos de otras naciones, no sé si por el buen gusto que impera en ellas (alejadas de la chabacanería de la mayoría de films españoles), por lo bien conservado que tienen su patrimonio, por el rigor del vestuario...no sé. Simplemente, maestros.

Y "Mr. Turner" no es una excepción. Es cierto que no es un biopic al uso y cuesta cogerle el punto, pues la narración es confusa y caótica, no suele ocurrir gran cosa y los acontecimientos se nos suministran a brochazos, prácticamente. Es imprescindible sentarse tranquilamente, dejarse llevar, y simplemente asistir a una sucesión de escenas cotidianas en Inglaterra entre 1825 y 1851, alrededor de la vida del ilustre pintor Joseph Mallord William Turner (1775-1851), especialista en panorámicas y naufragios.

Reconozco que le sobra algo de metraje, sólo un poco. Por lo demás, es un goce absoluto, una auténtica pasada para el sentido de la vista. La fotografía es excepcional y aprovecha tanto los hermosos paisajes ingleses como los diversos efectos derivados de la luz solar, combinados con navíos, molinos o el mar, basándose evidentemente en diversos lienzos de Turner. Esto ya de por sí le da un plus de calidad notable. Si a eso unimos a un Timothy Spall inmenso y totalmente mimetizado con el personaje y la época, junto al rigor histórico, palpable no sólo en el vestuario, en los ambientes o en los utensilios, también en aspectos como las manchas en la piel o en los dientes por el paso del tiempo o las enfermedades, tenemos un producto exquisito.

Añádanse sabrosos condimentos como su difícil carácter, la tierna relación con su padre, la rivalidad con el otro gran artista de la época, John Constable (1776-1837), sus devaneos con las mujeres, o esas bellas, trágicas e interesantes escenas donde podemos sentir lo difícil (y fascinante) que hubo de ser para Turner (contemporáneo de Napoleón, recordemos) contemplar la implantación de innovaciones como el primer ferrocarril (1830), la fotografía (1839) o las maravillas arquitectónicas de la Gran Exposición de Londres (1851).
Ferdin
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