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Voto de Ferdin:
6
8,0
11.046
5 de mayo de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobrevalorada película francesa con muy puntuales momentos sublimes y buena química entre las dos protagonistas. Tan buena química que llegué a pensar que se insinúa una relación lésbica, según se deduce de ciertas frases y miradas (por lo que he leído no soy el único que lo sospecha).
En 1955 el panorama del thriller psicológico-intrigante-suspense estaba dominado por Hitchcock y no había mucho más ahí fuera. Clouzot demostró que en Francia se podía hacer algo parecido, siendo tan bien recibido que incluso le influenció al mismísimo director británico. Es evidente que hoy no impresiona tanto como en su época y, reconociéndole algunas virtudes, en ningún momento me metí de lleno en la película, ni llegué a interesarme sobremanera lo que tramasen las dos mujeres, que de "diabólicas" tampoco tienen mucho. Yo sólo veo a una marimacho inexpresiva que fuma como un carretero (Simone Signoret) y una mosquita muerta con cara y maneras de devota a quien su marido el director le puso un vaporoso camisón para que se le transparentasen los pezones (Véra Clouzot).
El último tramo hubo de dejar ojiplático al público en los cines, desde luego.
En 1955 el panorama del thriller psicológico-intrigante-suspense estaba dominado por Hitchcock y no había mucho más ahí fuera. Clouzot demostró que en Francia se podía hacer algo parecido, siendo tan bien recibido que incluso le influenció al mismísimo director británico. Es evidente que hoy no impresiona tanto como en su época y, reconociéndole algunas virtudes, en ningún momento me metí de lleno en la película, ni llegué a interesarme sobremanera lo que tramasen las dos mujeres, que de "diabólicas" tampoco tienen mucho. Yo sólo veo a una marimacho inexpresiva que fuma como un carretero (Simone Signoret) y una mosquita muerta con cara y maneras de devota a quien su marido el director le puso un vaporoso camisón para que se le transparentasen los pezones (Véra Clouzot).
El último tramo hubo de dejar ojiplático al público en los cines, desde luego.