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España España · JEREZ DE LA FRONTERA
Voto de jaime salado:
6
Drama Alemania, principios del XVI. El monje agustino Martín Lutero provoca un cisma dentro de la Cristiandad cuando, tras una detenida y reflexiva lectura de la Biblia en el monasterio, se replantea algunas cuestiones. En 1517, cuelga en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus 95 tesis, que, además de negar algunos dogmas, condenaban las bulas de indulgencia que la Iglesia vendía para recaudar fondos para la construcción de la Basílica de ... [+]
20 de diciembre de 2021
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Soy de los que creen que la separación de la Iglesia Luterana tuvo tantas razones políticas como teológicas. Evidentemente, esta convicción la he alcanzado con el paso de los años y tras leer mucha literatura al respecto. Los príncipes alemanes vieron el cielo abierto ante las reclamaciones de las 95 tesis de Lutero clavadas en 1917 en la catedral de Wittemberg. Muchas de ellas hoy están plenamente asumidas por la Iglesia Católica (el uso de las lenguas vernáculas, por ejemplo), y muchas otras hubieran sido objeto de una discusión menos acalorada y menos cismática de no estar en juego tanto poder terrenal que el Vaticano temía perder y los príncipes alemanes ganar. El negocio de las indulgencias se acabó por fortuna para la credibilidad de la propia Iglesia, y ello fue sin duda debido a las denuncias de estas prácticas por parte de Lutero y de otros miembros de la propia Iglesia Católica, que condujeron finalmente a una reforma (Contrarreforma) en el Concilio de Trento en 1563. El personaje del film recoge esta crítica con frases tan impactantes como ésta: “Roma es un circo, una gran cloaca, se compra cualquier cosa: sexo, salvación… hay burdeles solo para clérigos...”.

A lo largo de la historia, y en la cultura occidental, Lutero ha cargado con esta etiqueta de hereje o cismático, cuando el monje agustino lo que posiblemente quiso fue una justa purificación de varias leyes y costumbres, muchas de las cuales dañaban ciertamente a la Iglesia. Como en todos los conflictos que terminan en ruptura, las posturas terminaron extrapolándose y haciéndose irreconciliables hasta producirse la separación de la que la Iglesia Anglicana también sacó tajada y que padecemos hoy en día. La supresión de la figura del papado en las Iglesias Reformadas fue consecuencia sin duda de un abuso de poder muy propia del medioevo, siendo hoy asumible esta otra frase sacada del guion: “El papa puede interpretar las Escrituras pero no está por encima de ellas”.

Desgraciadamente, se produjo la ruptura que hace que queden lejos las palabras de Cristo en el Evangelio de San Juan: "Que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste". No somos uno y por ello muchos no creen, lo que debiera ser una vergüenza para todo el cristianismo (incluyendo a la Iglesia Ortodoxa, la primera escisión política en la historia).

Este excurso de tres párrafos es necesario para entender el film de Eric Hill, financiado íntegramente con dinero de la Iglesia Luterana. Con un actor de talla (Joseph Fiennes) y secundarios de lujo (Alfred Molina, Peter Ustinov, Bruno Ganz...) el film está muy conseguido como historia entretenida, con paisajes, decorados, vestuario y diálogos a la altura del mejor cine europeo.

No obstante -y como era previsible debido al patrocinador del film- cae en un excesivo proselitismo de la figura de Lutero, sin que se atisbe ningún ápice de autocrítica a su figura. Dos no se pelean si uno no quiere, y es indiscutible que la soberbia de Martin Lutero estaba a la altura de la de León X o la de Carlos V. Presentar a Lutero como un corderito degollado víctima de su fragilidad humana y su indefensión ante los malvados no ayuda a una correcta interpretación de los hechos. Máxime cuando la historia demostró que la Iglesia Luterana se basó en muchas de sus enseñanzas para la caza de brujas pocos años después y para la persecución del pueblo judío unos siglos más tarde. Todas estas enseñanzas -evidentemente- son silenciadas en el film, si bien es cierto que en 100 minutos es imposible condensar el pensamiento de una figura tan egregia.

Teológicamente las posturas se han suavizado, y hoy es asumible por la Iglesia Católica -en parte- la justificación que Lutero hace de la salvación por mérito de la fe en Cristo y no por las obras, si bien creo que el propio Lutero hubiera asimismo aceptado hoy en día que lo uno conduce a lo otro. Creo que en este caso no se debe realizar una disyuntiva "fe" u "obras", sino que es más sano hablar de una fe demostrada por las obras o unas obras que corroboran la fe. Pero a nivel teológico cualquier católico asumiría sin más esta frase sobre la justificación del film: "Entonces, cuando el diablo te arroje tus pecados a la cara y declare que mereces la muerte y el infierno, dile esto: admito que merezco la muerte y el infierno, ¿y qué? Porque conozco a uno que sufrió y pagó un rescate por mí. Su nombre es Jesucristo, hijo de Dios, y donde él esté, allí también estaré yo."
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jaime salado
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