Primer golpe de la banda de Danny Ocean, de quien me estoy empezando a plantear si realmente hace algo en este grupito de ladrones. Tal parece que las ideas, los recursos, la iniciativa, el ingenio y los contactos los tiene el amigo Rusty, quien siempre está comiendo, nunca engorda, tiene un cuerpo escultural y a quien nunca se le ve haciendo ejercicio. Detallillos sin importancia.

Entretenida y dinámica desde el primer minuto, con un Soderbegh que le imprime estilo y carácter a una cinta que podría limitarse a lo típico y tópico como cualquier otra, pero a la que añade un reparto de altura, un sentido del humor inteligente y una naturalidad en los diálogos y en las relaciones personales que se agradece. La historia nos cuenta el robo de unos casinos propiedad del apuesto Andy García, un hombre frío, calculador y nuevo amante de la ex-mujer del protagonista Danny Ocean, interpretado por el más que guapo Clooney, siempre de una elegancia y un sutil atractivo que le hace más preciado a mis ojos que los miles de millones de dólares que pretenden agenciarse. Cuando se viste de esmoquin ya es oro puro.

Por supuesto, el plan no hay quien lo entienda, así que habrá que conformarse con el ambiente de las Vegas, los chispazos divertidos, el pase de modelos a cargo de Brad Pitt y George Clooney, la vidilla de saber cómo acabará todo y el devaneo de sesos para sacar algo en claro. Lo que repatea hasta la náusea es el desenlace a la relación entre Tess (Julia Roberts) y Danny, que no puede aceptarse bajo ningún concepto por la humillación que supone para él y el poco ímpetu que demuestra ella, que parece aceptar las cosas porque no hay nadie más apetecible a mano.

Simpática de ver. Y mejor entre amigos, igual que ellos.