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Drama
Suecia, mediados del siglo XIV. La Peste Negra asola Europa. Tras diez años de inútiles combates en las Cruzadas, el caballero sueco Antonius Blovk y su leal escudero regresan de Tierra Santa. Blovk es un hombre atormentado y lleno de dudas. En el camino se encuentra con la Muerte que lo reclama. Entonces él le propone jugar una partida de ajedrez, con la esperanza de obtener de Ella respuestas a las grandes cuestiones de la vida: la ... [+]
11 de enero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La muerte está segura de alcanzarte, que te deja una vida de ventaja para pillarte."
Nadie puede evadirse de la muerte. Desde el nacimiento tendrás que escapar de ella, aun sabiendo que, tarde o temprano, te alcanzará con sus pálidas manos.
Puede resultar irónico que sea la muerte la que otorgue y quite la vida. A unos los perdona tardíamente, a otros, sin embargo, los usa para afilar su guadaña. La muerte está siempre presente, siempre estará sobre tu hombro, sacándole brillo a su guadaña, para que cuando llegue el día su estocada sea letal.
Sería absurdo intentar correr más rápido que la muerte, pero, ¿No es la vida en sí misma una suma de complejidades absurdas? ¿No sería conveniente plantarle cara a la muerte y demostrar no tener temor a ella?
La muerte no se deja doblegar, no muestra piedad alguna. Sacia su sed mediante las almas que va coleccionando, pero nunca acabará por saciarse, la muerte es la única que puede permitirse pecar de codiciosa.
Es inútil jugar al ajedrez con ella, pues quedas sentenciado antes de empezar la partida. No la podrás engañar con una combinación de alfiles y caballos. De cualquier forma, la muerte, logrará un jaque mate.
YM
Nadie puede evadirse de la muerte. Desde el nacimiento tendrás que escapar de ella, aun sabiendo que, tarde o temprano, te alcanzará con sus pálidas manos.
Puede resultar irónico que sea la muerte la que otorgue y quite la vida. A unos los perdona tardíamente, a otros, sin embargo, los usa para afilar su guadaña. La muerte está siempre presente, siempre estará sobre tu hombro, sacándole brillo a su guadaña, para que cuando llegue el día su estocada sea letal.
Sería absurdo intentar correr más rápido que la muerte, pero, ¿No es la vida en sí misma una suma de complejidades absurdas? ¿No sería conveniente plantarle cara a la muerte y demostrar no tener temor a ella?
La muerte no se deja doblegar, no muestra piedad alguna. Sacia su sed mediante las almas que va coleccionando, pero nunca acabará por saciarse, la muerte es la única que puede permitirse pecar de codiciosa.
Es inútil jugar al ajedrez con ella, pues quedas sentenciado antes de empezar la partida. No la podrás engañar con una combinación de alfiles y caballos. De cualquier forma, la muerte, logrará un jaque mate.
YM
