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España España · MADRID
Voto de Spark:
8
Musical. Drama En Nueva York, después de trabajar toda la semana en una tienda de pinturas de Brooklyn, Tony Manero (John Travolta) se prepara esmeradamente para disfrutar de la noche del sábado en la disco: se empapa en colonia Brut, se pone una camisa de flores ajustada, pantalones de tela de gabardina y zapatos de plataforma. En la discoteca de moda, Tony deslumbrará a todos con lo que mejor sabe hacer: bailar. (FILMAFFINITY)
19 de mayo de 2015
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta de parranderos y de bailes genuína e icónica por derecho propio; "Fiebre del sábado noche" afortunadamente es mucho más que una mera excusa para una concatenación de números musicales brillantes (que también los tiene para gran dicha del espectador) con música talentosa y vivaz (y no solo de los Bee Gees, el film presenta una banda sonora original maravillosa y destacada que se ha convertido en una de las más vendidas de la historia).

Un año antes del memorable y lustroso musical "Grease", en el que John Travolta encarnó y conformó a un personaje recordado y célebre (Danny Zucco), el actor ya otorgó al Séptimo Arte otro personaje inolvidable y afamado (Tony Manero) en otro film para el recuerdo de desenfado y bailoteo.

En "Fiebre del sábado noche" se nos narran los avatares de Anthony "Tony" Manero (Travolta): un joven de 19 primaveras que vive con sus padres en los suburbios neoyorkinos. Tony es un chaval inmaduro, inquieto y revoltoso... pero con interesantes cavilaciones muy soterradas sobre la vulgaridad de su vida y su actitud hacia ella. Y es que Tony, que trabaja en un tienda de pinturas, es un "rebelde sin causa" irresponsable, malhablado, machista y "salidorro", sin ninguna aspiración o inquietud en la vida más que salir el sábado por la noche de juerga con sus amigos italo-americanos (otras "joyitas". Pues son tanto o más irresponsables, maleducados e inmaduros que Tony...además de bebedores y "pastilleros"), ligarse a chicas explosivas y hacerse el dueño del baile para el que tiene un don especial. Si Tony decide dar un giro a su vida o no... solo el film nos lo responderá... o no.

Porque Tony solo vive para su "sábado noche" en el que resplandece e irradia arte y vivacidad con bailes imposibles (excelentemente llevados a escena por John Badham) para asombro del público discotequero y del espectador. El resto de la semana Tony "malvive". No soy del tipo de personas amantes de la noche todas las semanas (soy más de vivir por el día y de disfrutar del deporte y la naturaleza), pero conozco a varios a los que no se les puede quitar sus noches de fin de semana sin dormir entre luces de discoteca y alcohol. Para todos aquellos que compartan esta afición, reconozco que están ante SU película. Pues no hay film como "Fiebre del sábado noche" que describa este estilo de vida con más oda, interés y calado (el especimen de "chulo de discoteca" jamás me ha parecido interesante y atrayente más que aquí, en "Fiebre del sábado noche").

Porque Tony Manero es un personaje de vida corriente (y por ello de lo más empático) sí, pero esa vida se narra con nervadura, engarce, emoción y naturalidad (la cinta no tiene puntos muertos). No estamos ante el súmun de la profundidad, la ventura y el trance argumental (a la cinta le falta bastante más riesgo, exhaltación y hondanada sobre las relaciones entre personajes) pero "Fiebre del sábado noche" describe con sensatez y sazón los avatares que vive la juventud precoz masculina. Entre deslumbrante baile y baile, "Fiebre del sábado noche" es aventuras metropolitanas de Tony Manero con la familia y la pandilla... aventuras de rivalidades pandilleras, de confrontaciones turbadoras con familia, amigos y ligues, de amores y desamores intensos y apresurados (está implícito en la edad)... y de varias dudas existenciales tratadas en el libreto con cabeza.

El guión se lleva pues a escena con diálogos descarados y auténticos, y acontecimientos continuados robustos y cuidados. Sin ser el mejor guión del planeta "Fiebre del sábado noche" me ha dado mucho más de lo que esperaba con situaciones cargadas de emoción, ponderación, mala baba, descaro y sensatez. El personaje de Tony es un antihéroe con atinados precedentes y un entorno complejo (esos padres que no valoran ni una sola virtud en su hijo, esos amigos perversos) y el espectador no gasta esfuerzo en mezclarse en este ambiente de Engelwood (y los actores están de lo más naturales. Destaca una atractiva Donna Pescow y un carismático John Travolta en su salsa... y nominado al Oscar merecidamente por este papel. Incluso convierte su estética desfasada de pantalones de campana, laca y festival de flores en las camisas en algo no irrisorio sino fascinante).

Pero evidentemente, donde más cuidado pone el metraje es en los momentos en el "Odisea 2001", la discoteca de moda del film (que por cierto, si todas las discotecas de baile fueran como ésta (con esos bailes pop al unísono, con ese suelo luminoso, con ese bar al estilo yanki tan cómodo, con ese DJ soltando piropos generales con tanto gusto...) admito que tendría más apego a ellas), donde la ambientación es sobresaliente y la combinación de música y coreografías es de matricula de honor, adictiva y recordable para siempre con gusto y regodeo. Fuera del Odisea 2001 la ambientación es correcta y natural pero no destacada. Lo mismo se puede decir de la realización de John Badham (que donde más se luce es en la original edición de los números musicales, claro está).

La cierto es que cuando no hay danzas en el Odisea 2001 el nivel del metraje baja (de sobresaliente a notable), pero el argumento (a pesar de hacerse un pelín redundante a partir de su último tercio) tiene el empaque, la solvencia y el celo suficiente como para interesar e implicar en varios visionados.

No es "El padrino", pero "Fiebre del sábado noche" es una muy buena película que no solo no decepciona al fan del cine de bailes y desmadres, sino que además le aporta más calado del esperado. "Fiebre del sábado noche" es un estandarte del cine musical.

Lo peor: La trama no evita algo de redundancia en la vida de Tony en el último tercio.
Lo mejor: La música, la estética discotequera, las coreografías, algunos de sus números musicales (ya memorables para la historia del cine) como...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Spark
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