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España España · Barcelona
Voto de Tombol:
7
Drama Daniel es hijo de Paul y Rochelle Isaacson, que fueron ejecutados en los Estados Unidos, 1950, acusados de ser espías soviéticos. En los años 60, Daniel, al que la vida de sus padres ha marcado profundamente, milita en el movimiento pacifista. (FILMAFFINITY)
11 de noviembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película toca muchos palos, aparte de los hechos objeto de autos. Más que la cuestión política, me ha parecido muy buena "Daniel" como instrumento que refleja el funcionamiento de la sociedad, de aquel momento y de ahora, nada ha cambiado. Lumet, un valiente, se atreve con un tema espinoso, teniendo en cuenta la historia de los EEUU del último siglo, y también un gran director, se mueve con maestría en la narración.

La película es biográfica, de alguna manera. Por tanto, más que el tema dramático, siendo Lumet, el tema a tratar va por otro lado. Lo reflejo en algunas de las observaciones que entiendo destacables:

1) Los hechos: "Daniel" no es concluyente, pero no importa. El ostracismo, el oscurantismo que el gobierno norteamericano vertió sobre los hechos es prácticamente una demostración de culpabilidad. No es algo nuevo, lo han hecho a menudo, es una técnica muy común, buscar chivos expiatorios, crear fantasmas demoníacos sobre los que la gente pueda volcar su miedo. El aparato estatal, antes y ahora, en cualquier país, sabe cómo hacer para sepultar cualquier forma de pensar que no guste...o para crear corrientes de pensamientos a base de difundir infamias.

2) El personaje de Hutton (Daniel) salpica la cinta con citas a las formas de proceder de los estados, a lo largo de la historia, para ejecutar a los disidentes. Lumet subraya lo común: Para las clases bajas, los peores horrores; las clases altas tenían otro status.

3) Anda lúcido Lumet, y atrevido, al señalar al orfanato o colegio como institución similar a la cárcel. Y es que lo es, aunque apenas nadie hoy día sea capaz de discernirlo, pero es la realidad. Los estudiosos del tema afirman, no en vano, que el sistema escolar moderno se creó para diseñar la psique de los individuos, quienes tenían mucho que mejorar para ser los elementos que necesitaban los Estados. También apunta Lumet a las universidades como Centros para adormecer, inutilizar, desarmar a la juventud; lástima que no lo desarrolle.

4) El manicomio, un clásico, también resulta enfocado. Y es que, aunque no es lo central, queda bien reflejado: No se puede saber si estás loco o no, si se puede hacer algo por ti, los tratamientos que se utilizan son para echarse a temblar, el protagonista intuye que su hermana no está enferma, pero no tiene pundonor para hacer lo que tiene que hacer. Quien ha conocido algún caso personal del asunto debería saber que digo la verdad.

5) La pena de muerte: No me decanto ni a favor ni en contra. Pero ver la manera en que procede al respecto el aparato del Estado es terrorífico. ¿Estarán desclasificados esos papeles? Lo dudo.

6) El aparato policial y judicial metido hasta las trancas en corrupción de Estado. O también en sugestión procedente del Estado. La escena del autobús es tremenda. La del juicio es cristalina.

7) Quizás Lumet esté arrastrado por alguna tendencia izquierdista, es posible, en la película yo veo sobre todo retrato del aparato institucional, la política queda por debajo de la denuncia institucional, al menos en mi opiniòn, y por eso es un grande. Si Lumet se hubiera dedicado a adoctrinar en política, hubiera sido un director mediocre.


En el aspecto formal, ha habido algunas cosas que no he encajado bien, como la escena de Hutton yendo a la consulta dentista, los primeros 20 minutos con esos diálogos algo sobrecargados...y el final, que me resulta más bien complaciente, aunque entiendo que Sidney ya había hecho bastante denuncia. Un 7,5.
Tombol
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